El Libro de Urantia. Urantia Foundation

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El Libro de Urantia - Urantia Foundation

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de la personalidad de perfección, cuyo examen, visión, y solicitud abarcan el bienestar más elevado y eterno de toda su vasta y extendida creación.

      3:2.10 (48.2) Ocurre pues que vuestro punto de vista, aislado, seccional, finito, burdo y altamente materialista, y las limitaciones inherentes a la naturaleza de vuestro ser constituyen tal impedimento que sois incapaces de ver, comprender o conocer la sabiduría y bondad de muchos de los actos divinos que os parecen cargados de una crueldad tan aplastante y caracterizados por la indiferencia tan extrema para el consuelo y bienestar, la felicidad planetaria y la prosperidad personal de vuestros semejantes. Es a causa de las limitaciones de la visión humana, es debido a vuestro entendimiento restringido y a vuestra comprensión finita, que equivocáis los motivos de Dios y pervertís sus propósitos. Pero muchas cosas ocurren en los mundos evolutivos que no corresponden a las acciones personales del Padre Universal.

      3:2.11 (48.3) La omnipotencia divina está perfectamente coordinada con los otros atributos de la personalidad de Dios. Ordinariamente, el poder de Dios sólo está limitado en su manifestación espiritual en el universo por tres condiciones o situaciones:

      3:2.12 (48.4) 1. Por la naturaleza de Dios, especialmente su amor infinito, por la verdad, la belleza y la bondad.

      3:2.13 (48.5) 2. Por la voluntad de Dios, su ministerio de misericordia y la relación paternal con las personalidades del universo.

      3:2.14 (48.6) 3. Por la ley de Dios, por la rectitud y justicia de la eterna Trinidad del Paraíso.

      3:2.15 (48.7) Dios es ilimitado en poder, divino en naturaleza, final en voluntad, infinito en atributos, eterno en sabiduría, y absoluto en realidad. Pero todas estas características del Padre Universal están unificadas en la Deidad y universalmente expresadas en la Trinidad del Paraíso y en los divinos Hijos de la Trinidad. Por lo demás, fuera del Paraíso y del universo central de Havona, todo lo que pertenece a Dios está limitado por la presencia evolutiva del Supremo, condicionado por la presencia eventuante del Último, y coordinado por los tres absolutos existenciales: el Absoluto de Deidad, el Absoluto Universal y el Absoluto No Cualificado. Y la presencia de Dios está así limitada porque tal es la voluntad de Dios.

      3:3.1 (48.8) «Dios sabe todas las cosas». La mente divina está consciente de y familiarizada con el pensamiento de toda la creación. Su conocimiento de los acontecimientos es universal y perfecto. Las entidades divinas que proceden de él son parte de él; aquél que «equilibra las nubes» es también «perfecto en conocimiento». «Los ojos del Señor están en todas partes». Vuestro gran maestro dijo refiriéndose al gorrión insignificante, «ni uno de ellos caerá a la tierra sin que mi Padre lo sepa», y también «hasta los cabellos de vuestra cabellera están numerados». «Él cuenta el número de las estrellas; y las llama a todas por su nombre».

      3:3.2 (49.1) El Padre Universal es la única personalidad en todo el universo que realmente conoce el número de las estrellas y los planetas del espacio. Todos los mundos de todos los universos están constantemente en el ámbito de la conciencia de Dios. Dice él también: «Con seguridad he visto la aflicción de mi pueblo, he oído su llanto y conozco sus pesares». Porque «el Señor mira desde el cielo; contempla a todos los hijos de los hombres; desde el lugar de su habitación mira a todos los habitantes de la tierra». Cada hijo creado puede decir en verdad: «El conoce el camino que tomo, y cuando me haya puesto a prueba, saldré como el oro». «Dios conoce nuestro sentarnos y nuestro levantarnos; el comprende nuestros pensamientos desde lejos y conoce todos nuestros caminos». «Todas las cosas están desnudas y se abren ante los ojos de aquél con quien tenemos que ver». Y debería ser consuelo auténtico para todo ser humano comprender que «él conoce vuestro cuerpo; y recuerda que sois polvo». Jesús, al hablar del Dios viviente, dijo: «Vuestro Padre sabe qué necesitáis aun antes de que vosotros se lo pidáis».

      3:3.3 (49.2) Dios posee un poder ilimitado para saber todas las cosas; su conciencia es universal. Su circuito personal incluye a todas las personalidades, y su conocimiento hasta de las criaturas inferiores es complementado indirectamente mediante la serie descendente de Hijos divinos y directamente a través de los Ajustadores del Pensamiento. Además, el Espíritu Infinito está presente constantemente en todas partes.

      3:3.4 (49.3) No estamos completamente seguros de si Dios elige o no conocer de antemano los sucesos pecaminosos. Pero aunque Dios preconozca las acciones de libre albedrío de sus hijos, tal preconocimiento no abroga en lo más mínimo la libertad de ellos. Una cosa es segura: A Dios no le sorprende nada.

      3:3.5 (49.4) La omnipotencia no implica el poder de hacer lo no factible, la acción que no sea divina; tampoco implica la omnisciencia el conocimiento de lo que no puede conocerse. Pero la mente finita difícilmente puede comprender tales declaraciones. Es muy poco propable que la criatura pueda entender el alcance y las limitaciones de la voluntad del Creador.

      3:4.1 (49.5) La sucesiva investidura de sí mismo a los universos a medida que éstos son hechos existentes no disminuye de ningún modo el potencial de poder ni la reserva de sabiduría que siguen residiendo y reposando en la personalidad central de la Deidad. En potencial de fuerza, sabiduría y amor, el Padre no ha menguado nunca su posesión ni se ha despojado de atributo alguno de su gloriosa personalidad como resultado de su dádiva ilimitada de sí mismo a los Hijos Paradisiacos, a sus creaciones subordinadas, y a las múltiples criaturas de estas creaciones.

      3:4.2 (49.6) La creación de cada universo nuevo exige un nuevo ajuste de la gravedad; pero incluso si la creación continuará indefinida y eternamente, incluso hasta el infinito, de manera que finalmente la creación material existiese sin limitaciones, aun así el poder de control y coordinación que reside en la Isla del Paraíso equivaldría al dominio, control y coordinación de tal universo infinito, y sería adecuado para él. Posteriormente a esta concesión de fuerza y poder ilimitados sobre un universo sin límites, el Infinito aún estaría sobrecargado con el mismo grado de fuerza y energía; el Absoluto No Cualificado no sufriría ningún menoscabo; Dios seguiría poseyendo el mismo potencial infinito, como si no se hubiesen vertido fuerza, energía y poder para dotar a universo tras universo.

      3:4.3 (50.1) Lo mismo ocurre respecto a la sabiduría: el hecho de que la mente se distribuya tan libremente para el pensamiento de los dominios de ningún modo empobrece en lo más mínimo la fuente central de la sabiduría divina. A medida que se multiplican los universos, y los seres de los dominios aumentan en número hasta los límites de la comprensión, aunque la mente continúe sin fin prodigándose estos seres de elevada o inferior condición, la personalidad central de Dios seguirá no obstante abarcando la misma mente eterna, infinita y omnisapiente.

      3:4.4 (50.2) El hecho de que él envíe espíritus mensajeros procedentes de sí mismo para que habiten en los hombres y las mujeres de vuestro mundo y de otros mundos, no disminuye en modo alguno su capacidad de funcionar como personalidad de espíritu divina y todopoderosa; y no existe límite ninguno al grado o número de estos Monitores espirituales que él pueda y desee enviar. Este don de sí mismo a sus criaturas crea una ilimitada, casi inconcebible posibilidad futura de existencias progresivas y sucesivas para estos mortales divinamente dotados. Y esta pródiga distribución de sí mismo en forma de estas entidades espirituales ministradoras de ninguna manera disminuye la sabiduría y la perfección de verdad y conocimiento que reposan en la persona del Padre todoprudente, omnisapiente y omnipotente.

      3:4.5 (50.3) Para los mortales del tiempo hay un futuro, pero Dios habita la eternidad. Aunque provengo de muy cerca de la morada misma de la Deidad, no puedo presumir de hablar con perfección de entendimiento respecto a la infinidad de muchos de los atributos divinos. Tan sólo la infinidad de mente puede comprender plenamente la infinidad de existencia

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