¿Campesinos, indígenas y migrantes?. Julieta Martínez Cuero

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¿Campesinos, indígenas y migrantes? - Julieta Martínez Cuero

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este apartado se sientan las bases para un posterior examen crítico acerca de la articulación y/o confrontación de distintos modos de producción en Los Altos de Chiapas. En el cuarto capítulo, se da cuenta de los nuevos escenarios de una vieja discusión, abordando la articulación de distintos modos de producción como una confrontación histórica pero con transformaciones constantes al interior y exterior de las comunidades indígenas. Además, se atienden los procesos de una nueva ruralidad y de los flujos migratorios que ilustran los diferentes grados de articulación entre la región y la economía global. En este punto se recurre a la antropología simbólica, presentando los resultados a través de grupos de transformación. En el quinto capítulo se exponen algunas ideas que, lejos de pensarse como conclusiones, buscan ser una invitación a continuar reflexionando sobre la confrontación de distintas formas de producir, organizar y consumir. Finalmente, es importante mencionar que este trabajo, de casi cinco años de investigación, se realizó a partir de una propuesta metodológica interdisciplinar estableciendo un diálogo constante entre la economía y la antropología con el fin de integrar tanto al hombre antropológico como al hombre económico.

      MÁS ALLÁ DE UNA CATEGORÍA TEÓRICA:

       EL CONCEPTO DE MODO DE PRODUCCIÓN

      Este capítulo se presenta en dos partes. En la primera, de carácter analítico y metodológico, se aborda la conceptualización de los modos de producción asiático y doméstico con el fin de evitar confusiones teóricas y metodológicas. En la parte analítica, ofrecemos una síntesis del concepto de modo de producción con el objetivo de clarificar cómo a partir de esta categoría teórica es posible tratar, entender y asimilar la coexistencia de distintos modos de producción. En la segunda parte se justifica la elección de la región de estudio.

      Las categorías teóricas de modo de producción y de formación socioeconómica corresponden al sistema dialéctico de Marx, formulado principalmente en el prefacio de la Contribución a la crítica de la economía política (1859a). Esta categoría teórica es central en la elaboración de la teoría marxista sobre la evolución de las sociedades (Godelier, 1975). De acuerdo con Palerm (1976a), la noción de modo de producción fue concebida por Marx en un grado muy alto de abstracción debido a su nivel de análisis aplicado a estructuras y procesos sociales únicos; el propósito era poner al descubierto las relaciones esenciales entre cualquier sistema social de producción y las formaciones socioeconómicas que se originan al interior. Su validez como instrumento analítico no reside en su adecuación formal y estricta al estudio de una determinada sociedad, sino a su construcción mediante el estudio de las estructuras sociales específicas. Es decir, el concepto modo de producción no es una categoría teórica preestablecida y estática que sólo sirva para describir.

      Palerm (1976a:70-72) define al modo de producción como una abstracción, tanto más valida cuanto más abstracta, a través de la forma en que los hombres se organizan y se relacionan con la naturaleza para satisfacer sus necesidades humanas en el que las relaciones sociales de producción son el eje de análisis. En su aplicación se estudia la estructura, el funcionamiento y el proceso histórico y se señala su utilidad analítica en el estudio de sociedades campesinas, al sistema colonial y a las civilizaciones antiguas.

      El término de “modo de producción asiático” aparece en los textos de Marx, principalmente en los Grundrisse (1857). Su formulación no corresponde con el modo de producción feudal, esclavista y/o capitalista; más bien describe sistemas con una producción basada en la agricultura y en la propiedad colectiva. En este modo de producción existe un Estado autocrático y una casta social que dirige los trabajos públicos y se apropia del excedente a través de la imposición de tributos a otras comunidades que se sirven de los recursos hidráulicos. Según Marx (1859a, 1859b), dicho modo de producción es una forma social derivada directamente de las sociedades basadas en el parentesco, constituidas por las antiguas comunidades aldeanas regidas por una “unidad” superior. De tal suerte, en el modo de producción asiático la organización económica está fundada en lo establecido por la instancia política, debido a que las de las relaciones sociales de producción están determinadas por la estructura de poder, dada la propiedad de los medios de producción. Finalmente, cabe mencionar que en este modo de producción cada unidad productiva dispone de fuerzas productivas en virtud de su pertenencia a la comunidad, estructurada según sus relaciones de parentesco.

      Otra categoría teórica que conviene señalar es el “modo de producción doméstico”, enunciada en la obra de Claude Meillassoux: Mujeres, graneros y capitales (1975). En este trabajo se define a las unidades domésticas agrícolas como un único sistema económico y social en el que se dirige la reproducción social de los individuos a partir del sistema de parentesco, mismo en el que también intervienen aspectos culturales, políticos y sociales. La relación que se establece entre el modo de producción doméstico y el sistema capitalista se realiza a través de la utilización de la fuerza de trabajo originada en las unidades domésticas por el sistema dominante. Meillassoux supone que el capitalismo utiliza mano de obra inmigrante que no considera en sus costos de producción y que la expulsa cuando no la necesita. El autor llega a considerar que esta relación no es transitoria o pasajera, sino que es un mecanismo inherente a la lógica de reproducción del capitalismo. Finalmente, la reproducción del modo de producción doméstico implica intercambios bilaterales o multilaterales entre diversas comunidades; además, no se trata de un proceso natural sino más bien de una empresa política (Meillassoux, 1975:73).

      Otro término que aparece en la obra de Marx, de gran utilidad en el análisis diacrónico y sincrónico de las sociedades, es el de “formación socioeconómica”, escrito en el prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política. Esta categoría teórica permite estudiar a la sociedad en su totalidad considerando la coexistencia de distintos modos de producción en un mismo lugar y tiempo. Mediante este concepto se establece la combinación de las relaciones sociales de producción y se identifica la dominación de uno de los modos de producción sobre el resto a través de la forma de propiedad predominante y no única en la sociedad. De esa manera, cada formación socioeconómica está condicionada por el desarrollo de las fuerzas productivas que, a su vez, están determinadas en una relación bidireccional con la superestructura.

      El concepto de modo de producción es un instrumento analítico que permite analizar y comparar los elementos esenciales de diferentes lógicas económicas. Mediante esta categoría teórica se puede encontrar, comprender y asimilar la estructura base con la que funcionan las economías campesinas indígenas. Al mismo tiempo, permite evidenciar las diferentes relaciones sociales, económicas y culturales que tienen lugar en el marco de las contradicciones que resultan de la confrontación de distintos modos de producción. La comprensión del concepto exige una amplia profundización en la teoría marxista. Profundización que, desde luego, no resulta ser simple ni fácil de entender, entre otras cosas por el debate entre el concepto de “infraestructura” y su relación con la “superestructura”. Por ello, lo que se pretende en las siguientes líneas es apuntar hacia los elementos clave sobre el concepto, retomados de la revisión teórica de los trabajos de Maurice Godelier (1964), Juan Castaingts (1979), Chesneaux (1973), Pierre-Philippe Rey (1973) y Houtart F. (1989).

      La noción de modo de producción, tal y como la presenta Karl Marx (1857, 1859a, 1859b), se fundamenta en el desarrollo de las fuerzas productivas y en las relaciones sociales presentes en la producción y reproducción de un determinado sistema económico. De acuerdo con Maurice Godelier (1964), desde la teoría marxista el concepto de modo de producción se considera central en el estudio de la evolución de las sociedades. A partir de este enfoque se interpreta la historia mediante las estructuras esenciales de las sociedades,

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