Retos y aprendizajes para el turismo de naturaleza en Colombia. Daniel R Calderón Ramírez
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Ahora vamos con la primera pregunta: ¿qué tienen en común los proyectos turísticos que logran procesos destacados de responsabilidad social y ambiental? Estos suelen tener una escala más pequeña o local, su gestión tiende a estar en manos de actores propios del territorio, que se autoorganizan en modelos más horizontales y colaborativos. Al parecer, este tipo de estructuras brinda las mejores condiciones para que la sostenibilidad se acerque a su promesa de armonía entre lo ambiental, lo social y lo económico. Desde la teoría, el concepto de gobernanza turística comenzó a difundirse desde hace unos años como una idea fundamental para ofrecerle una aplicabilidad coherente a la sostenibilidad. En efecto, desde la perspectiva de la gobernanza turística, la prioridad del desarrollo turístico debe ser garantizar la calidad y las condiciones de vida de las poblaciones locales, así como el bien común (no solo de los seres humanos, sino de la vida), y no necesariamente la maximización de las ganancias económicas.
Entonces, ¿qué pasa con la relación entre el turismo y la naturaleza en este nuevo escenario? En el marco de la gobernanza turística, el turismo es planificado y gestionado principalmente por los actores locales con arraigo territorial, de tal manera que estos tienen el derecho y la obligación de decidir qué elementos de sus territorios se van a ofrecer al mercado turístico y cómo quieren hacerlo; por lo tanto, ellos también serán los principales responsables de los efectos positivos y negativos que genere esta actividad. Entonces, que los actores tengan vínculos fuertes y significativos con su territorio, la naturaleza y los elementos que la componen parece ser la mejor apuesta hacia su cuidado y conservación.
Pero no podemos ser ingenuos y simplemente suponer que las cosas van a mejorar. Por esto, la investigación de punta en el campo de la gobernanza turística se ha concentrado desde hace poco en identificar, evaluar y proponer cuáles son los mejores modelos y metodologías de organización, con el objetivo de lograr los resultados sociales, ambientales y económicos más positivos.
En este punto puede que algunos comiencen a ver la tensión que enfrenta actualmente el desarrollo turístico en cuanto a su relación con la naturaleza. Por una parte, tenemos una industria que ha logrado un crecimiento destacado y un tamaño sin precedentes, pero que se fundamenta, en gran medida, en una relación de explotación de la naturaleza. Por otra parte, surgen iniciativas turísticas novedosas y aportes teóricos que buscan reformar los aspectos más depredadores del turismo y convertirlo en un sector vanguardista de las transiciones hacia una sostenibilidad más honesta; no obstante, su dimensión y alcance aún son apenas marginales, y las evidencias de su efectividad no son concluyentes todavía.
Por último, sabemos que la demanda por el turismo es gigantesca y se encuentra ansiosa de regresar una vez disminuyan las limitaciones derivadas de la pandemia global. No obstante, aunque se reactive el turismo y su recuperación económica sea sorprendente –me atrevo a prever–, la evolución de la crisis ecológica global que enfrentamos seguirá su curso, y cada vez será más difícil de ignorar el debate sobre las responsabilidades, posibilidades y transformaciones que puede y debe experimentar el sector turístico frente a su complicada relación con la naturaleza. Este es un elefante sentado a nuestro lado en el salón: ¿cuánto tiempo nos tomará observarlo, aceptarlo y enfrentarlo? ¿Será posible que los intereses políticos y corporativos fundados en el interés de ganancia puedan coordinarse con las comunidades capaces de brindarle un espíritu más territorial y responsable al turismo? ¿Cómo prevenir que el desarrollo turístico dominante no siga profundizando la separación entre los sistemas económicos humanos y la naturaleza? Sin duda, en países como Colombia, donde el turismo de naturaleza aparece como una potencialidad de desarrollo económico y social muy relevante para el futuro, este es un tema que no deberíamos ignorar.
Ahora bien, este libro se compone de seis capítulos, que abordan las siguientes temáticas:
En el primer capítulo, Daniel Calderón plantea que el turismo de naturaleza, desde sus inicios, se ha realizado como una práctica empírica guiada por la intuición y una racionalidad económica que pretende darle sostenibilidad. En este sentido, al indagar sobre las investigaciones relacionadas con el turismo de naturaleza, el autor va más allá de las frecuentes y obvias definiciones que se establecen acerca de esta modalidad de turismo, lo que permite identificar perspectivas, limitaciones y retos reales. Su objetivo es ofrecer un estado del arte del turismo de naturaleza. Como resultado destacado se identifica que conceptos como la sostenibilidad, los paradigmas del desarrollo y la planificación turística son parte indeleble del concepto de turismo de naturaleza, así como el espacio y el territorio son elementos indispensables para la comprensión geográfica del turismo de naturaleza, ya que son el soporte fundamental de las actividades turístico-recreativas.
En el segundo capítulo, Leonardo Garavito propone que la naturaleza ha sido un bien precioso para el desarrollo de turismo, y que, de hecho, la producción y apropiación creciente de espacios naturales al servicio del turismo es una práctica en expansión. Por lo tanto, el autor analiza los significados compartidos utilizados para definir las problemáticas y los retos del turismo de naturaleza en la actualidad en Colombia, así como sus estrategias o recomendaciones ideales para enfrentarlos. Como principal hallazgo encuentra que, para considerar el turismo de naturaleza como una alternativa real para impulsar y diversificar el desarrollo sostenible en el país, es necesario aceptar la existencia de varios riesgos que podrían estimular la instauración de prácticas de turismo extractivo y, por lo tanto, la explotación social y ambiental de los territorios.
En el tercer capítulo, Clarita Bustamante, Johan Redondo y Diana Morales-Betancourt ofrecen una aproximación metodológica para identificar el potencial de turismo de naturaleza en Colombia y establecer prioridades de gestión que, a partir de lineamientos, permitan un desarrollo sostenible del sector. El potencial se calcula a partir de la sensibilidad socioambiental que generan los atractivos y los recursos turísticos de naturaleza. La sensibilidad socioambiental se refiere a una medida de vulnerabilidad socioecológica de un paisaje, derivada de cualquier tipo de intervención antrópica. Este capítulo concluye que la mayor parte del país posee una alta sensibilidad socioambiental a los proyectos de turismo de naturaleza, lo cual no significa que no se pueda realizar turismo de naturaleza en estas zonas, sino que se requieren programas de gestión más robustos, en los que se garantice un bienestar socioecológico en su complejidad.
En el cuarto capítulo, Dolly Palacio, José Javier Rodríguez y Sandra Galán abordan las políticas públicas en Latinoamérica y en Colombia que posicionan al turismo comunitario de naturaleza (TCN) como alternativa para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los Acuerdos de Paz. Sin embargo, analizan cómo este tipo de turismo está aún lejos de resolver los problemas ecológicos, sociales y económicos de las comunidades que enfrentan la desigualdad, la guerra y el desplazamiento. Con el fin de contribuir a estos desafíos, sugieren algunas pistas para el desarrollo de un TCN situado y relacional, cuyos puntos de partida sean el principio de reciprocidad ecológica y el valor intrínseco de la naturaleza. También, sobre la base de dos estudios de caso en Colombia, los autores subrayan algunas posibilidades de acción para los emprendedores locales, los visitantes y las organizaciones e instituciones que lo impulsan.
En el quinto capítulo, César Oliveros-Ocampo y Rosa María Chávez-Dagostino plantean que la institucionalidad del turismo y del Sistema Nacional de Áreas Protegidas en Colombia surgió casi en paralelo con la evolución del conflicto armado, y que este último ha sido un factor decisivo en el desarrollo del turismo de naturaleza en el país. Empero, el proceso de paz con el ahora extinto grupo guerrillero de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), iniciado