Atención y concentración. Néstor Braidot

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Atención y concentración - Néstor Braidot Colección Cerebro Vivo

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      Aun cuando intervienen en la vida afectiva, las funciones ejecutivas se consideran cognitivas por excelencia, ya que desempeñan una especie de liderazgo.

      Alguien que necesita contar que acaba de cambiar su automóvil requiere habilidad lingüística para elaborar su relato, memoria para recordar la marca, el color y las características técnicas del vehículo y capacidad visoespacial para orientarse y conducirlo sin chocar ni atropellar a nadie, entre muchas otras capacidades.

      Si el cerebro no contara con una función que coordine y controle a las otras, difícilmente podría orientar su comportamiento hacia una meta.

      Cuando las funciones ejecutivas se alteran como consecuencia de una lesión provocada por un daño físico o una enfermedad.

      La persona afectada tiene dificultades en su vida cotidiana debido a que no puede prestar atención ni concentrarse, su comportamiento pasa a ser errático y hasta puede cambiar su personalidad: es común que se vuelva irascible.

      Existen malos hábitos que afectan el desempeño de las funciones ejecutivas:

       Dormir mal y poco.

       Eludir la actividad física.

       No controlar el sobrepeso.

       Consumir drogas y alcohol.

       Vivir estresado, sin hacer nada por evitarlo.

      Para comprender muchos de los conceptos que se van a verter en este libro es necesario conocer previamente cuáles son las partes del cerebro relacionadas con el mundo de la atención.

      El cerebro es el órgano que alberga las células que se activan durante los procesos mentales conscientes y no conscientes y que cada una de las partes que lo componen tiene una función específica, que es resultado de la activación y combinación de mecanismos complejos.

      Sus funciones se agrupan en tres grandes conjuntos:

Sensitivas: recibe estímulos de todos los órganos sensoriales, los compara, los procesa y los integra para formar nuestras percepciones.
Motoras: emite impulsos que controlan los movimientos voluntarios e involuntarios de nuestros músculos.
Integradoras: genera actividades mentales como el conocimiento, la memoria, las emociones y el lenguaje, resuelve ambigüedades, da sentido al mundo y crea información a partir de datos incompletos.

      La corteza cerebral, por su parte, es la zona responsable de la capacidad de razonar, la que nos diferencia del resto de los animales.

      Se encarga de las funciones cognitivas más elevadas, como el lenguaje, la planificación, la creatividad, la capacidad de relacionarse con los demás, la asociación, la innovación y la imaginación.

      Recubre el resto de las estructuras cerebrales y se encuentra dividida en cuatro grandes zonas:

       el lóbulo parietal,

       el lóbulo temporal,

       el lóbulo occipital,

       el lóbulo frontal.

      Dentro de cada uno de estos existen áreas diferenciadas que cumplen distintas funciones.

      Algunas son responsables del habla y el lenguaje, otras procesan la información que ingresa a través de los canales sensoriales, nos permiten mover voluntariamente los músculos para caminar, correr o subir una escalera.

      Durante el transcurso de millones de años de evolución, en el cerebro humano se han superpuesto progresivamente tres niveles que funcionan de manera interconectada, cada uno de ellos con sus características específicas:

       Sistema reptiliano.

       Sistema límbico.

       Córtex o cerebro pensante.

      El cerebro reptiliano es la zona más antigua. Se localiza en la parte baja y trasera del cráneo.

      En el centro de este sistema se encuentra el hipotálamo, que regula las conductas instintivas y las emociones primarias, tales como el hambre, los deseos sexuales o la temperatura corporal.

      Al límbico se lo conoce como el “sistema de las emociones”.

      Entre las principales estructuras que lo integran se ubican el hipocampo (que cumple una función muy importante en el aprendizaje y la memoria) y la amígdala, que dispara el miedo ante ciertos estímulos y desempeña un rol activo en nuestra vida emocional.

      Por último, el córtex o cerebro pensante, denominado también neocórtex, está dividido en dos hemisferios cerebrales conectados por el cuerpo calloso: una gran estructura de aproximadamente 300 millones de fibras nerviosas.

      Estos hemisferios funcionan de modo diferente, pero complementario, y se conectan entre sí mediante una estructura que se denomina cuerpo calloso.

      Cada uno se ocupa básicamente de los procesos sensoriales y motores del lado opuesto del cuerpo, por ello, los movimientos del pie y de la mano izquierda son controlados por el hemisferio derecho, y viceversa.

      En la mayoría de los individuos diestros el hemisferio izquierdo controla el lenguaje y otras tareas de procesamiento serial de la información.

      El derecho lo hace en procesos no verbales que incluyen la visualización tridimensional, la rotación mental de objetos y la comprensión del significado de expresiones faciales.

      El hemisferio izquierdo, que controla el lado derecho del cuerpo, está relacionado con el pensamiento lineal. El derecho, que controla el lado izquierdo del cuerpo, procesa la información en forma holística y está relacionado con el pensamiento creativo.

      Cuando uno u otro hemisferio predomina en el momento de procesar, interpretar y presentar la información, se habla de “dominancia cerebral”.

      Si un individuo basa gran parte de su vida en el razonamiento lógico (actúa bajo las directrices de su hemisferio izquierdo), tenderá a mantener distancia de sus emociones, ejerciendo un excesivo control sobre el sistema límbico, que no le permitirá desarrollar una vida afectiva plena.

      En cambio, si es excepcionalmente emotivo, sus impulsos pueden ocupar todo el espacio sin que la función evaluadora y analítica del córtex pueda intervenir.

      ¿Qué rol juegan las neuronas? Las neuronas son las células nerviosas que dan sustrato biológico a las funciones mentales, entre ellas, la atención. También, la memoriaa corto y a largo plazo, la capacidad visual-constructiva y el razonamiento.”

      El paso del impulso eléctrico de una neurona a otra (que se realiza a través de las dendritas) se denomina sinapsis, y se estima que cada neurona puede estar conectada con hasta 100.000 neuronas diferentes, con

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