Informe de las Visitaciones Episcopal y Apostólica 1949-1953. P. Eduardo Aguirre C.
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Informe de las Visitaciones Episcopal y Apostólica 1949-1953 - P. Eduardo Aguirre C. страница 8
El Movimiento Apostólico cultiva especialmente la devoción a la Sma. Virgen, en torno a cuyo Santuario, donde se la venera bajo la advocación de Madre tres veces Admirable, se agrupa toda la obra. De ese Santuario fluye hacia los corazones y hacia las diócesis alemanas una fuerte corriente de bendiciones y motivación religiosa.
De modo particularmente bendecido trabajan las Hermanas de María, un instituto de religiosas que cultiva la vida en común de acuerdo con determinadas reglas y sin votos, dedicándose a obras de caridad cristiana y de apostolado. El instituto cuenta ya con más de 1.300 religiosas y se ha difundido en muchas diócesis de Alemania, pero también en ultramar, en Norte y Sudamérica y África. El trabajo de las Hermanas de María goza en todas partes de gran reconocimiento y del pleno elogio de los Obispos. Se dedican especialmente a tareas apostólicas de las parroquias, y por lo tanto constituyen un valioso auxilio para los párrocos en el desempeño de la pastoral. En la diócesis de Tréveris las Hermanas trabajan también en instituciones dependientes del Obispado, en los internados de Prüm y Linz, y en la residencia estudiantil Aloysiushaus, en Tréveris. La comunidad de las Hermanas busca actualmente su forma jurídica eclesial, y sería deseable que fuese reconocida por la Santa Sede como instituto secular.
Fundador y director del Movimiento Apostólico y de las Hermanas de María es el P. José Kentenich, de la comunidad palotina. El P. José Kentenich ha formado ya a miles de sacerdotes en tandas de ejercicios espirituales, y todos confirman que de sus ejercicios se irradia un espíritu religioso extraordinariamente fuerte. El P. Kentenich pertenece así a las figuras más importantes de la pastoral de sacerdotes de nuestros días. Actualmente trabaja en la fundación de una comunidad de Hermanos, similar a la comunidad de las Hermanas, para obras de apostolado. En razón de su descollante actividad en la pastoral de los sacerdotes y en la formación de laicos, el P. Kentenich fue primero encarcelado por el régimen nazi y luego confinado en el campo de concentración de Dachau, donde estuvo preso durante varios años. También allí desplegó una intensa actividad religiosa en la pastoral de sacerdotes y laicos. El P. Kentenich es realmente un sacerdote y pastor iluminado cuyas obras merecen promoción de parte de la Iglesia.
El Movimiento Apostólico se destaca por su espíritu auténticamente cristiano, su fidelidad a la santa Iglesia y a la Santa Sede. Es de esperar que, tras el reconocimiento otorgado por la Santa Sede, siga realizando grandes obras para el bien de la Iglesia.
Por todo esto quiero recomendar cabalmente un reconocimiento y elogio de parte de la Santa Sede.
Arzobispo
+ Franz Rudolf
Obispo de Tréveris
2. Declaración de parte del Obispo auxiliar, Mons. Stein, Tréveris, 20 de enero de 1947
Dr. B. Stein
Obispo Auxiliar
Tréveris, 20 de enero de 1947
Declaración
Conocí el Movimiento de Schoenstatt en 1930 cuando, luego de mi estudiantado en Roma, regresé a mi patria y asumí el cargo de capellán en una parroquia de la ciudad de Tréveris. Mi antecesor, un sacerdote de grandes talentos, profunda religiosidad y celo pastoral, era “schoenstattiano” y trabajó especialmente en ese espíritu con la juventud de la parroquia.
Al año siguiente tuve oportunidad de hacer ejercicios espirituales en Schoenstatt, dirigidos por el P. Kentenich. Por entonces me impresionó sobre todo la inexorable coherencia de sus reflexiones, la riqueza de contenido de sus conferencias y la hondura dogmática y claridad de su teología.
Durante mi segunda estadía en Roma, de 1932 a 1936, Schoenstatt volvió a desaparecer de mi vista.
En virtud de una ocupación más profunda con la literatura schoenstattiana a lo largo de los últimos dos años, adquirí un conocimiento más hondo del espíritu de Schoenstatt. A ello hay que agregar una estadía de tres semanas en una casa de las Hermanas de María de Schoenstatt, en el sur de Alemania, en otoño de 1946, durante la cual participé de ejercicios espirituales predicados por el P. Kastner. Dichos ejercicios me brindaron valiosas y abundantes motivaciones tanto para mi vida religiosa personal como también para mi labor pastoral.
En la teología y ascética schoenstattiana no pude encontrar nada que fuese en contra de una sana doctrina católica y una acendrada praxis católica. Al contrario: el acervo de ideas de Schoenstatt se basa en la mejor tradición de la Iglesia, en especial de la escolástica. Desde el punto de vista de los contenidos, me parece que son sobre todo dos los puntos que merecen ser mencionados como especialmente valiosos:
1) El llamado a una “santidad de la vida diaria” fundamentada en una fe viva en la Providencia que –renunciando a toda suerte de particularidades o incluso rarezas– se esfuerza seriamente por alcanzar la perfección cristiana.
2) Una piedad mariana auténticamente católica referida a Cristo y que acentúa su persona.
Desde el punto de vista histórico, el Movimiento de Schoenstatt es una nueva creación y el fruto de un desarrollo orgánico que surge de dos fuentes: del ideario de la Congregación Mariana y del “Apostolado Católico” del venerable Vicente Pallotti. Schoenstatt es por lo tanto un movimiento apostólico con carácter mariano.
Los sacerdotes “schoenstattianos” que conozco se destacan por su espiritualidad sacerdotal y por su celo apostólico.
La agrupación más notable, por ser la más fecunda del Movimiento de Schoenstatt, es sin duda la comunidad de las Hermanas de María de Schoenstatt que hoy, al cabo de veinte años de existencia, cuenta ya con más de 1.300 miembros y que se halla extendida en tres continentes actuando de una manera extraordinariamente fecunda.
Vista en su conjunto, la Obra del P. Kentenich merece gran reconocimiento y sincera admiración.
+ B. Stein
Obispo Auxiliar de Tréveris
Parte 2
Sobre la visitación episcopal o canónica llevada a cabo por Mons. Stein
3. Informe privado de Mons. Stein sobre la visitación canónica (25.03.1949) - “Relatio maior” en el archivo del Santo Oficio
I
Panorama del transcurso general de la visitación
El sábado 19 de febrero de 1949 arribé a Schoenstatt alrededor de las 12 hrs. En la capilla de la Casa de ejercicios (Casa de Alianza), en la cual me alojaría, me esperaban los dirigentes de las distintas agrupaciones, y los superiores y superioras de las distintas casas. Naturalmente, en su mayoría eran Hermanas de María. El P. Mühlbeyer, quien representaba en Schoenstatt al P. Kentenich (PK) durante su ausencia, me saludó con una breve alocución en la que me llamó “angelus Domini”, dado que yo venía a Schoenstatt por encargo de la Iglesia. En mi respuesta me referí, por un lado, a la gran