Mosaico transatlántico. AAVV
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En este contexto es abundante la literatura que trata de redibujar este “nuevo mundo”, promoviendo modelos alternativos de ciudanía, de masculinidad y feminidad, de intercambio cultural, etc. y explorando no sólo géneros literarios desconocidos hasta la fecha o consideradores menores (literatura de viajes, leyendas o libros de cocina, entre otros), sino también toda una serie de correspondencias y colaboraciones entre los circuitos tradicionales de la literatura y el ahora pujante mundo de la prensa.
El hecho es que la lectura transatlántica requiere la triangulación del español que circula entre España, América Latina y Estados Unidos. Primero, porque esa es la articulación de buena parte de dicha experiencia crítica y cultural; segundo, porque es el horizonte lingüístico de las migraciones, esto es, de las nuevas rutas culturales del siglo XXI, cuyas estrategias, redes y derechos acompañan al nuevo hispanismo. (Ortega, 2011)
La investigación que guía este volumen se enmarca en el trabajo del proyecto: “Las primeras escritoras y artistas profesionales: redes de mujeres y mitologías de progreso (Fondo crítico-documental)”, financiado por el Instituto Franklin de la Universidad de Alcalá de Henares. Tras un diálogo de los miembros del equipo, — entre ellos los autores y coordinadores aquí presentes Beatriz Ferrús, Alba del Pozo, Isabel Clúa y Mauricio Zabalgoitia— con otros especialistas en este campo y como parte de los primeros resultados obtenidos, surgió en 2015 el libro Miradas cruzadas: escritoras, artistas e imaginarios (España-EE.UU., 1830-1930) en esta misma colección, que abría el camino a nuevas vías de exploración del tema y al descubrimiento de abundante documentación que quedaba por revisar. Así, Mosaico transatlántico: escritoras, artistas e imaginarios (España-USA, 1830-1940) supone la continuidad de este trabajo.
El libro se divide en cuatro partes: “Imaginarios en viaje”, dedicado a la literatura de viajes que habría de cobrar notable importancia a lo largo del siglo XIX, no sólo porque el viaje como fenómeno social se democratiza y amplía sus posibilidades, sino también porque desde el seno de este género se gestan “miradas cruzadas” de suma importancia para aproximarse a la comprensión de los cambios geopolíticos que estaban teniendo lugar, así como para problematizarlos. El artículo “Eusebio Guiteras Font y las paradojas de la sociedad norteamericana” de Montserrat Amores analiza la impresión que los Estados Unidos causa a este cubano de orígenes españoles, que nos lega numerosas páginas sobre sus viajes por un país que le produce admiración y desconcierto. Ya en 1842 Guiteras se hace eco de las “mitologías de progreso” que habrán de guiar la representación de EE.UU. hasta nuestros días. Mauricio Zabalgoitia con “Las estadounidenses visitan España. La literatura de viajes entre el testimonio y la mercancía (1883-1914)” presenta el fenómeno opuesto, pues la viajera norteamericana, símbolo de la “nueva mujer”, llega a la Península cargada de estereotipos, a la busca de un “exotismo” asociado a una mirada arcaizante. Asimismo, Beatriz Ferrús con “Del ‘Nuevo Mundo’ a los Estados Unidos, sobre la obra americana de la baronesa de Wilson” aborda los numerosos escritos que una de las autoras españolas más prolijas de la época dedicó a sus viajes por “las Américas”. Textos históricos, literarios, pedagógicos, de análisis político o cultural componen la poliédrica obra de la que sigue siendo una escritora aún inexplorada por la historiografía literaria. De nuevo, aquí los Estados Unidos vuelven a constituir el referente que guía la “ley del progreso”.
El segundo bloque del libro “Los estados Unidos como paradigma cultural” se adentra en fenómenos muy distintos, pero complementarios. Raquel Gutiérrez Sebastián y Borja Rodríguez Gutiérrez en “¡Cuán originales y americanos han sido los grandes poetas yankees y a la vez cuán ingleses! Menéndez Pelayo ante la literatura norteamericana” detallan cómo en el juego de la reinvención las imágenes se gestan desde ambos lados. Así, mientras para muchos intelectuales Estados Unidos es símbolo de progreso, para otros lo es de falta de tradición literaria, de historia, o de lazos ancestrales. Por eso, la literatura norteamericana será problematizada en el seno de la intelectualidad española de fines del XIX y principios del siglo XX, donde Marcelino Menéndez Pelayo presenta una lectura novedosa para el contexto de la época, que abrirá el camino hacia las consideraciones actuales. Mientras, Willa Carther escribe desde los Estados Unidos su compleja y fascinante obra, así “Un mundo ‘Otro’ entre las dos orillas atlánticas: Willa Cather y el sincretismo cultural” de Cristina Alsina se aventura en una obra que se enfrenta a la herencia europea como legado imposible de eludir, pero que, necesariamente, ha de quedar transformado al retomarse desde el continente americano. Por su parte, Lucía Cotarelo en “Asociaciones e instituciones culturales receptoras de la intelectualidad exiliada en Nueva York” explica la importancia que Nueva York, como capital cultural de comienzos del siglo XX, tendrá en al apoyo a los intelectuales republicanos exiliados.
El apartado “Géneros misceláneos para una encrucijada” está dedicado a la figura de Juana Manuela Gorriti, no sólo como intelectual pionera en la defensa de los derechos de la mujer, sino como promotora cultural y periodista transnacional. A partir de dos de sus obras, Cocina ecléctica, abordada por Dolors Poch en “Tejiendo redes transatlánticas: la retórica del discurso culinario finisecular” y Misceláneas, estudiada por Margarita Freixas en “La lengua de una escritora miscelánea: Juana Manuela Gorriti” podemos observar cómo los vínculos del triángulo transatlántico: España-América Latina y Estados Unidos surgen en los espacios más imprevistos. El recetario de la peruana no sólo compite con la obra culinaria de Emilia Pardo Bazán, al otro lado del océano, sino que incorpora nombres norteamericanos como parte de ese eclecticismo que es panamericano, indígena, pero también norteamericano. De la misma manera, si en Misceláneas se presta atención a esos “géneros literarios menores”, nacidos al amparo de la prensa, como leyendas, relatos, episodios históricos o reportes de viajes, la lengua con la que se escriben los mismos, no sólo se torna autorreflexiva con el uso del español estándar, con la aparición del indigenismo o los giros del español de América, sino que hace del anglicismo el signo de un tiempo, donde la modernidad a la que aspira la burguesía, que viaja en wagon o disfruta de un lunch, transforma también el idioma con la que se la representa.
Por último, la “nueva mujer”, que ya se anticipa en los apartados anteriores, cobra en “Nuevos modelos de mujer entre España y las Américas” todo su protagonismo. Isabel Clúa con “Excentricidad e hibridación: el caleidoscopio identitario de Tórtola Valencia” examina esta figura para mostrar cómo su configuración como artista y celebridad se elabora a partir de un sofisticado diálogo entre la modernidad de la metrópolis y el exotismo de la colonia. Mientras, María del Carmen Simón en “La Mujer Nueva americana en España. Rosa Arciniega” dedica su texto a la periodista peruana, amante de la aviación, pionera en el mundo de la radio, colaboradora en la prensa española, latinoamericana, norteamericana y escritora de novelas dedicadas al mundo del proletariado, entre otras actividades. Arciniega constituye una personalidad compleja, que, casi un siglo después, sigue la estela de pioneras como Gorriti para dar un paso más en la defensa de los derechos profesionales e intelectuales de las mujeres.
Nuestro mosaico, pues, está compuesto de piezas diversas en forma y color, pero que componen una forma reconocible: la de un triángulo, sobre el que se redefine la vieja relación colonia-metrópoli, donde se trazan mitologías de modernidad, se prueban géneros literarios y se escenifican nuevos modelos de ser mujer. Mosaico transatlántico: escritoras, artistas, imaginarios (España-USA, 1830-1940) es sólo un paso más en una investigación que tiene todavía muchos recorridos por trazar. Agradecemos al Instituto Franklin-UAH su