La historia cultural. AAVV

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La historia cultural - AAVV Historia

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the Linguistic Turn, Londres, Routledge, 2005.

      22. François Dosse: La marche des idées. Histoire des intellectuels, historie intellectuelle, París, La Découverte, 2003, pp. 207-226.

      23. Jörg Fisco: «Zivilisation, Kultur», en Otto Brunner, Werner Conze y Richard Koselleck (dirs.): Geschichtliche Grundbegriffe. Historisches Lexikon zur politisch-sozialen Sprache in Deutschland, Stuttgart, E. Klett, 1992, pp. 679-774. Véase también Geoff Eley: «Problems with Culture: German History after the Linguistic Turn», Central European History 31-3, 1998, pp. 197-227.

      24. Véase especialmente el encuentro organizado en la Maison française de Oxford, en junio de 2006, y que permite confrontar el punto de vista de historiadores franceses e ingleses; «Comment écrire l’histoire contemporaine en huit questions?», Vingtième Siècle, revue d’histoire 92, 2006.

      25. Véase, por ejemplo, Eric Maigret y Eric Macé (dirs.): Penser les médiacultures. Nouvelles pratiques et nouvelles approches de la représentation du monde, París, Armand Colin, 2005, y Bernard Darras (dir.): «Etudes Culturelles & Cultural Studies», Médiation et Information 24-25, 2007.

      «NADA DE CULTURA, SE LO RUEGO,

       SOMOS británicos». LA HISTORIA CULTURAL

       EN GRAN BRETAÑA ANTES Y DESPUÉS DEL GIRO

      Peter Burke

      Lo que sigue está concebido como un esbozo de historia cultural de la historia cultural en Gran Bretaña, dejando claro que existen diferencias significativas en la manera en que la historia cultural se ha practicado en distintos lugares, y que optamos por describir estas diferencias en términos de carácter, de estilo regional o, como Norbert Elias y Pierre Bourdieu, en términos de habitus1

      Desde un punto de vista comparatista, lo que llama la atención en este caso es el vigor y la longevidad de la resistencia británica a la cultura, es decir, a la idea de cultura, a pesar de los casos citados por Raymond Williams y, por supuesto, pese al ejemplo que él mismo dio.2 Conviene, naturalmente, mantenerse prudentes cuando se emplea el estereotipo de la resistencia inglesa a las ideas.3 Pues, a pesar de todo, existe una tradición de individualismo metodológico y un recelo respecto a conceptos imprecisos, como el de Zeitgeist o la Sociedad, con una S mayúscula (esto se puede constatar desde Herbert Spencer a Margaret Thatcher, quien declaró que lo que llamamos Sociedad no existe). El concepto de cultura a menudo se ha considerado como aún más impreciso que el de sociedad. Desde hace mucho tiempo, por ejemplo, la antropología social británica se diferencia de la antropología cultural americana.

      Abordaremos en la sección que sigue algunas notorias excepciones a las generalizaciones que conciernen a la historia de la cultura de la primera mitad del siglo xx. La segunda parte se refiere al período de 1950-1980, dominado, además de otros, por los historiadores sociales marxistas. La última parte tratará sobre el giro cultural, un largo período que todavía no ha terminado.

      Antes de 1950

      En comparación con sus colegas de Francia y Alemania, los historiadores británicos del siglo xix apenas manifestaron interés por la historia de la cultura (o de la civilización, término utilizado en inglés, a diferencia del alemán, como sinónimo virtual de cultura). No obstante, la Histoire de la civilisation. de François Guizot, se tradujo en 1846 y Kultur der Renaissance, de Jacob Burckhardt, en 1878. Los principales émulos de Guizot y de Burckhardt en Gran Bretaña fueron dos gentlemen eruditos, Henry Buckle, autor de History of Civilization in England (1875), y John Addington Symonds, que publicó siete volúmenes sobre The Renaissance in Italy (1875-1886).

      En la primera mitad del siglo xx las aportaciones que reivindican explícitamente la historia cultural son todavía escasas. En los años treinta se publicó una serie de obras breves en Cresset Press, pero conviene señalar que el director de la colección, Charles Seligman, no era historiador, sino profesor de Etnología en la Universidad de Londres y que, además, las culturas escogidas resultaban, desde un punto de vista británico o europeo occidental, exóticas: se trataba de China, de Japón y de la India.4

      Una aportación significativa a la historia cultural la trajeron los no especialistas, en este caso, críticos literarios y, especialmente, entre ellos, tres de Cambrigde: Leavis, Willey y Tillyard. Al polémico ensayo de F. R. Leavis sobre Mass Civilization and Minority Culture (1930), le siguió The SeventeenthCentury Background (1934), de Basil Willey, que describía la cultura inglesa en el siglo xvii como telón de fondo de su literatura, y Elizabethan World Picture (1934), de E. M. W. Tillyard, que presentaba del mismo modo el contexto de las obras de Shakespeare. Es también la época de Notes Towards the Definition of Culture (1948), de T. S. Eliot, donde el poeta-crítico propone una amplia definición antropológica del concepto.

      Otra contribución importante fue la de los intelectuales judíos de la Europa central que se refugiaron en Inglaterra tras la llegada al poder de Hitler. El sociólogo Nobert Elias, por ejemplo, vivía en Londres cuando escribió su monumental estudio del proceso de civilización (principalmente en la antigua sala de lectura del British Museum), a pesar del hecho de que apenas era conocido en Inglaterra y de que había publicado su libro en el extranjero en 1939. El Instituto Warburg, principal centro de la Kulturwissenschaft, se trasladó de Hamburgo a Londres en 1933 y se integró en la Universidad de Londres en 1944. A pesar de todo, el Instituto siguió siendo un islote cultural, una especie de cuerpo extraño dentro de una universidad británica. Sólo poco a poco, los «exiliados de Hitler», especialmente los historiadores del arte como Edgar Wind, Rudolf Wittkower y Ernst Gombrich (todos ellos miembros del Instituto Warburg), comenzaron a ejercer su influencia en la vida intelectual de Gran Bretaña. Dos de estos exiliados, los marxistas húngaros Frederick Antal, autor de Florentine Painting and its Social Background (1947), y Arnold Hauser, autor de A Social History of Art (1951), consideraban que el arte formaba parte de una más vasta historia cultural o social.

      Entre 1900 y 1950 dos importantes historiadores culturalistas están activos. Ambos nacieron en 1889, pertenecían a clases acomodadas, habían recibido una buena educación clásica y abrigaban fuertes sentimientos religiosos, cada uno a su manera. En una época en la que la práctica de la historia se profesionalizaba, ninguno de los dos pertenecía al redil. Se llamaban Christopher Dawson y Arnold Toynbee.

      Christopher Dawson, al igual que Buckle y Symonds, era un gentleman erudito, aunque tuvo una breve carrera universitaria en Exeter, en la Escuela Universitaria del Oeste de Inglaterra, donde enseñó «el desarrollo de la cultura europea» en 1925-1926. La relación entre religión y cultura le interesaba de manera especial y, en 1928, Dawson propuso un curso sobre el mundo antiguo y los albores de la cristiandad. Sin embargo, queda como su libro más importante The Making of Europe (1932), en el que examina el período comprendido entre los años 500 y 1000, poniendo el acento en la contribución de los «bárbaros» junto a la tradición clásica y la cristiana. Retrospectivamente, podemos considerar esta obra como un estudio del contacto cultural, de la interacción y de la «hibridación».

      Al igual que Dawson, Arnold Toynbee conocía bien la obra de Oswald Spengler, pero sentía algunas reservas al respecto. Reaccionaba frente a lo que llamaba el «método germánico a priori» del Untergang, que contrastaba con su impecable «empirismo inglés». Su obra en varios volúmenes, Study of History (1934-1961), de la cual había escrito lo esencial durante su tiempo libre, cuando era director del Royal Institute for International Affairs, pretendía someter a examen la interpretación cíclica de la historia propuesta por Spengler, entregándose a investigaciones empíricas en el marco de veintiuna «civilizaciones» diferentes. Para Toynbee estas civilizaciones

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