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El derecho ya no es lo que era - Группа авторов Estructuras y Procesos. Derecho

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seguros han incrementado su ya enorme presencia en la vida doméstica y económica. La sustitución de la sanidad pública por seguros de salud privados ha sido uno de los factores más importantes de este incremento. La privatización de la sanidad ha sido presentada por los ideólogos neoliberales como un aumento de la libertad de los ciudadanos. Obligar a las personas a pagar una cuota para financiar la seguridad social ha sido denunciado como una forma de «paternalismo». Cada cual debe poder decidir qué cantidad de dinero quiere dedicar a la atención sanitaria en los diferentes momentos de su vida y cómo afrontar los gastos derivados del cuidado de la salud. En la práctica, ha quedado demostrado que la privatización de la sanidad no aumenta la libertad de la mayoría de la población, sino todo lo contrario. Lo único que persigue es la mercantilización de un bien que debería ser considerado público.

      Títulos, créditos y seguros pueden formar parte de una misma cadena financiera. Es lo que ocurrió en el caso de los títulos respaldados con hipotecas. La base de estos títulos eran créditos hipotecarios. Por otro lado, muchos tenedores de bonos contrataron seguros específicos para el caso de impago. Esa es la razón por la que la crisis de 2008 arrastró a la mayor aseguradora del mundo: la compañía estadounidense American International Group (AIG).

      3.3. La financiarización de las entidades financieras

      «Financiarización de las entidades financieras» es una expresión que puede sonar extraña. Lo que se pretende con ella es llamar la atención acerca del hecho de que el sector financiero ha experimentado una profunda transformación que ha vinculado de manera mucho más intensa a los bancos con los mercados financieros. Esta transformación ha sido producto de tres tipos de cambios: la proliferación de entidades financieras distintas de los bancos, la concentración bancaria y la mutación del propio negocio bancario.

      Los fondos de inversión son las entidades que han proliferado más en la escena financiera de la globalización. Se trata de compañías que captan e invierten los capitales de terceros a cambio del cobro de comisiones. Los fondos son de distintos tipos en función de su naturaleza, objetivos y clientes. Hay fondos de capital privado o equity funds, fondos institucionales y fondos soberanos (el mayor de los cuales es noruego, sorprendentemente). Entre los equity funds se encuentran los fondos «buitre» y los fondos de capital riesgo.

      El mayor problema que plantean estos inversores institucionales es su «nomadismo». Sus inversiones se concentran en los activos financieros, especialmente en acciones en el caso de los fondos estadounidenses. Esas inversiones tienen objetivos de rentabilidad a corto plazo. Los fondos de pensiones tienen como prioridades el aumento de la cotización de los valores de su cartera y el incremento de los dividendos. Esa visión cortoplacista condiciona la actuación de las empresas en las que invierten. Como veremos más adelante, la influencia de estos actores ha sido un factor determinante de la «financiarización» de las empresas no financieras.

      El cambio de lógica del sector bancario se pone muy claramente de manifiesto en el caso de los créditos hipotecarios. Tradicionalmente, una hipoteca establecía una relación prolongada entre el deudor y el banco, dado que el préstamo se amortizaba mediante el pago de cuotas durante el plazo establecido, que solía ser de varios años o incluso décadas. Durante ese periodo, la deuda hipotecaria permanecía en el balance del banco (aunque fuera disminuyendo) y, por consiguiente, debía ser computada a efectos de determinar el volumen de las reservas que el banco estaba obligado a mantener. La solvencia del deudor era examinada cuidadosamente antes de que el banco le concediera el préstamo y existían una serie de restricciones legales que limitaban el porcentaje del valor del inmueble que podía ser financiado o establecían un tope máximo para el porcentaje de los ingresos que representaba la cuota.

      Con la globalización los mercados hipotecarios se desregulan de manera concomitante a la privatización de las políticas de la vivienda de que se hablará más adelante. La demanda de créditos hipotecarios aumenta enormemente y los bancos proceden a la «titulización» de las hipotecas para aumentar su capacidad de ofrecer créditos. Como ya se señaló más arriba, la titulización permite «vender» deudas hipotecarias a los inversores. El procedimiento es el siguiente: se agrupa toda la masa de deudas hipotecarias que tiene el banco en un fondo único. Ese bloque es adquirido por una entidad intermedia (EM) que puede ser creada por un banco de inversión o por la propia institución que concedió las hipotecas. La EM divide ese fondo constituido por miles de hipotecas en porciones que contienen tramos de diferente calidad, vendiendo a continuación esas porciones en forma de bonos a los inversores que estén interesados. Surgen así las Mortgages Backed Securities (MBS) o bonos respaldados por hipotecas, fruto de la capacidad inventiva de Lewis (Lew) Ranieri.

      Hoy en día, más de una década después de la crisis, la titulización sigue siendo una de las fuentes más importantes de beneficios para los bancos. Se siguen titulizando los créditos hipotecarios, pero lo mismo puede hacerse con cualquier serie de pagos periódicos futuros que sean predecibles y fiables. David Bowie titulizó los pagos en concepto de derechos de autor que debía cobrar en el futuro y la venta de los bonos le permitió poder disponer de ese dinero en el presente.

      Los llamados «derivados» constituyen

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