Memoria colectiva en el video universitario colombiano. Maria Urbańczyk

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Memoria colectiva en el video universitario colombiano - Maria Urbańczyk Colección Encuentros - Doctorado en ciencias sociales y humanas

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del pasado, y en el carácter referencial a la realidad experimentada, mientras que en los formatos ficcionales se buscará la identificación de los imaginarios sociales que posibiliten arrojar las pistas sobre las tensiones y reconfiguraciones alrededor de las identidades, alteridades o subjetividades de los sujetos contemporáneos.

      La aproximación a los documentales se hará teniendo en cuenta que representan el formato cuyo propósito es reflejar en la pantalla la realidad, documentarla, analizarla e interpretarla. En palabras de Patiño,

      el género documental tiene la responsabilidad estética y conceptual de profundizar, contar, develar, exponer, cuestionar, indagar, explorar, conservar, recuperar, reelaborar, reinventar, retratar e interpretar subjetivamente —con dignidad y respeto— todo el “proceso” investigativo que se ha llevado a cabo para registrar y narrar, con un lenguaje cinematográfico, lo que hasta ahora era oculto, olvidado, marginado, desconocido, ignorado, subvalorado e invisible, sobre algún aspecto relevante del ser viviente, su entorno social y todo aquello que connota su existencia y su realidad. (2009, p. 31)

      Lo expuesto en la anterior definición, unido al hecho de que precisamente este es el formato con la mayor representatividad cuantitativa en el marco de la Muestra Audio-Visual Universitaria Ventanas, propicia centrar el interés investigativo en la indagación por el manejo de diferentes temporalidades, sobre todo del pasado, desde la narrativa documental, así como por los personajes, los contenidos y los abordajes narrativos identificables.

      En el caso de los cortometrajes de ficción y otros formatos, que se alejan de la representación documental de la realidad, pero que para los fines de esta investigación se seleccionarán desde su carácter referencial a lo real, lo histórico y lo identitario, se pretenderá identificar los imaginarios (del pasado) como “representaciones flotantes, más o menos constantes, que condicionan nuestra aprehensión de la realidad e inciten en la formación de la identidad social” (Imbert, 2010, p. 13). El propósito es acercarse a los imaginarios referentes al pasado o a las transformaciones de la actualidad en relación con el pasado reciente. La decisión de incluir en la investigación una visión frente a la memoria colectiva desde la perspectiva de la narrativa ficcional ha sido incentivada por el hecho de que los jóvenes realizadores con frecuencia optan por contar el pasado reciente de manera ficcional porque encuentran muchas dificultades para realizar las grabaciones directas en medio de los acontecimientos traumáticos, así como por la escasez, sobre todo, de archivos audiovisuales provenientes de las regiones apartadas o las zonas del conflicto armado, a causa de las limitaciones logísticas, técnicas y de seguridad. Dicha situación fomenta la producción de ficción audiovisual basada o inspirada en los acontecimientos reales. Adicionalmente, en muchos trabajos audiovisuales universitarios, las fronteras entre el documental y la ficción, así como entre las representaciones de lo real y lo imaginario, se tornan cada vez más difusas.

      Como el lenguaje audiovisual es universal y posee una gran capacidad de representar las realidades y de recrear mundos imaginarios a partir del aprovechamiento de las herramientas audiovisuales que no solamente impactan lo visual o lo sonoro, sino lo sensorial, en el amplio sentido de la palabra, el espectador puede experimentar un efecto de inmersión en el “universo audiovisual” al sentir la permeabilidad de fronteras entre la realidad vista y la realidad vivida, y, por ende, tener la ilusión de la presencia, al percibir la sensación de establecer la relación espacial con la realidad representada. Según Gumbrecht, nuestro entorno mediático “nos ha alienado de las cosas del mundo y su presencia, pero al mismo tiempo, tiene el potencial de traer algunas de las cosas del mundo de vuelta a nosotros” (2004, p. 144). Este potencial de lo mediático, visto desde el audiovisual, por un lado permite vencer las espacialidades, a través de la superación de distancias y la capacidad de trasladar al espectador de un lugar a otro (además instantáneamente), y, por el otro lado, genera, a través de la recreación de los espacios con infinitas particularidades y detalles, la ilusión de lo tangible, que impacta directamente el cuerpo.

      La unión de esta sensación de experimentar una relación espacial con la capacidad de la vehicularización temporal que se le ofrece al espectador ratifica la universalidad del lenguaje audiovisual y su viabilidad de ser una herramienta al servicio de la reconstrucción narrativa de la memoria colectiva. Gnecco, siguiendo a Connerton, resalta que “la memoria social está anclada al espacio social” (Gnecco, 2000, p. 184). Por lo tanto, en el marco de esta investigación se intentará reflexionar sobre la articulación entre los espacios sociales y las memorias arraigadas en ellos, así como sobre la relacionalidad entre los espacios sociales, las memorias colectivas y las identidades narradas audiovisualmente.

      Ahora bien, en los procesos de narrarse a sí mismos y de narrar el país, los jóvenes realizadores expresan sus propias identidades y de las personas que se convierten en los personajes de sus historias.

      Este pensamiento narrativo es condición y efecto de nuestra ontológica sociabilidad, del hecho de que somos lo que somos gracias a nuestros modos de ser, sentir y pensar a los demás, con los demás. La “naturaleza humana” es intrínsecamente social y nada seríamos, como seres vivos, como individuos o como mentes (ninguna identidad podríamos tener), sin la relación con los otros, sin nuestra capacidad para vivir en la rica textura temporal de las relaciones humanas, y sin capacidad para pensar y hablar de ella, para contar y contarnos historias —desde las más simples a las más elaboradas—. (Ramírez, 2003, p. 132)

      Los jóvenes universitarios que participan en la Muestra Audio-Visual Universitaria Ventanas son creativos, propositivos, gestores que realizan y exhiben sus trabajos audiovisuales al público. Precisamente, la observación de la realidad, acompañada por la formulación de múltiples cuestionamientos e interrogantes que se desarrollan en los complejos procesos de producción audiovisual universitaria, convierte a los estudiantes en unos sujetos activos, conscientes no solamente de su situación en el mundo que los rodea, sino de “la condición de existencia que expresa un modo particular de ser y estar-en-sociedad” (Acosta, Cubides y Galindo, 2011, p. 27). Este modo es activo, creativo y político-ético, resiste a la pasividad e indiferencia y posibilita pensar y luchar por un futuro mejor.

      Por lo tanto, se entiende a los jóvenes realizadores universitarios como actores sociales activos con unas maneras propias de comprender el mundo y situarse en él. Sus construcciones como sujetos se evidencian en las narrativas audiovisuales, en las cuales proyectan hacia el exterior sus experiencias, preocupaciones, vivencias, ideas, propuestas, soluciones, anhelos y gustos. Según Stuart Hall,

      las identidades nunca se unifican y, en los tiempos de la modernidad tardía, están cada vez más fragmentadas y fracturadas; nunca son singulares, sino construidas de múltiples maneras a través de discursos, prácticas y posiciones diferentes, a menudo cruzados y antagónicos. Están sujetas a una historización radical, y en un constante proceso de cambio y transformación. (2003, p. 17)

      Hay que tener presente que, adicionalmente a la sugestión de múltiples marcos sociales y relaciones que allí se constituyen, los estudiantes están expuestos a los numerosos flujos de imágenes informativas que se expanden no solamente desde las pantallas televisivas o cinematográficas, sino a través de redes, donde lo local y lo global se funden en el proceso de un continuo consumo mediático. Por lo tanto, en los videos que forman parte de sus quehaceres académicos, los valores tradicionales e institucionales se confrontan con unos cambios acelerados de las cotidianidades diversas, vividas y experimentadas por los estudiantes. Desde sus experiencias locales de vivir en Colombia, pero a la vez desde la pertenencia a un mundo globalizado, marcado por la fuerte influencia de las imágenes, así como afectado por las tecnologías y las transformaciones que ellas ejercen en las interacciones diarias, los jóvenes, a través de las narrativas audiovisuales universitarias, se incorporan al diálogo con múltiples interpretaciones del mundo.

      Siguiendo la tendencia que desde la última década del siglo XX ha empezado a dominar no solamente el documental, sino el escenario de la cultura masiva en general, los universitarios con frecuencia desarrollan los formatos biográficos

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