Espais i imatges de la Generalitat. AAVV
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Aún se llevarían a cabo después dos nuevas ampliaciones, ahora hacia el este –hacia la actual plaza de la Virgen– en los siguientes treinta años, con la compra de dos inmuebles más: el del jurista Jaume Valero, en 1513, por 10.400 sueldos más la cancelación de una hipoteca o retrocensal que tenía contraído con Joan de Santàngel, que costó otros 7.500; y el del noble Dimas Aguilar, en 1518, por 25.000 sueldos. En todos los casos se mantuvo la misma estrategia de convertir una parte importante del precio en el capital de un censal.34 En total, como se puede observar en la tabla 2, solo en la compra del espacio para la construcción del palacio, y sin tener en cuenta la ampliación del siglo XX, se invirtieron 89.400 sueldos, el precio real de un mínimo de quince casas de gama alta en la ciudad, aunque en realidad poco más de un tercio de esa cantidad se llegó a desembolsar en efectivo, mientras que el resto generaba el pago anual de una renta de más de cuatro mil sueldos censales anuales, cuyo valor adquisitivo, eso sí, se iría depreciando con el tiempo. Esta inflación del precio de los inmuebles adquiridos da por supuesto qué pensar: ¿Estamos ya en esta época ante sobrecostes propios de una institución pública de alguna manera corrupta? ¿O los vendedores se aprovecharon de su posición de fuerza y la Generalitat solucionó el problema captándolos como sus acreedores y rentistas? Es posible que hubiera de todo un poco.
TABLA 2. Compras de viviendas para la construcción del Palau de la Generalitat sobre sus solares
Inmuebles incorporados al solar del Palau de la Generalitat y su ubicación sobre el plano actual del edificio
Pero volvamos a 1481 para analizar ahora el coste de las obras realizadas en el nuevo edificio. La Generalitat disponía ya en ese momento de un solar rectangular de buen tamaño, que vendría a ocupar alrededor de unos 500 m2 en un rectángulo de unos 25 × 20 m, donde se habría de plantear un palacio con un patio en su centro, como muchos de los albergs privados de la nobleza valenciana. Para ello se firmaron unas capitulaciones de obra con el contratista Francesc Martínez Biulaygua, hijo de aquel Jaume Biulaygua que había actuado en la década de 1440, y señalado en el Dietari del capellà d’Alfons el Magnànim como el auténtico factótum de la arquitectura valenciana de la segunda mitad del siglo XV, además de como un persona con un pasado violento.35
El contrato se firmó el 3 de julio de 1481.36 En él se afirma que la obra consistía en mesclar la una casa ab l’altra derribando la escalera de la casa vella de la diputació y levantando arcos que vendrían a delimitar el perímetro del patio central. Sobre uno de ellos se dispondría un altillo o naya en la pared que daba a la llamada cambra de parament y a una habitación hon dorm Gisquerol, lo que supone que el notario de la institución tenía ya su propia vivienda dentro del palacio. Ese altillo dispondría de un parapeto decorado «ab agulles e corones ab arquets de algeps ben lavorats», y para subir hasta allí se tenía que hacer una escalera de ladrillo que debía subir desde el pozo al piso superior, más o menos en la posición en que está la actual, construida unas décadas después. La nueva casa que se incorporaba al edificio fue también objeto de diversas reformas, abriendo allí una ventana nueva de dos corondes, o sea, con dos columnillas separando tres pequeños vanos. Por su parte la escribanía de la Diputación se ubicaría en una cuberta iusana, una especie de piso intermedio que había en el inmueble recién incorporado, y el archivo estaría a su lado, junto a la botiga de la casa novament comprada, lo que supone que en la fachada de la antigua vivienda de Arnau Guillem Escrivà había una de las típicas tiendas en el bajo que se solían arrendar a artesanos o mercaderes.37 Toda la obra, que incluía también veintitrés nuevas vigas de veintiocho palmos cada una (6,32 m), la pavimentación con cerámica de Manises de las nuevas salas y los portales de entrada a las mismas, se tasó en 5.000 sueldos, de los que 2.000 se pagarían al contado, otros tantos a mitad de obra y los 1.000 restantes al acabarla, lo que ocurrió en enero de 1482, en un tiempo muy corto para la época por tanto.38
En el equipo de Biulaygua estaban integrados los famosos pedrapiquers Pere Compte y Juan Ivarra, que un año antes habían sido elegidos también para dirigir las obras de la nueva Lonja. A ellos se les encargó el levantamiento de una bella scala de pedra picada para subir a la sala principal del edificio, además de colaborar con Biulaygua en la obra de un retret o recámara tras el estudio de la casa, una cocina, un pozo, y un porche en la cara que daba a la plaza de los Pròxita porque el que había antes estiga molt romput e perillós.39 La participación de estos pedrapiquers, junto con sus respectivas cuadrillas, estaba sin embargo separada del contrato principal de obra que había suscrito Biulaygua con la Generalitat, de manera que, por ejemplo, en junio de 1482 Juan Ivarra cobró 2.993 sueldos por la faena que había desarrollado, junto con sus companyons pedrapiquers entre el 16 de octubre de 1481 y el 5 de junio de 1482.40 Incluso da la impresión de que estos maestros de obras movilizaron para el palacio la misma red de proveedores que simultáneamente estaba abasteciendo la obra de la lonja, ya que los tallapedres que traían carretadas de piedra caliza de las canteras de Godella fueron Diego de Roà, Jaume Albert y Pero Peris, tres de los cuatro mayores suministradores de materia prima para la Lonja en sus primeros años y a los que la Generalitat abonó en este caso 1.661 sueldos.41 A ello habría que unir lo pagado por otros materiales, como cal, yeso, madera, ladrillos, cerámica esmaltada de Manises o la pintura de las cubiertas de madera, en conjunto otros 2.177 sueldos y 3 dineros más, mientras que el concurso especializado de algunos maestros que hoy llamaríamos artistas comienza a aparecer en las cuentas de una forma más individualizada, como ocurre con un tal Arcís Barceló, quien, aunque es identificado con el genérico apelativo de pedrapiquer, era en este caso un escultor que talló, junto con su aprendiz, un león que decoraba la nueva escalera, por el cual recibió 122 sueldos tras haberle dedicado cincuenta y cuatro jornadas, desde el 20 de junio al 12 de agosto de 1482.42 El mismo Biulaygua, con su cuadrilla, recibió una gratificación algo mayor de la que se había pactado en el contrato, llegando a ingresar en realidad 5.160 sueldos y 5 dineros.43 En total, la obra de remodelación del palacio de estos años ascendió a 12.113 sueldos y 8 dineros, el doble de lo que se había adelantado por la adquisición de la casa colindante a Arnau Guillem Escrivà.
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