Caracterización agroecológica y resiliencia de sistemas citrícolas en el departamento del Meta, Colombia. José Alejandro Cleves-Leguízamo

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Caracterización agroecológica y resiliencia de sistemas citrícolas en el departamento del Meta, Colombia - José Alejandro Cleves-Leguízamo

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elaboración propia con base en datos de Orduz y Garzón (2012).

      Como se puede observar, en el trópico bajo se presenta la mayor acumulación de UC asociada a constantes temperaturas medias-altas a lo largo del año, que provocan altas tasas respiratorias en las plantas (Davies y Albrigo, 1994), disminuyendo los niveles de sólidos solubles y de acidez en la fruta, siendo esta la principal razón para la amplia aceptación de la naranja var. Valencia en los diferentes mercados (Orduz, 2007a).

      En el trópico bajo la precipitación tiene una distribución monomodal, en la que se diferencia una estación lluviosa con una duración de nueve meses y una estación seca de tres meses que da origen a un estrés hídrico y detención del crecimiento vegetativo, dando inicio al ciclo reproductivo (inducción floral).

      La floración principal se presenta dos semanas después de iniciarse la precipitación (finalizando la época seca); esta floración da origen a la cosecha principal, nueve meses después de la antesis, es decir, en los meses de noviembre a diciembre, aunque también es posible la ocurrencia de floraciones menores en época de lluvia, en ausencia de estrés hídrico (asociadas a mecanismos endógenos de carácter desconocido). Estas floraciones extemporáneas generalmente ocurren en los meses de agosto o septiembre, generando la cosecha denominada “mitaca” o secundaria, que se recolecta en los meses de junio a agosto del año siguiente (Orduz, 2007a; Orduz y Garzón, 2012).

      Orduz y Fischer (2007), establecieron que un cultivo adulto de mandarina Arrayana requiere 1046 mm de agua al año, que corresponden al 77 % de la evaporación total anual, establecida en 1357 mm para las condiciones del piedemonte del Meta.

      Estructura agroecológica principal (EAP) de los agroecosistemas

      El desarrollo conceptual de la EAP se remonta a los trabajos de Van der Hammen (1998) durante el desarrollo del Plan Ambiental de la Cuenca Alta del río Bogotá, quien definió el concepto de estructura ecológica principal (EEP).

      Posteriormente, Van der Hammen y Andrade (2003), en virtud de los compromisos internacionales adquiridos por Colombia para preservar la biodiversidad, la salud (calidad de vida) y la integridad (conservación) de los ecosistemas del país, propusieron el concepto de estructura ecológica de soporte de la nación (EES), el cual se compone de dos elementos: i) estructura ecológica principal del paisaje (EEP) e ii) infraestructura ecológica (IE).

      La EEP se define como el sistema de áreas del territorio nacional que aseguran en el tiempo la conservación de la biodiversidad, su funcionalidad y la provisión de servicios ecosistémicos, definidos como los beneficios que los seres humanos obtienen directa e indirectamente de los procesos y funciones de los ecosistemas, útiles para garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de los habitantes y el bienestar de la población (Ideam y MADR, 2012; Rodríguez et al., 2011; United Nations Environment Programme [UNEP] - World Conservation Monitoring Centre [WCMC], 2011; Van der Hammen y Andrade, 2003).

      De acuerdo con esta propuesta, el objetivo principal de la EEP es el manejo adecuado de los ecosistemas naturales.

      El Decreto 3600 de 2007 considera que la EEP corresponde a los elementos bióticos y abióticos del sistema que sustentan los procesos ecológicos esenciales del territorio, y que su finalidad principal es la preservación, conservación, restauración, uso y manejo sostenible de los recursos naturales renovables que soportan el desarrollo socioeconómico (Ideam, 2011). El Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 “Prosperidad para Todos”, considera que en la EEP convergen los ecosistemas denominados estratégicos, que están en la posibilidad de garantizar la integridad de la biodiversidad, al igual que la provisión de servicios ecosistémicos para satisfacer las necesidades de la población (Congreso de Colombia, 2011).

      Conceptos como la EEP representan un enfoque para el aumento de la conectividad de las poblaciones y comunidades bióticas y se constituyen en una herramienta útil para el ordenamiento, la planificación y la gestión del territorio en concordancia con un conjunto de ecosistemas naturales y seminaturales que interactúan como un sistema (Rincón, 2008).

      El segundo elemento esencial de la EES es la IE, considerada como la conectividad que se da entre los relictos de vegetación natural, seminatural, corredores, incluyendo áreas a restaurar en los agroecosistemas y áreas intervenidas (urbanas, degradadas), con una función específica como es la conservación de la biodiversidad asociada a la productividad, a fin de mejorar la calidad de vida de la población (Rodríguez et al., 2011; Van der Hammen y Andrade, 2003).

      Debido a que la mayor parte de los relictos de vegetación natural y corredores biológicos que se mencionan en la IE se ubican al interior del agroecosistema, y con la idea de establecer puentes conceptuales entre la ecología del paisaje y la agroecología, León (2010a) propuso el concepto de la EAP, que analiza variables de tipo ecosistémico y cultural referidas a la agrobiodiversidad.

      Estructura agroecológica principal (EAP)

      León (2010a) reconoce que la agroecología como ciencia analiza las múltiples interacciones que se suceden en los agroecosistemas, y propone el concepto de EAP como un índice para evaluar la diversidad. Plantea que la EAP está relacionada con la biodiversidad funcional y, por lo tanto, una alta interconectividad de la finca con la EEP da cuenta de una EAP articulada que ofrece mayores posibilidades de regulación biológica, resiliencia climática y manejo fitosanitario (León, 2010b).

      La EAP se define como:

      […] la configuración o arreglo espacial interno de la finca y la conectividad entre sus distintos sectores, parches y corredores de vegetación o sistemas productivos […], que permite el movimiento y el intercambio de distintas especies animales y vegetales, les ofrece refugio, hábitat y alimento, provee regulaciones microclimáticas e incide en la producción, conservación de recursos naturales y en otros aspectos ecosistémicos y culturales [de los agroecosistemas mayores]. (León, 2014, p. 156)

      La caracterización de la EAP es una herramienta metodológica útil para el manejo integrado de los agroecosistemas, que el mismo autor propone analizar en dos escalas o niveles: i) en el agroecosistema mayor (finca) y ii) en el agroecosistema menor (lote o cultivo); la forma en que estos últimos se agrupen, articulen o dispongan con el paisaje define la EAP de la finca. Teniendo en cuenta lo anterior, es posible afirmar que la EAP es un concepto que pretende describir las relaciones estructurales y funcionales de los agroecosistemas mayores, facilitando su estudio espacial (León, 2014, p. 156).

      Los criterios propuestos por Córdoba y León (2013) y León, Toro, Martínez y Cleves-Leguízamo (2014), tendientes a evaluar la EAP, corresponden a la sumatoria sin ponderación de diez parámetros, cinco ecosistémicos y cinco culturales, que se analizarán a profundidad en el capítulo quinto.

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