A mis padres no les importo. Rosa María Boal Herranz
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Autoestima intermedia-balanceante. Es frecuente encontrar esta forma de autoestima en las personas que hacen una vida normalizada, aunque alternando días de estar contentas y felices con ellas mismas, con días de pensar y sentir que no se gustan como son. Es una autoestima oscilante, el sujeto puede sentirse contento, importante y valioso cuando las cosas van bien y consigue lo que se propone; por el contrario, cuando las cosas no salen bien, puede llenarse de reproches y de un sentimiento de poca valía. No tiene la estabilidad en la permanencia ni en la positividad como la autoestima alta-saludable porque manifiesta un comportamiento emocionalmente inestable, sujeto a la valoración cambiante de uno mismo, de las situaciones y de las valoraciones externas.
Autoestima baja-muy baja. Este nivel de autoestima puede mantenerse de manera estable y permanente. Es el estado de una persona que se siente en desventaja frente a las otras e impotente frente a la vida. Tenga lo que tenga, logre lo que logre, nunca se siente valiosa. Los éxitos los atribuye a la casualidad y los fracasos a tener mala suerte y errores propios. Es una autoestima que crea un sentimiento muy negativo de sí misma. Se observa en personas que se sienten insatisfechas, con mucha inseguridad y desconfianza, con sentimientos de poca valía en las distintas áreas o dimensiones de la vida. Tienen miedo al rechazo, sienten que no son merecedoras del aprecio de los demás, tienen temor a ser marginadas, a no estar integradas y se sienten inferiores respecto a ellos. En ocasiones, muestran sentimientos de desamparo y de soledad. Cuando la persona está en este nivel tiende a ver todo en signo negativo. Este nivel de autoestima conlleva falta de ilusión, de motivación y de no tener un sentido de vida claro, y a nivel corporal sensación de abatimiento y falta de energía. La actitud ante la vida es la de esperar que le sucedan cosas negativas, tiende a resaltar y seleccionar los hechos negativos de su vida más que los positivos, reafirmándose en su sentimiento de inferioridad y de no ser merecedora de nada bueno. El estado de baja o muy baja autoestima, cuando es constante, puede llevar a una vida de insatisfacción personal, tristeza y depresión. Los distintos niveles pueden expresarse con diferentes grados de intensidad de la autoestima, que van a tener su reflejo en el estado de ánimo.
c) La autoestima es modificable a través de un cambio de la propia autovaloración. La baja autoestima puede cambiar de signo negativo a positivo variando la interpretación de las experiencias vividas y, especialmente, modificando la propia autovaloración. Puede cambiarse por el propio deseo y el empeño diario de crear una valoración más objetiva y real. Todas las personas son capaces de transformar su autoestima no saludable en autoestima saludable. Es una valoración subjetiva que, de la misma manera que se ha instalado en un nivel, puede cambiar a otro diferente. Mediante la toma de conciencia de cómo se ha formado, se podrá crear un sentimiento diferente a través de una autoevaluación más sana y justa.
4. Manifestaciones de la autoestima saludable y no saludable
¿Cómo se manifiesta la autoestima saludable en el comportamiento? Las personas con autoestima positiva tienen como característica principal el sentirse satisfechas consigo mismas. Se pueden observar algunos comportamientos en las personas que indican autoestima sana, que se ponen de manifiesto respecto a ellas mismas y a los demás.
a) Respecto a ellas mismas:
Se quieren a sí mismas. Tienen confianza en sus fortalezas, se consideran valiosas y capacitadas.
Se sienten seguras y no tienen miedo a emprender actividades en las que creen.
Ante los problemas buscan soluciones eficaces. Utilizan todos los recursos que tienen a su alcance para superarlos.
Encuentran el lado positivo de las cosas y son optimistas respecto a su futuro.
Pretenden aprender de los errores pasados para mejorar, más que quedarse en ellos. Los errores pueden ser conductas que han hecho equivocadas, decisiones poco acertadas, proyectos que no han salido bien. Pero poniendo el peso en aquello que no les ha salido bien, no en que ellas no valen.
Saben disfrutar de sus logros y de las distintas actividades que realizan.
Se sienten contentas de cómo son y no tienen miedo de mostrarse ante los demás. Pueden reconocer sus defectos y sus debilidades pero también sus virtudes y sus éxitos.
Creen en ellas mismas y defienden sus opiniones, sus valores y sus derechos.
b) Respecto a los demás:
Se consideran igual que otras personas, ni inferior, ni superior. Se sienten merecedoras del cariño y del respeto de los demás y por su parte ofrecen cariño y respeto. Mantienen relaciones sociales positivas.
Son personas que aceptan las diferencias frente a los otros y reconocen en igual medida las virtudes y valores en ellos y en sí mismas.
Tienen empatía con las necesidades de los personas y son colaboradoras y participativas.
Sus características facilitan la buena relación y convivencia.
Por el contrario, ¿cómo se manifiesta la autoestima no saludable o baja autoestima en el comportamiento? Las manifestaciones internas y externas de estas personas son negativas. Los niños, los adolescentes, y también los adultos, con baja o muy baja autoestima tienden a manifestar algunas conductas como las que se describen a continuación:
Se sienten inferiores respecto a los otros y se infravaloran a sí mismos. No se consideran merecedores de ser tan queridos ni se creen tan importantes como ellos.
Tienden a culparse de lo que les sale mal y les cuesta atribuirse méritos de lo que les sale bien. Ponen el peso en que ellos no valen, no en lo que han hecho o dicho equivocado, y esto es lo que dificulta el logro de sus objetivos. Pensar que no valen les deja sin recursos.
Tienen más dudas acerca de conseguir lo que se proponen o menos expectativas de lograrlo. Pueden evitar iniciar conductas que les lleven a conseguir metas importantes por inseguridad y por el miedo a fracasar. Seleccionan y resaltan las experiencias negativas y no hablan de las positivas o muy poco, recordándolo con frecuencia, lo que es una manera de confirmarse y reforzarse, una y otra vez, su incapacidad.
Tienen sentimientos encontrados frente a lo negativo que piensan y sienten. Por un lado, dan como cierto el pensar lo que piensan de ellos mismos y, por otro, les produce malestar pensar así y tener esas ideas negativas. Sienten enfado y frustración por los sentimientos negativos que tienen hacia sí mismos y por no poder sentirse bien con lo que tienen o lo que son. Desearían tener sentimientos más saludables de reconocimiento, aprobación y de mayor satisfacción, pero parecen atrapados en sus sentimientos de inferioridad y baja autoestima.
Pueden sentir bloqueos a la hora de hablar y expresarse o para actuar, adoptando una conducta de inhibición o represión y no expresando ni realizando aquello que realmente sienten o les gustaría. Estos bloqueos pueden deberse por miedo al ridículo y a ser desaprobados y rechazados. Por el contrario, tienden a hacer aquello que creen que les va a gustar más a los otros, para agradarles y ser aprobados.
El temor a las críticas negativas parece deberse