El Libro de Urantia. Urantia Foundation

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El Libro de Urantia - Urantia Foundation

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materiales.

      41:4.3 (459.7) Las estrellas que se están enfriando pueden ser físicamente gaseosas y tremendamente densas al mismo tiempo. Vosotros no estáis familiarizados con los supergases solares, pero estas y otras formas poco comunes de la materia explican cómo aun los soles no sólidos pueden alcanzar una densidad igual al hierro —aproximadamente la misma que Urantia— y sin embargo estar en un estado gaseoso altamente recalentado y continuar funcionando como soles. Los átomos en estos supergases densos son excepcionalmente pequeños; contienen pocos electrones. Dichos soles también han perdido en gran parte sus ultimatones libres de almacenamiento de energía.

      41:4.4 (460.1) Uno de los soles cercanos a vosotros, que comenzó la vida aproximadamente con la misma masa que el vuestro, se ha contraído actualmente a un tamaño como el de Urantia, habiéndose vuelto cuarenta mil veces más denso que vuestro sol. El peso de este sólido-gaseoso, caliente-frío, es aproximadamente de cincuenta y cinco kilogramos por centímetro cúbico. Y aun este sol brilla con un brillo leve rojizo, el resplandor senil de un moribundo monarca de luz.

      41:4.5 (460.2) La mayoría de estos soles sin embargo no son tan densos. Uno de vuestros vecinos más cercanos tiene una densidad exactamente igual a la de vuestra atmósfera a nivel del mar. Si estuvieras en el interior de este sol, no podrías discernir nada, y si lo permitiese la temperatura, podrías penetrar la mayoría de los soles que destellan en el cielo nocturno y no observarías más materia que la que puedes percibir en el aire en una sala de vuestras casas terrestres.

      41:4.6 (460.3) El masivo sol de Veluntia, uno de los más grandes en Orvonton, tiene una densidad que tan sólo es una milésima parte de la de la atmósfera de Urantia. Si su composición fuese similar a la de vuestra atmósfera y no estuviese supercalentada, sería tan vacío que los seres humanos se sofocarían rápidamente si estuviesen en él o dentro de él.

      41:4.7 (460.4) Otro de los gigantes de Orvonton ahora tiene una temperatura en la superficie aproximadamente de mil seiscientos grados (C). Su diámetro es de más de cuatrocientos ochenta millones de kilómetros —amplio lugar para acomodar vuestro sol y la órbita actual de la tierra. Y sin embargo, a pesar de su enorme tamaño, más de cuarenta millones de veces el de vuestro sol, su masa es tan sólo treinta veces mayor. Estos enormes soles tienen un reborde de exceso que alcanza casi de uno al otro.

      41:5.1 (460.5) El hecho de que los soles del espacio no son muy densos se comprueba por la corriente constante de energías de luz en escape. Una densidad excesiva retendría la luz por opacidad hasta que la presión de la energía luz alcance el punto de explosión. Hay una tremenda presión de luz o gas dentro de un sol, que es la que hace que éste envíe un rayo tan poderoso de energía como para penetrar el espacio a través de millones y millones de kilómetros para energizar, iluminar y calentar los planetas distantes. Cinco metros de densidad de superficie de Urantia prevendrían efectivamente el escape de todos los rayos X y de las energías de luz de un sol, hasta el momento en que el aumento de la presión interna de las energías que se acumulan como resultado de la desmembración atómica vencería la gravedad con una tremenda explosión hacia afuera.

      41:5.2 (460.6) La luz, en presencia de gases propulsivos, es altamente explosiva cuando se confina a temperaturas altas por paredes opacas de retención. La luz es real. Según valoráis la energía y el poder en vuestro mundo, la luz del sol sería económica aunque costara dos millones de dólares por kilo.

      41:5.3 (460.7) El interior de vuestro sol es un vasto generador de rayos X. Los soles son sostenidos desde adentro por un bombardeo incesante de estas poderosas emanaciones.

      41:5.4 (460.8) Se requieren más de medio millón de años para que un electrón estimulado por los rayos X se abra camino desde el centro mismo de un sol promedio, hasta la superficie solar, desde la cual comienza su aventura espacial, tal vez para calentar un planeta habitado, o para ser captado por un meteoro, o para participar en el nacimiento de un átomo, o para ser atraído por una isla oscura altamente cargada del espacio o para encontrar el fin de su vuelo espacial en una caída final a la superficie de un sol similar al que le diera origen.

      41:5.5 (461.1) Los rayos X del interior de un sol cargan con suficiente energía a los electrones altamente recalentados y agitados como para ser impulsados a través del espacio hasta las distantes esferas de los sistemas remotos, pasando por las muchas influencias obstaculizantes de materia que se le interponen y a pesar de las atracciones divergentes de la gravedad. La gran energía de velocidad requerida para escapar a la aprehensión de la gravedad de un sol es suficiente para asegurar que el rayo de sol viajará con velocidad ininterrumpida hasta encontrar considerables masas de materia; en cuyo momento se transforma rápidamente en calor con la liberación de otras energías.

      41:5.6 (461.2) La energía, ya sea de luz o de otras formas, en su vuelo a través del espacio se traslada hacia adelante en línea recta. Las auténticas partículas de existencia material atraviesan el espacio como un disparo. Proceden en línea recta e ininterrumpida excepto cuando reciben el impacto de fuerzas superiores, y excepto en cuanto siempre obedecen la atracción de la gravedad lineal sobre la masa material y la presencia de la gravedad circular de la Isla del Paraíso.

      41:5.7 (461.3) Puede parecer que la energía solar es impulsada en ondas, pero eso se debe a la acción de influencias coexistentes y diversas. Una forma dada de energía organizada no procede en ondas sino en líneas rectas. La presencia de una segunda o tercera forma de energía de fuerza puede ocasionar que la corriente bajo observación parezca viajar en una formación en ondas, así como, en una tormenta enceguecedora acompañada por fuertes vientos, el agua parece a veces caer en forma de cortina o descender en oleadas. Las gotas de lluvia caen en una línea recta de sucesión ininterrumpida, pero la acción del viento es tal como para producir un aspecto visible de cortinas de agua y de oleadas de gotas de lluvia.

      41:5.8 (461.4) La acción de ciertas energías secundarias y otras no descubiertas que están presentes en las regiones espaciales de vuestro universo local es tal, que las emanaciones de luz solar parecen ejecutar ciertos fenómenos ondulados así como desintegrarse en porciones infinitesimales de longitud y peso definidos. Desde un punto de vista práctico, eso es exactamente lo que sucede. Difícilmente podéis esperar llegar a una mejor comprensión de la conducta de la luz hasta el momento en que adquiráis un concepto más claro de la interacción e interrelación de las varias fuerzas espaciales y energías solares que operan en las regiones del espacio de Nebadon. Vuestra confusión actual también se debe a vuestra comprensión incompleta de este problema en cuanto se refiere a las actividades interasociadas del control personal y no personal del universo maestro —las presencias, las actuaciones y la coordinación del Actor Conjunto y del Absoluto No Cualificado.

      41:6.1 (461.5) Al descifrar los fenómenos del espectro, debe recordarse que el espacio no está vacío; que la luz, al atravesar el espacio, es a veces ligeramente modificada por las varias formas de energía y materia que circulan en todo el espacio organizado. Algunas de las líneas que indican materia desconocida que aparecen en el espectro de vuestro sol se deben a las modificaciones de elementos bien conocidos que están flotando por todo el espacio en forma desintegrada, las víctimas atómicas de los feroces encuentros de las batallas elementales solares. El espacio está lleno de estos escombros errantes, especialmente de sodio y calcio.

      41:6.2 (461.6) El calcio es, de hecho, el elemento principal de la permeación material del espacio en todo Orvonton. Todo nuestro superuniverso está lleno de piedra altamente pulverizada. La piedra es literalmente la materia básica de construcción de los planetas y las esferas del espacio. La nube cósmica, el gran manto espacial, consiste en su mayor parte en átomos modificados de calcio. El átomo de piedra es uno de los más comunes

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