¿Campesinos, indígenas y migrantes?. Julieta Martínez Cuero
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De acuerdo con Castaingts (1979), Godelier señala que el concepto de infraestructura designa la combinación cada vez más específica de tres aspectos de la realidad: las condiciones ecológicas y geográficas, las fuerzas productivas y el conjunto de representaciones sociales del ecosistema y de las fuerzas productivas.
Las condiciones ecológicas y geográficas están dadas en una sociedad y es a partir de ellas que los hombres extraen los medios materiales de existencia. Las fuerzas productivas se refieren a los medios materiales e intelectuales que el hombre inventa y transforma constantemente para su aplicación en distintos procesos productivos. Mediante las relaciones sociales de producción se determinan los mecanismos que permiten asegurar el acceso y el control social de las fuerzas productivas, la distribución de la fuerza social del trabajo y el reparto de los frutos del trabajo. Finalmente, el tercer elemento de la infraestructura se refiere al conjunto de representaciones sociales del ecosistema y de las fuerzas productivas, así como la totalidad de los medios lingüísticos necesarios para expresarlos y comunicarlos. De acuerdo con Godelier, las representaciones sociales del ecosistema y de las fuerzas productivas son elementos infraestructurales, debido a que sin estos elementos ningún proceso de trabajo podría existir ya que no se podrían transmitir de generación en generación.
ILUSTRACIÓN 1
ESQUEMA CONCEPTO DE MODO DE PRODUCCIÓN
(MARX, GODELIER Y CASTAINGTS)
FUENTE: elaboración propia.
La noción de modo de producción que empleamos en la investigación contiene las interpretaciones y aportes realizados por Godelier a la concepción original de Marx, así como los ajustes propuestos por Castaingts (2012). Las aportaciones teóricas y analíticas que Godelier hizo a la concepción original del modo de producción deben subrayarse por su importancia en ésta y en otras investigaciones. La plurifuncionalidad y jerarquización de las estructuras permite identificar y diferenciar el papel de la política, la religión y el parentesco en las relaciones sociales de producción. Los ajustes de Castaingts (2012) se refieren a los procesos administrativos y a las relaciones de poder que resultan ser esenciales en las relaciones sociales de producción.
Lo primero que salta a la vista del esquema de la ilustración 1 es la idea de que la infraestructura es determinante en la construcción del concepto de modo de producción; por lo tanto, su aplicación analítica exige partir de la realidad que se busca estudiar y no de una idea preconcebida. Es decir, la manera en que se presentan y desarrollan cada uno de los elementos de la infraestructura es única para cada sociedad, considerando las distintas jerarquías que existen entre las distintas estructuras. Consecuentemente, el concepto de modo de producción exige un contacto directo con la realidad y un acercamiento válido con los problemas que emergen de ésta. Por lo que la primera conclusión a la que llegamos es que el concepto de modo de producción tiene que construirse a partir de una realidad específica que debe comprenderse a profundidad. De lo contrario, se corre el riesgo de falsear la realidad pasando por alto las distintas relaciones de producción y las fuerzas productivas que dan origen a diferentes infraestructuras. En esta misma dirección, Castaingts (1979) señala que la determinación del concepto de modo de producción exige un conocimiento estricto de las distintas relaciones sociales de producción que tienen lugar en una determinada sociedad. De esa forma, el análisis debe de corresponder con la realidad estudiada y con las problemáticas que surgen de ésta, y no con ideas preconcebidas que hagan falsear el funcionamiento de una sociedad determinada.
En el esquema de la ilustración número 2 se muestra que entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción existe una importante interacción que sólo se comprende en la totalidad dada por la infraestructura que, al mismo tiempo, la incluye. De acuerdo con Godelier (1964) y Castaingts (1979), la relación entre las fuerzas productivas y las estructuras social, política y religiosa no es directamente observable ni tampoco simple debido a que las funciones de cada una de las estructuras tienen lugar en diversos niveles, tanto en la infraestructura como en el interior de la superestructura. En todo momento se considera la plurifuncionalidad y jerarquía de las estructuras. Por ejemplo, en muchas sociedades primitivas y campesinas el parentesco, la política o la religión se imponen al resto de las estructuras sociales por el hecho de funcionar como relaciones de producción, sin llegar a ser dominantes en el modo de producción. En otras palabras, su funcionamiento dentro de la infraestructura determina que ellas dominen la superestructura y no a la inversa.
ILUSTRACIÓN 2
UN CONCEPTO QUE SURGE DEL CONOCIMIENTO
DE UNA REALIDAD CONCRETA
FUENTE: elaboración propia.
La plurifuncionalidad de las estructuras, enunciada por Godelier (1964), coincide con la idea de los antropólogos sustantivistas. De acuerdo con éstos, la economía es indisociable a la cultura y a las instituciones sociales que la rigen. Según Polanyi (1989), la economía se encuentra incrustada en el conjunto de las instituciones sociales de determinada sociedad, de tal manera que no es posible un análisis que separe a los aspectos económicos de los culturales y sociales. Por su cuenta, Sahlins (1977) indica que el funcionamiento de la economía tribal se relaciona implícitamente con las combinaciones sociales y políticas.
Por otro lado, tanto para Godelier como para Castaingts, se debe refutar toda interpretación materialista mecanicista que pretenda establecer una relación directa entre la estructura y la superestructura o entre la estructura y las representaciones mentales. Esto es así porque en cada sociedad existe una serie de determinaciones que se efectúa de forma compleja y especifica. Así, las representaciones mentales no son un simple reflejo de la realidad, sino al contrario son parte constituyente de la misma, al tiempo que la interaccionan y transforman. En consecuencia, hay una unidad indisoluble entre su función como operadores lógicos, como elementos en el interior de la reproducción socioeconómica y como instrumentos de control y enajenación social.
En consecuencia, una segunda conclusión es que la jerarquía y la plurifuncionalidad de las estructuras determinan distintas infraestructuras y, por lo tanto, distintos modos de producción en una misma sociedad. Esto explica que existan sociedades donde el parentesco, la política o la religión tengan más peso sobre el resto de las estructuras. En el caso del parentesco, éste puede asumir una doble función, la suya específica y la de las relaciones sociales de producción. Como muestra Godelier (1976b), hay sociedades donde la estructura del parentesco determina a las funciones sociales de producción; por ejemplo, establecer el sistema social de intercambio, organizar el proceso productivo, determinar las jerarquías de las personas que forman el grupo social y con ello instaurar los mecanismos hereditarios de los medios de producción y realizar la repartición de los frutos del trabajo.
De esta manera llegamos a una tercera conclusión: las funciones de las estructuras se pueden desarrollar en distintos niveles, tanto en la infraestructura como en la superestructura. Lo que sucede en sociedades como la que describimos líneas arriba es que las relaciones de parentesco constituyen simultáneamente la superestructura y la infraestructura. La estructura de parentesco es plurifuncional por el hecho de funcionar como parte de las relaciones de producción e imponerse sobre el resto de las estructuras sociales. Lo mismo sucede con otras estructuras como la política o la religión. Distintas relaciones de producción implican la presencia de diferentes infraestructuras que conducen a diferentes