El Libro de Urantia. Urantia Foundation

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El Libro de Urantia - Urantia Foundation

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personal en progresiva conformidad a la voluntad divina de un Dios personal. Ni la ciencia, ni la filosofía, ni la teología pueden validar la personalidad de Dios. Solamente la experiencia personal de los hijos de fe del Padre celestial puede efectuar la realización espiritual actual de la personalidad de Dios.

      1:7.6 (31.6) Los conceptos más altos de personalidad de universo implican: identidad, autoconciencia, autovoluntad, y la posibilidad de autorrevelación. Y estas características presuponen además comunidad con otras personalidades del mismo nivel, tal como la que existe en las asociaciones de personalidad de las Deidades Paradisiacas. Y la unidad absoluta de estas asociaciones es tan perfecta que la divinidad llega a conocerse por su indivisibilidad, por su unicidad. «El Señor Dios es uno ». La indivisibilidad de la personalidad no interfiere con el hecho de que Dios otorga su espíritu para vivir en el corazón de los hombres mortales. La indivisibilidad de la personalidad de un padre humano no previene la reproducción de hijos e hijas mortales.

      1:7.7 (31.7) Este concepto de la indivisibilidad en asociación con el concepto de la unidad implica una trascendencia de tiempo y espacio por la Ultimidad de la Deidad; por tanto ni el espacio ni el tiempo pueden ser absolutos ni infinitos. La Primera Fuente y Centro es esa infinidad quien trasciende no cualificadamente toda mente, toda materia, y todo espíritu.

      1:7.8 (31.8) El hecho de la Trinidad Paradisiaca no viola en modo alguno la verdad de la unidad divina. Las tres personalidades de la Deidad Paradisiaca son una en todas las reacciones a la realidad del universo y en todas las relaciones con las criaturas. Ninguna de estas tres personas eternas viola la verdad de la indivisibilidad de la Deidad. Estoy plenamente consciente de que no dispongo de un idioma adecuado para explicar claramente a la mente mortal cómo vemos nosotros estos problemas del universo. Pero vosotros no debéis desalentaros; no todas estas cosas resultan completamente claras ni aun para las altas personalidades que pertenecen a mi grupo de seres del Paraíso. Recordad siempre que estas profundas verdades relacionadas con la Deidad se esclarecerán cada vez más, a medida que vuestra mente se espiritualice progresivamente durante las épocas sucesivas del largo ascenso mortal al Paraíso.

      1:7.9 (32.1) [Presentado por un Consejero Divino, miembro de un grupo de personalidades celestiales encargadas por los Ancianos de los Días en Uversa, sede del gobierno del séptimo superuniverso, de supervisar aquellas porciones de esta revelación inminente que tienen que ver con los asuntos allende los límites del universo local de Nebadon. He sido comisionado para patrocinar aquellos documentos que describen la naturaleza y atributos de Dios, porque represento la fuente de información más elevada de que se dispone para tal fin en cualquier mundo habitado. He servido como Consejero Divino en todos los siete superuniversos y he residido por mucho tiempo en el centro paradisiaco de todas las cosas. Muchas veces he disfrutado del placer supremo de una estancia en la presencia personal inmediata del Padre Universal. Describo la realidad y la verdad de la naturaleza y atributos del Padre con indisputable autoridad; yo sé de qué hablo.]

      El libro de Urantia

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      Documento 2

      2:0.1 (33.1) PUESTO que el concepto más elevado que el hombre puede tener de Dios está contenido dentro de la idea y el ideal humanos de una personalidad primordial e infinita, es permisible, y puede resultar útil, estudiar ciertas características de la naturaleza divina que constituyen el carácter de la Deidad. La naturaleza de Dios puede comprenderse lo mejor por la revelación del Padre que Micael de Nebadon desplegó en sus múltiples enseñanzas y en su extraordinaria vida mortal en la carne. El hombre también puede comprender mejor la naturaleza divina si éste se considera a sí mismo como un hijo de Dios y mira al Creador del Paraíso como su verdadero Padre espiritual.

      2:0.2 (33.2) La naturaleza de Dios puede estudiarse en una revelación de ideas supremas, el carácter divino puede considerarse como una representación de ideales excelsos, pero la más esclarecedora y espiritualmente edificante de todas las revelaciones de la naturaleza divina ha de hallarse en la comprensión de la vida religiosa de Jesús de Nazaret, tanto antes como después de que alcanzara plena conciencia de la divinidad. Si la vida encarnada de Micael se toma como antecedente de la revelación de Dios al hombre, podemos intentar poner en símbolos verbales humanos ciertas ideas e ideales respecto a la naturaleza divina que acaso pueden contribuir a una mayor iluminación y unificación del concepto humano de la naturaleza y el carácter de la personalidad del Padre Universal.

      2:0.3 (33.3) En todos nuestros esfuerzos por aumentar y espiritualizar el concepto humano de Dios, nos vemos grandemente impedidos por la limitada capacidad de la mente mortal. También estamos gravemente impedidos en la ejecución de nuestra tarea por las limitaciones de lenguaje y por la pobreza del material que se puede utilizar con fines de ilustración o comparación en nuestros esfuerzos para describir los valores divinos y presentar los significados espirituales a la mente finita y mortal del hombre. Todos nuestros esfuerzos por ampliar el concepto humano de Dios serían poco menos que inútiles excepto por el hecho de que el Ajustador otorgado del Padre Universal reside en la mente mortal y la impregna el Espíritu de la Verdad del Hijo Creador. Dependiendo, por lo tanto, de la presencia de estos espíritus divinos en el corazón del hombre para que les asistan en la ampliación del concepto de Dios, emprendo con regocijo la ejecución de mi mandato en el sentido de intentar la descripción más amplia de la naturaleza de Dios para la mente del hombre.

      2:1.1 (33.4) «En cuanto al infinito, no podemos encontrarlo. No se conocen las huellas divinas». «Su comprensión es infinita y su grandeza es inescrutable». La enceguecedora luz de la presencia del Padre es tal que para sus criaturas bajas él aparentemente «mora en la espesa tiniebla». No sólo son sus pensamientos y planes inescrutables, sino que «él hace innumerables cosas grandes y maravillosas». «Dios es grande; no lo comprendemos, ni puede contarse el número de sus años». «¿Habitará verdaderamente Dios en la tierra? Mirad, el cielo (el universo) y el cielo de los cielos (el universo de universos) no pueden contenerlo». «¡Cuán inescrutables son sus juicios e indescifrables sus caminos!»

      2:1.2 (34.1) «No hay sino un Dios, el Padre infinito, quien también es un Creador fiel». «El Creador divino es también el Ordenador Universal, la fuente y destino de las almas. Él es el Alma Suprema, la Mente Primordial, y el Espíritu Ilimitado de toda la creación». «El Gran Controlador no comete errores. Él resplandece en majestad y gloria». «Dios el Creador está completamente exento de temor y enemistad. Es in-mortal, eterno, existente por sí mismo, divino y magnánimo». «¡Cuán puro y hermoso, cuán profundo e insondable es el excelso Antecesor de todas las cosas!» «El Infinito es más excelente por lo que él se imparte a sí mismo a los hombres. Es el principio y el fin, el Padre de todo propósito bueno y perfecto». «Con Dios todas las cosas son posibles; el Creador eterno es la causa de las causas».

      2:1.3 (34.2) A pesar de la infinidad de las maravillosas manifestaciones de la personalidad eterna y universal del Padre, él es ilimitadamente autoconsciente de su infinidad y de su eternidad; del mismo modo conoce plenamente su perfección y su poder. Él es el único ser en el universo, además de sus divinos coordinados, que experimenta una perfecta, propia, y completa evaluación de sí mismo.

      2:1.4 (34.3) El Padre satisface, constante e infatigablemente, la necesidad de las diferenciales de demanda de él, según ésta cambia de tiempo en tiempo, en varias secciones de su universo maestro. El gran

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