Dramas. Уильям Шекспир

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Dramas - Уильям Шекспир

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style="font-size:15px;">      ¿Y para qué quiero la vida? ¿cómo he de vivir? Me dejais la casa, quitándome los puntales que la sostienen.

PÓRCIA

      ¿Qué puedes hacer por él, Antonio?

GRACIANO

      Regálale una soga, y basta.

ANTONIO

      Si el Dux y el tribunal le dispensan del pago de la mitad de su fortuna al Erario, yo le perdono la otra media, con dos condiciones; la primera, que abjure sus errores y se haga cristiano; la segunda, que por una escritura firmada en esta misma audiencia instituya herederos de todo á su hija y á su yerno Lorenzo.

DUX

      Juro que así lo hará, ó, si no, revocaré el poder que le he concedido.

PÓRCIA

      ¿Aceptas, judío? ¿Estás satisfecho?

SYLOCK

      Estoy satisfecho y acepto.

PÓRCIA

      Hágase, pues, la donacion en forma.

SYLOCK

      Yo me voy, si me lo permitis, porque estoy enfermo. Enviadme el acta, y yo la firmaré.

DUX

      Véte, pero lo harás.

GRACIANO

      Tendrás dos padrinos, cuando te bautices. Si yo fuera juez, habias de tener diez más, para que te llevasen á la horca y no al bautismo.

      (Se va Sylock.)

DUX

      (Á Pórcia.) Os convido con mi mesa.

PÓRCIA

      Perdone V. A., pero hoy mismo tengo que ir á Pádua, y no me es lícito detenerme.

DUX

      ¡Lástima que os detengais tan poco tiempo! Antonio, haz algun obsequio al forastero que, á mi entender, algo merece.

      (Vase el Dux, y con él los Senadores.)

BASANIO

      Digno y noble caballero, gracias á vuestra agudeza y buen entendimiento, nos vemos hoy libres mi amigo y yo de una calamidad gravísima. En pago de tal servicio, os ofrecemos los 3,000 ducados que debíamos al judío.

ANTONIO

      Y será eterno nuestro agradecimiento en obras y en palabras.

PÓRCIA

      Bastante paga es para mí el haberos salvado. Nunca fué el interes norte de mis acciones. Si alguna vez nos encontramos, reconocedme: no os pido más. Adios.

BASANIO

      Yo no puedo menos de insistir, hidalgo. Admitid un presente, un recuerdo, no como paga. No rechaceis nuestras ofertas. Perdon.

PÓRCIA

      Necesario es que ceda. (Á Antonio.) Llevaré por memoria vuestros guantes. (Á Basanio.) Y en prenda de cariño vuestra sortija. No aparteis la mano: es un favor que no podeis negarme.

BASANIO

      ¡Pero si esa sortija nada vale! Vergüenza tendria de dárosla.

PÓRCIA

      Por lo mismo la quiero, y nada más aceptaré. Tengo capricho de poseerla.

BASANIO

      Vale mucho más de lo que ha costado. Os daré otra sortija, la de más precio que haya en Venecia. Echaré público pregon para encontrarla. Pero ésta no puede ser… perdonadme.

PÓRCIA

      Sois largo en las promesas, caballero. Primero me enseñasteis á mendigar, y ahora me enseñais cómo se responde á un mendigo.

BASANIO

      Es regalo de mi mujer ese anillo, y le hice juramento y voto formal de no darlo, perderlo ni venderlo.

PÓRCIA

      Pretexto fútil, que sirve á muchos para negar lo que se les pide. Aunque vuestra mujer fuera loca, me parece imposible que eternamente le durara el enojo por un anillo, mucho más sabiendo la ocasion de este regalo. Adios.

      (Se van Pórcia y Nerissa.)

ANTONIO

      Basanio, dale el anillo, que tanto como la promesa hecha á tu mujer valen mi amistad y el servicio que nos ha prestado.

BASANIO

      Corre, Graciano, alcánzale, dale esta sortija, y si puedes, llévale á casa de Antonio. No te detengas.

      (Vase Graciano.)

      Dirijámonos hácia tu casa, y mañana al amanecer volaremos á Belmonte. En marcha, Antonio.

      ESCENA II

Una calle de VeneciaPÓRCIA y NERISSAPÓRCIA

      Averigua la casa del judío, y hazle firmar en seguida esta acta. Esta noche nos vamos, y llegaremos así un dia antes que nuestros maridos. ¡Cuánto me agradecerá Lorenzo la escritura que le llevo!

GRACIANO

      Grande ha sido mi fortuna en alcanzaros. Al fin, despues de haberlo pensado bien, mi amo el señor Basanio os manda esta sortija, y os convida á comer hoy.

PÓRCIA

      No es posible. Pero acepto con gusto la sortija. Decídselo así, y enseñad á este criado mio la casa de Sylock.

GRACIANO

      Así lo haré.

NERISSA

      Señor, oidme un instante. (A Pórcia.) Quiero ver si mi esposo me da el anillo que juró conservar siempre.

PÓRCIA

      De seguro lo conseguirás. Luego nos harán mil juramentos de que á hombres y no á mujeres entregaron sus anillos, pero nosotras les desmentiremos, y si juran, juraremos más que ellos. No te detengas, te espero donde sabes.

NERISSA

      Ven, mancebo, enséñame la casa.

      ACTO V

      ESCENA PRIMERA

Alameda que conduce á la casa de campo de Pórcia en BelmonteSalen LORENZO y JÉSSICALORENZO

      ¡Qué hermosa y despejada brilla la luna! Sin duda en una noche como esta en que el céfiro besaba mansamente las hojas de los árboles, escaló el amante Troilo las murallas de Troya, volando su alma hácia las tiendas griegas donde aquella noche reposaba Créssida.

JÉSSICA

      Y, en otra noche como esta, Tisbe, con temerosos pasos, fué marchando sobre la mojada yerba, y viendo la espantosa sombra del leon, se quedó aterrada.

LORENZO

      Y en otra noche como esta, la reina Dido, armada su diestra con una vara de sauce, bajó á la ribera del mar, y llamó hácia Cartago al fugitivo Eneas.

JÉSSICA

      En otra noche así, fué cogiendo Medea las mágicas yerbas con que rejuveneció al viejo Eson.

LORENZO

      Y en otra noche por el mismo estilo, abandonó Jéssica la casa del rico judío de Venecia, y con su amante huyó á Belmonte.

JÉSSICA

      En aquella noche juró Lorenzo que la amaba con amor constante, y la engañó con mil falsos juramentos.

LORENZO

      En aquella noche, Jéssica, tan pérfida como hermosa, ofendió á su amante, y él le perdonó la ofensa.

JÉSSICA

      No

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