Retos y aprendizajes para el turismo de naturaleza en Colombia. Daniel R Calderón Ramírez
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Además, Zalles (2018) identifica la gobernanza y la participación comunitaria en la toma de decisiones sobre el manejo y uso del suelo como instrumentos participativos ideales, que permiten que las comunidades locales sean partícipes en la construcción de su territorio. Estas comunidades, al reconocer los beneficios económicos y de mejoramiento de su calidad de vida, pueden contribuir a ser parte de las estrategias de conservación y reforestación.
De esta manera, el turismo de naturaleza está relacionado con el concepto de desarrollo sostenible, el cual “alberga los principios de sostenibilidad para el desarrollo y gestión de las zonas de destino turístico, la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas y la participación de todos los agentes” (Martínez, 2017, p. 2).
También el turismo de naturaleza se ha definido como turismo alternativo por ser una opción diferente de las modalidades de turismo convencionales, como el llamado turismo de “sol y playa” o el de masas, cuyo principal objetivo es la rentabilidad económica, de modo que se dejan de lado otros tipos de beneficios incorporados en las dimensiones ambiental, económica y social de la sostenibilidad (Martínez, 2017). Así mismo, el turismo de naturaleza se ha identificado como estrategia de otras alternativas de desarrollo (Florit y Dreher, 2009).
2. EL TURISMO DE NATURALEZA COMO ALTERNATIVA DE DESARROLLO
Definitivamente, en relación con las diferentes teorías y perspectivas del desarrollo, el desarrollo sostenible o sustentable es la propuesta más utilizada para definir los beneficios del crecimiento económico, social y ambiental del turismo de naturaleza (Florit y Dreher, 2009; Pérez et al., 2014). La definición de desarrollo turístico sostenible más empleada por diferentes autores es la propuesta por la Organización Mundial del Turismo (OMT):
Aquella actividad que atiende a las necesidades de los turistas actuales y de las regiones receptoras y al mismo tiempo protege y fomenta las oportunidades para el futuro. Se concibe como una vía hacia la gestión de todos los recursos, de forma que puedan satisfacerse las necesidades económicas, sociales y estéticas, respetando al mismo tiempo la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas que sostienen la vida. (OMT, 1995, citadao en Sánchez y Cebrián, 2015, p. 342).
Sin embargo, otros autores han realizado propuestas paralelas y complementarias sobre diferentes concepciones del desarrollo, las cuales han sido encontradas como emergentes en las investigaciones que han llevado a cabo sobre el turismo de naturaleza (Florit y Dreher, 2009).
Según Páez y Pérez (2018), el turismo de naturaleza es una actividad socioproductiva vinculada al proceso de gestión de desarrollo local. A partir de un caso de estudio en Cuba, los autores concluyen que, para poder alcanzar una gestión y un desarrollo local por medio del turismo de naturaleza, es necesaria una clara voluntad política desde el Gobierno central que permita descentralizar el poder, junto con la creación de instituciones de regulación del turismo que surgen a partir de las necesidades y los contextos locales.
Para los autores, el desarrollo local es considerado como un
proceso de construcción social y cambio estructural que desde un entorno innovador territorial desarrolla capacidades locales para gestionar políticas públicas, estrategias, programas y proyectos orientados a aprovechar recursos endógenos y exógenos y a articular armónicamente intereses nacionales, sectoriales y territoriales, fomentando transformaciones económicas, sociales, naturales […] en las localidades. (Torres, 2015, p. 23, citado en Páez y Pérez, 2018, p. 219).
Con relación a la definición de desarrollo local, hay una gran similitud con los objetivos productivos de sostenibilidad que el turismo de naturaleza busca alcanzar. Desde este punto de vista, la autonomía y la gestión de los recursos por parte de las comunidades locales son posibles a partir del empoderamiento de la comunidad (Escribano et al., 2015).
Sin embargo, y siguiendo a Páez y Pérez (2018), el contexto político cubano, con un gobierno fuerte, actor principal y regulador de cualquier sector productivo, ha sido uno de los principales obstáculos por superar y para permitir mayor participación y empoderamiento de las comunidades locales. No obstante, a pesar de dicho centralismo en el poder, una flexibilización por parte del Gobierno, principalmente en los últimos cinco años, ha hecho posible crear estructuras sociales comunitarias empoderadas en la participación del desarrollo local (Escribano et al., 2015).
Desde el punto de vista de una política económica que permite abiertamente el libre mercado, las instituciones son la base para la creación de un desarrollo sostenible para el destino turístico de naturaleza. Para Muñoz y Torres (2010), según su estudio de caso de la Patagonia chilena, las instituciones que posibilitan la consolidación de pequeñas y medianas empresas alrededor de los destinos turísticos de naturaleza son la clave para el desarrollo endógeno. La libertad de crear empresas competitivas es la base de la sostenibilidad. Sin embargo, esta competitividad también está relacionada con la cooperación, la confianza y la reciprocidad producto del capital social.
Por esta razón, Muñoz y Torres (2010) afirman que las relaciones sociales que se establecen en el desarrollo del turismo de naturaleza son la esencia que diferencia una iniciativa exitosa de otra que está condenada a no prosperar por la falta de articulación entre diferentes actores del territorio. Para los autores, las relaciones sociales –entendidas también como un capital social basado en la cooperación, la confianza y la reciprocidad– permiten que se funda un desarrollo sostenible, ya que se constituye una gobernanza capaz de articular diferentes visiones sobre la planificación y la gestión territorial.
Según Sandoval (2006), una forma de entender el turismo de naturaleza es a partir de las características de los actores involucrados en la cadena de valor, entre los que se destacan el visitante, el recurso tour y la industria del servicio. Sin embargo, desde un punto de vista más complejo, según Ashton y Ashton (1993, citados en Sandoval, 2006, p. 34) existen otros actores del turismo de naturaleza que se diferencian por sus características, como los consumidores, los tour operadores de salida, los operadores terrestres de entrada y las empresas turísticas locales. Además, las organizaciones no gubernamentales (ONG) y las entidades relacionadas con la protección de la naturaleza y las comunidades locales son actores indispensables en la regulación de la cadena de valor.
A partir de esta perspectiva, Sandoval (2006) hace una clara alusión al papel de las comunidades locales en la prestación de servicios turísticos, y los incluye como actores esenciales en la ejecución de los paquetes turísticos de naturaleza, en los que es importante tener en cuenta el conocimiento del territorio para la seguridad de los visitantes.
Según Chen (2005), el turismo de naturaleza en Costa Rica es reconocido por su capacidad de generar empleo y encadenamientos con otras actividades productivas. Así mismo, se reconoce que esta modalidad de turismo ha contribuido a dinamizar los mercados de trabajo regionales y locales, especialmente en las áreas rurales. El desarrollo de diferentes modalidades de turismo (turismo ecológico, turismo rural, turismo comunitario, turismo de aventura, etc.) ha permitido aumentar directa e indirectamente el número de empleos en el país, lo que ha favorecido en gran parte a las zonas rurales, ya que muchas de las áreas de conservación protegidas y no protegidas se encuentran en ellas.
En Costa Rica, el desarrollo del ecoturismo ha coadyuvado en la consolidación y ampliación de un sistema nacional de áreas protegidas públicas y privadas que ha tenido una gran importancia en la reducción de las amenazas de explotación de esas áreas mediante usos no sostenibles, y en la recuperación de terrenos alterados por la ganadería extensiva de décadas anteriores.