¿Campesinos, indígenas y migrantes?. Julieta Martínez Cuero
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En las sociedades en las que el modo de producción dominante no es el capitalismo, el acceso a los medios de producción no está determinado por la relación social patrón-obrero, ya que existen mecanismos propios de su lógica interna que aseguran la reproducción social y económica del grupo. En comunidades indígenas no capitalistas el acceso a la tierra y a los bienes comunitarios está regulado por la pertenencia al grupo y por las relaciones de parentesco. Los medios de producción se heredan y el uso de los bienes comunes está reglamentado por el trabajo colectivo. Por lo mismo, la organización del trabajo pasa por la mediación de la política, la religión y el sistema de creencias de la comunidad. Lo mismo ocurre con la repartición social de los frutos del trabajo que implica mecanismos de cooperación, reciprocidad y cohesión social. De ese modo, las estructuras religiosas, políticas y de parentesco funcionan a la vez como infraestructura y como superestructura.
La plurifuncionalidad y jerarquía de las estructuras política, religiosa y social tienen un papel determinante en la configuración de las funciones sociales de producción. Por ejemplo, la estructura de parentesco establece el acceso a los medios de producción al mismo tiempo que determina al sistema social de intercambio (Castaingts, 1979:22). De igual manera, el sistema político es un instrumento de organización del trabajo y de distribución de sus frutos. En el modo de producción no capitalista la posesión y distribución de los frutos del trabajo son un mecanismo para comunicar la presencia de un estatus social, político o intelectual que proporciona prestigio al interior del sistema. La obtención del prestigio en sociedades no capitalistas se materializa a través de la celebración de fiestas y rituales.
La organización del trabajo en el modo de producción no capitalista se encuentra ligada a la división de sexo y edad, siendo la familia la principal unidad de producción. La reciprocidad de los miembros de la comunidad es otro elemento clave en la organización del proceso productivo a través del contrato diádico y el sistema de cargos. El sistema de organización colectiva; es decir, el sistema de cargos, da evidencia de la plurifuncionalidad de las estructuras religiosa, económica y política del modo de producción operante en las economías indígenas no capitalistas. Mediante la asignación de cargos entre los miembros de la comunidad se determinan las funciones de las relaciones sociales que emergen del proceso productivo. La organización social basada en el sistema de cargos implica un sistema de valorización del trabajo colectivo.
Hasta aquí se han sentado las bases para diferenciar al modo de producción capitalista del modo de producción no capitalista. Al respecto, se subraya la idea de que la presencia de diferentes infraestructuras conduce a la existencia de diferentes modos de producción. La articulación del modo de producción no capitalista con otros modos de producción parte del principio de que no existe ninguna unidad productiva que sea autárquica. En el caso concreto de México, la gran mayoría de comunidades indígenas acuden al mercado capitalista a comprar y vender productos, además de la venta de su fuerza de trabajo.
1 En este apartado no se detalla el análisis de las condiciones ecológicas y geográficas debido a que esto se presenta en cada uno de los tres casos de estudio.
2 Valenzuela (2009) habla de una estructura social dominante conformada por 300 o 500 familias.
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