El Libro de Urantia. Urantia Foundation

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El Libro de Urantia - Urantia Foundation

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potencialmente presente en los circuitos de mente del Actor Conjunto, también está potencialmente presente en las tensiones del Absoluto Universal. Pero la mente del orden humano es una dádiva de las Hijas del Actor Conjunto, las Ministras Divinas de los universos en evolución.

      3:1.9 (46.1) El espíritu omnipresente del Padre Universal está coordinado con la función de la presencia universal del espíritu del Hijo Eterno y el sempiterno potencial divino del Absoluto de Deidad. Pero ni la actividad espiritual del Hijo Eterno y sus Hijos Paradisiacos ni los otorgamientos de la mente del Espíritu Infinito parecen excluir la acción directa de los Ajustadores del Pensamiento, los fragmentos de Dios que residen en los corazones de sus hijos criaturas.

      3:1.10 (46.2) Respecto a la presencia de Dios en un planeta, sistema, constelación o universo, o el grado de tal presencia en cualquier unidad creacional, es una medida del grado de la presencia en evolución del Ser Supremo: está determinada por el reconocimiento global de Dios y la lealtad a él de parte de la vasta organización universal, que se extiende hasta los sistemas y planetas mismos. Por esto mismo, a veces, con la esperanza de conservar y salvaguardar estas fases de la valiosa presencia de Dios, que algunos planetas (e incluso sistemas) ahogados en la tiniebla espiritual, se someten en cierto sentido a una cuarentena, o parcialmente se aíslan del intercambio con las unidades más grandes de la creación. Y todo esto, tal como funciona en Urantia, es una reacción de defensa espiritual de la mayoría de los mundos para salvarse a sí mismos, dentro de lo posible, de sufrir las consecuencias aislantes de las acciones alienantes de una minoría testaruda, malvada y rebelde.

      3:1.11 (46.3) Si bien el Padre incluye paternalmente en los circuitos a todos sus hijos —a todas las personalidades—, su influencia sobre ellos está limitada por la lejanía de su origen de la Segunda y Tercera Personas de la Deidad y aumenta a medida que el logro del destino de ellos se acerca a estos niveles. El hecho de la presencia de Dios en las mentes de las criaturas está determinado por si están o no habitados por fragmentos del Padre, tales como los Monitores Misteriosos, pero su presencia efectiva está determinada por el grado de cooperación concedido a estos Ajustadores por la mente en la cual residen.

      3:1.12 (46.4) Las fluctuaciones de la presencia del Padre no se deben a la mutabilidad de Dios. El Padre no se retira en reclusión porque haya sido desairado; su afecto no se enajena debido a la mala acción de la criatura. Más bien, sus hijos, habiendo sido dotados con el poder de elección (respecto de él), en el ejercicio de esa elección, determinan directamente el grado y limitaciones de la influencia divina del Padre en sus propios corazones y almas. El Padre se ha entregado libremente a nosotros sin límite y sin favor. No muestra preferencia de personas, planetas, sistemas o universos. En los sectores del tiempo, sólo confiere honores diferenciales a las personalidades paradisiacas de Dios el Séptuplo, los creadores coordinados de los universos finitos.

      3:2.1 (46.5) Todos los universos saben que «el Señor Dios Todopoderoso reina». Los asuntos de este mundo y de otros mundos están divinamente supervisados. «Él obra según su voluntad en el ejército del cielo y entre los habitantes de la tierra». Es eternamente cierto, «no hay poder sino el de Dios».

      3:2.2 (46.6) Dentro de los límites de lo que es consecuente con la naturaleza divina, es literalmente cierto que «con Dios todas las cosas son posibles». El lento y prolongado proceso de pueblos, planetas y universos está bajo el perfecto control de los creadores y administradores universales y se desarrolla de acuerdo con el eterno propósito del Padre Universal, procediendo en armonía y orden y en conformidad con el omnisapiente plan de Dios. Sólo existe un único legislador. Él sostiene los mundos en el espacio y hace girar los universos en torno al infinito círculo del circuito eterno.

      3:2.3 (47.1) De todos los atributos divinos, su omnipotencia, especialmente tal como prevalece en el universo material, es la mejor comprendida. Visto como un fenómeno no espiritual, Dios es energía. Esta declaración de un hecho físico se basa en la incomprensible verdad de que la Primera Fuente y Centro es la causa fundamental de los fenómenos físicos universales de todo el espacio. De esta actividad divina se deriva toda la energía física y otras manifestaciones materiales. La luz, es decir, la luz sin calor, es otra de las manifestaciones no espirituales de las deidades. Y hay aún otra forma de energía no espiritual que hasta ahora es virtualmente desconocida en Urantia, pues aún no se le ha distinguido.

      3:2.4 (47.2) Dios controla todo el poder; él ha abierto «un camino para el relámpago»; ha ordenado los circuitos de toda la energía. Él ha decretado el momento y la forma de las manifestaciones de todas las formas de la energía y la materia. Y contiene todas estas cosas eternamente en su control sempiterno: en el control gravitacional que se centra en el bajo Paraíso. La luz y la energía del Dios eterno giran por siempre en torno a su majestuoso circuito de la procesión infinita pero ordenada de las huestes estelares que componen el universo de los universos. Toda la creación gira eternamente alrededor del centro de la Personalidad Paradisiaca de todas las cosas y todos los seres.

      3:2.5 (47.3) La omnipotencia del Padre pertenece a la dominación ubicua del nivel absoluto, en donde las tres energías, material, mental y espiritual, son indistinguibles en estrecha proximidad a él: la Fuente de todas las cosas. La mente de la criatura, no siendo ni monota ni espíritu del Paraíso, no responde directamente al Padre Universal. Dios se ajusta a la mente imperfecta de los mortales de Urantia a través de los Ajustadores del Pensamiento.

      3:2.6 (47.4) El Padre Universal no es una fuerza transitoria, un poder cambiante, ni una energía fluctuante. El poder y la sabiduría del Padre son completamente adecuados para enfrentar todas y cada una de las exigencias del universo. Según se producen las emergencias de la experiencia humana, él las ha previsto todas, y por lo tanto no reacciona a los asuntos del universo de manera indiferente sino más bien de acuerdo con los dictados de la sabiduría eterna y en consonancia con los mandatos del juicio infinito. A pesar de su apariencia, el poder de Dios no funciona en el universo como una fuerza ciega.

      3:2.7 (47.5) A veces surgen situaciones en las cuales parece que se han tomado medidas de emergencia, que se han suspendido las leyes naturales, que se han reconocido inadaptaciones, y que se está haciendo un esfuerzo para rectificar la situación; pero esto no es así. Estos conceptos de Dios se originan en el limitado alcance de vuestro punto de vista, en la finitud de vuestra comprensión, y en la esfera circunscrita de vuestro examen; tal malentendido de Dios se debe a la profunda ignorancia en que os halláis respecto a la existencia de las leyes superiores del reino, la magnitud del carácter del Padre, la infinidad de sus atributos, y el hecho de su libre albedrío.

      3:2.8 (47.6) Las criaturas planetarias habitadas por el espíritu de Dios, esparcidas aquí y allá por todos los universos del espacio, son tan casi infinitas en número y orden, sus intelectos son tan diversos, sus mentes son tan limitadas y a veces tan torpes, su visión es tan reducida y localizada, que es casi imposible formular generalizaciones sobre la ley que expresen adecuadamente los atributos infinitos del Padre y al mismo tiempo sean en alguna medida comprensibles para estas inteligencias creadas. Por consiguiente, para vosotros las criaturas, muchos de los actos del Creador todopoderoso parecen arbitrarios, indiferentes y con frecuencia, insensibles y crueles. Pero nuevamente os aseguro que no es verdad. Todas las acciones de Dios responden a un propósito son inteligentes, sabias, generosas y eternamente atentas al mejor bien, no siempre de un ser específico, una raza determinada, un planeta específico, o incluso de un universo determinado; pero sí para el bienestar y mejor bien de todos, desde los más bajos hasta los más altos. En las edades del tiempo a veces puede parecer que el bienestar de la parte difiere del bienestar del todo; en el círculo de la eternidad tales diferencias aparentes no existen.

      3:2.9 (48.1) Somos todos parte de la familia de Dios, y por lo tanto a veces debemos participar de la disciplina de la familia. Muchas de las acciones de Dios que tanto nos perturban y confunden son el resultado de las decisiones y dictámenes

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