Más allá de la pareja. Eve Rickert

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Más allá de la pareja - Eve Rickert La pasión de Mary Read

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      Los derechos de los que hablamos se derivan de dos axiomas, que juntos son una lente a través de la cual se debe observar toda elección dentro en una relación. Estos principios son:

      Las personas que forman parte de una relación son más importantes que la relación misma.

      No trates a las personas como cosas.

      Son simples, pero no necesariamente fáciles. Volveremos a menudo a ellos. El primer axioma, por supuesto, no significa que las relaciones no son importantes. Y tampoco significa que nunca debas hacer sacrificios personales por el bien de una relación. Pero, aunque a menudo es necesario sacrificar tiempo, satisfacciones a corto plazo o deseos no esenciales por el bien a largo plazo de la relación, nunca es deseable que te sacrifiques tú por una relación. Esto lo tratamos en profundidad en los capítulos 4 y 5. Y aunque los deseos individuales a veces deben ser incorporados en el bienestar colectivo, es importante recordar que las relaciones existen para servir a las personas que están en ellas. Si una relación deja de servir a las personas que están en ella, no está funcionando. Puede que ni haya una razón para que siga existiendo. Por lo tanto el axioma número 1, como el axioma número 2, son siempre ciertos (por eso son axiomas). Aunque las personas y la relación deben servirse mutuamente, las personas son siempre más importantes. En la práctica, estos axiomas significan que las relaciones son consensuadas y que las personas no son máquinas para satisfacer necesidades. La gente no puede y no debe ser obligada a permanecer en una relación: si una relación deja de cubrir las necesidades de las personas que forman parte de ella, esa relación debe terminarse. Las personas no son materias primas; las relaciones éticas reconocen la humanidad, las necesidades y deseos de cada individuo involucrado.

      Una declaración de derechos de las relaciones

      En 2003, Franklin publicó una «Declaración de Derechos de las Relaciones Secundarias» en su web en expansión. Rápidamente se convirtió en la página más popular y más controvertida de toda su web. Muchas personas en ese momento se oponían a la idea de que las relaciones secundarias debieran tener derechos en absoluto. Aquí ampliamos la «Declaración de Derechos de las Relaciones Secundarias» a una «Declaración de Derechos de las Relaciones». Para desarrollar esta lista, examinamos otros documentos que definían «derechos», desde documentos de las Naciones Unidas a reglas de organizaciones contra los malos tratos. Creemos que se debe superar un listón bien alto para que algo sea considerado un derecho. Estos son los que pasaron la prueba. Tienes derecho, sin tener que sentir vergüenza o culpa por ello, y sin que te puedan acusar de nada, a:

      En todas las relaciones íntimas:

      • Estar libre de coerción, violencia e intimidación.

      • Elegir el nivel de implicación e intimidad que desees.

      • Revocar el consentimiento para todo tipo de intimidad en cualquier momento.

      • Que te digan la verdad.

      • Decir no a lo que se te pida.

      • Tener y expresar puntos de vista diferentes.

      • Sentir todas tus emociones.

      • Sentir y comunicar tus emociones y necesidades.

      • Marcar límites respecto a tus necesidades de privacidad.

      • Marcar unos límites claros en las obligaciones que aceptes.

      • Buscar un equilibrio entre lo que aportas a la relación y lo que recibes.

      • Saber que con quien tienes una relación trabajará contigo para resolver los problemas que surjan.

      • Elegir si quieres tener una relación monógama o poliamorosa.

      • Crecer y cambiar.

      • Cometer errores.

      • Terminar la relación.

      En las relaciones poliamorosas:

      • Decidir cuántas relaciones quieres tener.

      • Elegir tus propias relaciones.

      • Tener el mismo derecho con cada una de tus relaciones a decidir la forma que va a adoptar tu relación con ella.

      • Elegir el nivel de tiempo e implicación que ofrecerás a cada relación.

      • Entender con claridad cualquier regla que se aplique a tu relación antes de formar parte de ella.

      • Discutir con tus relaciones las decisiones que te afectan.

      • Tener tiempo a solas con cada una de tus relaciones.

      • Disfrutar de la pasión y momentos especiales con cada una de tus relaciones.

      En una red poliamorosa:

      • Elegir el nivel de involucración e intimidad que deseas tener con las otras relaciones de tus relaciones.

      • Que se te trate con amabilidad.

      • Buscar compromiso.

      • Tener relaciones con personas, no con relaciones.

      • Que se respeten los planes que hayas hecho con quien tienes una relación; por ejemplo, que no se cambien en el último minuto por razones triviales.

      • Que cada persona te trate como igual, no como subordinada, incluso cuando existan diferentes niveles de compromiso o responsabilidad.

      Consentimiento, honestidad y autonomía

      La «Declaración de Derechos de las Relaciones» incluye tres importantes ideas entrelazadas que necesitan un poco más de elaboración, porque son fundamentales para el tipo de poliamor ético que estamos defendiendo: consentimiento, honestidad y autonomía.

      El consentimiento se refiere a ti: tu cuerpo, tu mente y tus decisiones. Tu consentimiento es necesario para acceder a lo que es tuyo. Las personas a tu alrededor tienen autonomía personal: No necesitan tu consentimiento para actuar, porque sus cuerpos, mentes y decisiones no son de tu propiedad. Pero si su conducta se cruza con tu espacio personal, necesitarán tu consentimiento.

      La mayoría nos encontraremos situaciones, a lo largo de nuestra vida –quizá en el trabajo, con nuestra familia de origen o en la calle– en las que tenemos que protegernos emocionalmente y aceptar cierta pérdida de control sobre nuestras vidas, nuestras mentes o incluso nuestros cuerpos. Pero nunca debemos tener que hacer eso con nuestros seres queridos. Esto puede parecer obvio, pero no te confundas: es una idea radical.

      La honestidad es una parte indispensable del consentimiento. Poder compartir, en la medida de tus posibilidades, quién eres realmente cuando estás en una relación es fundamental para que esa relación sea consensuada. Debes darle a quienes tienen una relación contigo la oportunidad de tomar una decisión informada para tener esa relación. Si mientes u ocultas información fundamental, privas a esa persona de la posibilidad de tener una relación consensuada contigo. Si una de tus

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