El Libro de Urantia. Urantia Foundation

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу El Libro de Urantia - Urantia Foundation страница 63

Автор:
Серия:
Издательство:
El Libro de Urantia - Urantia Foundation

Скачать книгу

mundo, es una cualificación de las leyes de la perfección por los planes evolutivos del universo local. ¡Qué farsa adorar la naturaleza porque en un sentido limitado, cualificado, está penetrada por Dios; por ser una fase del poder universal y por lo tanto divino! La naturaleza también es una manifestación inconclusa e incompleta de las elaboraciones imperfectas del desarrollo, crecimiento y progreso de un experimento universal de evolución cósmica.

      4:2.7 (57.4) Los defectos aparentes del mundo natural no son indicios de ningún defecto correspondiente en el carácter de Dios. Más bien las imperfecciones que se observan son meramente las inevitables y momentáneas interrupciones en la proyección de una película infinita. Son estas mismas interrupciones-defectos de la continuidad-perfección las que permiten que la mente finita del hombre material obtenga una visión fugaz de la realidad divina en el tiempo y en el espacio. Las manifestaciones materiales de la divinidad parecen defectuosas en la mente evolutiva del hombre, sólo porque el hombre mortal persiste en visualizar los fenómenos de la naturaleza a través de los ojos naturales, por medio de la visión humana sin la ayuda de mota morontiana ni de la revelación, su sustituto compensatorio en los mundos del tiempo.

      4:2.8 (57.5) Y la naturaleza está desfigurada, su hermoso rostro marcado, sus rasgos marchitos por la rebelión, la mala conducta, los malos pensamientos de miríadas de criaturas que son parte de la naturaleza, pero que han contribuido a su desfiguración en el tiempo. No, la naturaleza no es Dios. La naturaleza no es objeto de adoración.

      4:3.1 (57.6) Por largo tiempo ha creído el hombre que Dios es semejante a él. Dios no es celoso, no lo ha sido nunca ni lo será jamás del hombre ni de ningún otro ser del universo de los universos. Sabiendo que el Hijo Creador pretendía que el hombre fuese la obra maestra de la creación planetaria, el soberano de la tierra entera, el verle dominado por sus pasiones más bajas, el espectáculo de su sumisión ante ídolos de madera, de piedra y de oro, y su ambición egoísta, estas sórdidas escenas mueven a Dios y a sus Hijos a ser celosos por el hombre, pero nunca de él.

      4:3.2 (57.7) El Dios eterno es incapaz de cólera ni de ira en el sentido de estas emociones humanas y tal como el hombre entiende esas reacciones. Estos sentimientos son bajos y despreciables, indignos de ser llamados humanos, mucho menos divinos; y tales actitudes son absolutamente ajenas a la naturaleza perfecta y al carácter misericordioso del Padre Universal.

      4:3.3 (58.1) Gran, muy gran, parte de la dificultad que tienen los mortales de Urantia para comprender a Dios se debe a las vastas consecuencias de la rebelión de Lucifer y a la traición de Caligastia. En los mundos no segregados por el pecado, las razas evolutivas son capaces de formular ideas mucho mejores sobre el Padre Universal; sufren menos confusión, distorsión y perversión de concepto.

      4:3.4 (58.2) Dios no se arrepiente de nada de lo que ha hecho, de lo que hace o de lo que hará. Él es omnisapiente a la vez que omnipotente. La sabiduría del hombre nace de las pruebas y los errores de la experiencia humana; la sabiduría de Dios consiste en la perfección no cualificada de su infinito discernimiento universal, y este preconocimiento divino dirige eficazmente la libre voluntad creadora.

      4:3.5 (58.3) El Padre Universal nunca hace nada que cause posteriormente dolor o arrepentimiento, pero las criaturas volitivas planeadas y hechas por sus personalidades creadoras en los universos remotos, a veces, por su infortunada elección, producen emociones de pesar divino en las personalidades de sus padres Creadores. Pero aunque el Padre nunca comete errores, ni abriga arrepentimientos, ni experimenta dolor, es un ser con afecto de padre y su corazón indudablemente se acongoja cuando sus hijos no consiguen alcanzar los niveles espirituales que son capaces de lograr con la ayuda que tan libremente se les ha brindado mediante los planes de desarrollo espiritual y la política de ascensión de los mortales de los universos.

      4:3.6 (58.4) La bondad infinita del Padre está fuera de la comprensión de la mente finita del tiempo; de aquí que siempre deba proveerse un contraste comparativo con el mal (no el pecado) para demostrar efectivamente todas las fases de la bondad relativa. El imperfecto discernimiento mortal puede entender la perfección de la bondad divina, solamente por su contrastante asociación con la imperfección relativa en las relaciones del tiempo y la materia en los movimientos del espacio.

      4:3.7 (58.5) El carácter de Dios es infinitamente superhumano; por lo tanto, dicha naturaleza de divinidad debe personalizarse, como lo hace en los Hijos divinos, antes de que pueda ser comprendida siquiera por la fe en la mente finita del hombre.

      4:4.1 (58.6) Dios es el único ser estacionario, autocontenido e inmutable en la totalidad del universo de los universos, que no tiene exterior, más allá, pasado ni futuro. Dios es energía con propósito (espíritu creador) y voluntad absoluta, y estos atributos son autoexistentes y universales.

      4:4.2 (58.7) Puesto que Dios es autoexistente, es absolutamente independiente. La identidad misma de Dios es opuesta al cambio. «Yo, el Señor, no cambio». Dios es inmutable; pero hasta que vosotros no hayáis alcanzado el estado paradisiaco, no podréis siquiera comenzar a comprender cómo Dios puede pasar de la simplicidad a la complejidad, de la identidad a la variación, de la inmovilidad al movimiento, de la infinidad a la finitud, de lo divino a lo humano, y de la unidad a la dualidad y a la triunidad. Así pues, Dios puede modificar las manifestaciones de su absolutez porque la inmutabilidad divina no implica inmovilidad; Dios tiene voluntad: él es la voluntad.

      4:4.3 (58.8) Dios es el ser de autodeterminación absoluta; no hay límites a sus reacciones en el universo salvo aquéllas que son impuestas por él mismo, y las acciones de su libre albedrío están condicionadas solamente por las cualidades divinas y los atributos perfectos que caracterizan intrínsecamente su naturaleza eterna. Por lo tanto, Dios se relaciona con el universo como el ser de bondad final y de voluntad libre de infinita creatividad.

      4:4.4 (58.9) El Padre-Absoluto es el creador del universo central y perfecto, y el Padre de todos los otros Creadores. Dios comparte con el hombre y otros seres la personalidad la bondad y otras numerosas características; pero la infinidad de voluntad es suya sola. Dios está limitado en sus actos creadores sólo por los sentimientos de su naturaleza eterna y por los dictados de su infinita sabiduría. Dios personalmente elige sólo lo que es infinitamente perfecto, de aquí la perfección excelsa del universo central; y aun que los Hijos Creadores comparten plenamente su divinidad, incluso fases de su absolutez, no están completamente limitados por esa finalidad de sabiduría que dirige la voluntad infinita del Padre. En consecuencia, en la orden de filiación Micael, la libre voluntad creativa se hace todavía más activa, completamente divina y casi última, si no absoluta. El Padre es infinito y eterno, pero negar la posibilidad de su autolimitación volitiva llevaría a la negación del concepto mismo de su absolutez volicional.

      4:4.5 (59.1) La absolutez de Dios penetra los siete niveles de la realidad universal. Y la totalidad de esta naturaleza absoluta está sujeta a la relación del Creador con su familia de criaturas en el universo. La precisión puede caracterizar la justicia trinitaria en el universo de los universos, pero en todas sus vastas relaciones de familia con las criaturas del tiempo, el Dios de los universos es gobernado por el sentimiento divino. En primer y último término —eternamente— el Dios infinito es un Padre. De todos los títulos posibles por los cuales podría ser conocido con propiedad, he sido instruido a describir al Dios de toda la creación como el Padre Universal.

      4:4.6 (59.2) En Dios el Padre las acciones de su libre voluntad no están regidas por el poder, ni están orientadas solamente por el intelecto; la personalidad divina está definida como consistente en espíritu y manifestándose a los universos como amor. Por tanto, en todas sus relaciones personales con las personalidades de las criaturas de los universos, la Primera Fuente y Centro es

Скачать книгу