Antología. Elkin Restrepo
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Sucesos en los que
atraídos por magas descomedidas
(la tentación es mucha)
es probable que se termine haciendo compañía
en algún momento
a los cerdos en el corral
O en que –a las puertas de la vejez
que es el peor de los exilios–
por gracia de un día pleno de divinidades
compasivas
un mar de náufragos te arroje a playas
donde núbiles muchachas
sueñan con varones llegados de lejos
adivinando entonces
en los ojos de esa joven
que no te pierde la mirada
en su belleza capaz de perturbar tus horas
de ahora y las que te quedan
una disposición una entrega
que no sin vanidad aceptas
al menos de momento
al menos mientras la sorpresa de avistar
de nuevo al amor entre tus asuntos
pasa
si esto es posible
que el amor pase que no pasa
un don un albur que de nuevo se te ofrece
por privilegio de la vida
y que te sume sin embargo
en el más oscuro doloroso frío desasosiego
pues no es de viejos ir correteando tras Afrodita
por predios que no sean los de la medida y el buen juicio
lo que añadirá a tus cobardías
el inexperto consuelo de otra cobardía más
que es como se sabe un mar
del cual
nadie se salva.
Ella fue amada
Ella fue amada
en lugares donde el amor
no prende fácil
como el borde de un risco
con el mar abajo
rabioso
trayendo ruina
Ella fue amada
en un baño público a la hora
en que la ciudad empalidece
y el vivir se cubre
de vampiros
Ella fue amada
en un jardín diezmado
por los deshechos de cientos de agujas hipodérmicas
por la mancha aceitosa de un buque tanque volcado
Ella fue amada
en un vagón desprendido de un tren carbonífero
que escapaba a la vengativa cercanía del cielo
ella fue amada
sobre las flores carcomidas por la lluvia
de una fosa común
ella fue amada
en suburbios de niebla enfermiza
donde sus pezones saltaron como botones de primavera
que la misma primavera no esperaba
ella fue amada
por un galán en llamas
(el último de los sobrevivientes)
bajo el más crudo temporal
en lugares donde el viento alcanzaba
los 140 km/hora
ELLA FUE SIEMPRE AMADA
Flama
Lo sientes
un calorcillo
como si de repente
se encendiera un papel en tus manos
y la llama te envolviera enseguida
atrapándote
Alguien a quien el amor iluminó
como las velas alumbran el pedestal de un santo
Es un decir
pero bastó que ELLA apareciera un día
para que los censores
convirtieran químicamente
la cercanía
en materia inflamable
en un papel que se levanta en el aire
al arder
No había manera de llamarla
una desconocida
como si ya estuviera previsto
en las oscuras inhumanas leyes
que mueven el oleaje del universo
todo en mí decía conocerla
¿Unos juguetes entonces de la naturaleza?
La mujer soñada y el príncipe azul
(verde o amarillo)
el elemento químico
la cadena biológica
funcionando para que las cosas