regno, a tutto il regno piace com’ a lo re che ’n suo voler ne ’nvoglia.
Es esencial a la vida bienaventurada conformarse con la voluntad divina para que nuestras voluntades sean una sola; así que el estar de grado en grado por este reino, a todo el reino place, como al Rey que a su voluntad nos conforma.
E ’n la sua volontade è nostra pace: ell’ è quel mare al qual tutto si move ciò ch’ella crïa o che natura face».
En su voluntad está nuestra paz; ella es el mar al que todo se dirige, tanto lo que ella crea como lo generado por la naturaleza».
Chiaro mi fu allor come ogne dove in cielo è paradiso, etsi la grazia del sommo ben d’un modo non vi piove.
Claro se me apareció entonces cómo todo en el cielo es paraíso, aunque la gracia del Sumo Bien no llueva de igual modo por doquiera.
Ma sì com’ elli avvien, s’un cibo sazia e d’un altro rimane ancor la gola, che quel si chere e di quel si ringrazia,
così fec’ io con atto e con parola, per apprender da lei qual fu la tela onde non trasse infino a co la spuola.
Pero como suele acontecer si un alimento sacia y de otro aún nos queda apetito, que de este se pide más y aquel se agradece, así hice yo con el ademán y con las palabras para enterarme por la misma sombra de cuál fue la tela que no tejió hasta el fin.4
«Perfetta vita e alto merto inciela donna più sù», mi disse, «a la cui norma nel vostro mondo giù si veste e vela,
perché fino al morir si vegghi e dorma con quello sposo ch’ogne voto accetta che caritate a suo piacer conforma.
«Vida de perfección y altos méritos han encumbrado en el cielo a una mujer —me dijo— bajo cuya regla se lleva en vuestro mundo hábito y velo para que hasta la muerte se vele y se duerma con aquel Esposo que acepta todo voto que la caridad conforma a su deseo.5
Dal mondo, per seguirla, giovinetta fuggi’mi, e nel suo abito mi chiusi e promisi la via de la sua setta.
Por seguirla hui muy joven del mundo y me encerré en su hábito y prometí seguir el camino de su regla.
Uomini poi, a mal più ch’a bene usi, fuor mi rapiron de la dolce chiostra: Iddio si sa qual poi mia vita fusi.
Luego, unos hombres más habituados al mal que al bien me arrebataron del dulce claustro, y Dios sabe cuál fue después mi vida.
E quest’ altro splendor che ti si mostra da la mia destra parte e che s’accende di tutto il lume de la spera nostra,
ciò ch’io dico di me, di sé intende; sorella fu, e così le fu tolta di capo l’ombra de le sacre bende.
Y de este otro esplendor que se te muestra a mi derecha parte, y que se enciende con toda la luz de nuestra esfera, entiende que de él digo lo mismo que de mí. Monja fue, y también le arrebataron de la cabeza la sombra de las sagradas tocas.
Ma poi che pur al mondo fu rivolta contra suo grado e contra buona usanza, non fu dal vel del cor già mai disciolta.
Pero desde que fue devuelta al mundo contra su voluntad y contra toda buena usanza, nunca apartó el velo de su corazón.
Quest’ è la luce de la gran Costanza che del secondo vento di Soave generò ’l terzo e l’ultima possanza».
Esta es la luz de la gran Constanza, en quien el segundo príncipe de Suabia engendró el tercero y último en el poderío».6
Così parlommi, e poi cominciò ‘Ave, Maria’ cantando, e cantando vanio come per acqua cupa cosa grave.
Así me habló, y después empezó a cantar el avemaría, y cantando desvaneciose como un cuerpo pesado por el agua oscura.
La vista mia, che tanto lei seguio quanto possibil fu, poi che la perse, volsesi al segno di maggior disio,
e a Beatrice tutta si converse;ma quella folgorò nel mïo sguardo sì che da prima il viso non sofferse;
e ciò mi fece a dimandar più tardo.
Mi vista, que la siguió mientras me fue posible, después que la perdió volviose al objeto de su mayor deseo y se dirigió enteramente a Beatriz; pero ella fulguró ante mi mirada de tal manera, que al pronto mis ojos no pudieron soportarlo, y esto me hizo retardar mis preguntas.
1 Beatriz.
2 Narciso, al mirarse en la fuente, creyó que veía a una persona real, y ahora Dante ve rostros reales y se figura que son imágenes reflejadas.
3 Piccarda Donati, hermana de Corso Donati (cf. Introducción general), religiosa clarisa, a la que su hermano sacó a la fuerza del convento para casarla con Rosellino della Tosa.
4 Es decir, cuál fue el voto que no dejó cumplido.
5 Santa Clara de Asís, que, por consejo de San Francisco, fundó la orden de las Clarisas.
6 Constanza, la esposa del emperador Enrique VI de Suabia, madre de Federico II. No es cierto, como se creía en tiempos de Dante, que fuese arrancada del convento, aunque sí es verdad que era mujer de piadosa y recoleta vida.
CANTO III
Tan pronto como me di cuenta de ellos, creyéndolos semblantes reflejados en espejos, volví los ojos hacia atrás para ver de quién eran […].
(III, vv. 19-21)
Estando siempre en el cielo de la Luna, le entran a Dante dos dudas; una tiene que ver con Piccarda, la otra con la teoría platónica de la reencarnación (vv. 1- 27). A propósito de la segunda, Beatriz explica que las almas se mostrarán ante Dante en los distintos cielos solo para que resulten evidentes las diferencias entre ellas, pero en realidad todas viven fuera del tiempo y del espacio, en la presencia de Dios (vv. 28-63); en cuanto a la duda sobre Piccarda, aclara que su voluntad consintió en parte la imposición (vv. 64-117). Entonces, Dante canta un himno de alabanza a Beatriz y al conocimiento (vv. 118-132). Al final, plantea otra pregunta acerca de los votos no cumplidos (vv. 133-142).
Al final del Canto III, Piccarda se aleja hasta perderse de vista, pero su presencia permanece, pues su caso plantea preguntas que no es posible eludir. En efecto, Piccarda nos plantea de nuevo el tema de la libertad, porque abrazar las circunstancias antes que rechazarlas es una elección, pone en juego de lleno la libertad.
Las dos preguntas que surgen en la mente de Dante están ligadas a este problema; ambas tan apremiantes, tan urgentes que no sabe a cuál dar prioridad. Beatriz se ocupa de sacarlo del apuro, porque ella contempla en Dios toda la realidad y, por tanto, lee también los pensamientos del poeta. Te estás preguntando —dice— dos cosas: por qué motivo la violencia padecida disminuye el mérito, dado que la voluntad permaneció fiel al voto (vv. 19-21); y si no tiene acaso razón Platón cuando escribe que las almas vienen de las estrellas y a ellas vuelven (vv. 22-24). Empecemos —prosigue—por el segundo interrogante, porque resulta el más peligroso para la fe (vv. 25-27).
Sin embargo, antes de seguir la respuesta de Beatriz, aclaremos dos puntos sobre esta pregunta.
Primero: ¿A qué doctrina se refiere Dante? Para Platón, las almas son eternas; viven en el Hiperuranio, una especie de cielo más allá de los cielos; de ahí descienden para encarnarse en los cuerpos y ahí vuelven cuando el cuerpo muere, listas para un nuevo descenso. ¿Por qué es peligrosa para la fe la doctrina platónica? Porque contrasta con la afirmación cristiana de la existencia de almas individuales, creadas una a una por Dios para cada ser humano.