Dramas. Уильям Шекспир

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Dramas - Уильям Шекспир

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bien: témome que pagues los de tu padre y los de tu madre. Por eso huyendo de la Scyla de tu padre, doy en la Caríbdis de tu madre, y por uno y otro lado estoy perdido.

JÉSSICA

      Me salvaré por el lado de mi marido, que me cristianizó.

LANZAROTE

      Bien mal hecho. Hartos cristianos éramos para poder vivir en paz. Si continúa ese empeño de hacer cristianos á los judíos, subirá el precio de la carne de puerco y no tendremos ni una lonja de tocino para el puchero.

      (Sale Lorenzo.)

JÉSSICA

      Contaré á mi marido tus palabras, Lanzarote. Mírale, aquí viene.

LORENZO

      Voy á tener celos de tí, Lanzarote, si sigues hablando en secreto con mi mujer.

JÉSSICA

      Nada de eso, Lorenzo: no tienes motivo para encelarte, porque Lanzarote y yo hemos reñido. Me estaba diciendo que yo no tendria perdon de Dios, por ser hija de judío, y añade que tú no eres buen cristiano, porque, convirtiendo á los judíos, encareces el tocino.

LORENZO

      Más fácil me seria, Lanzarote, justificarme de eso, que tú de haber engruesado á la negra mora, que está embarazada por tí, Lanzarote.

LANZAROTE

      No me extraña que la mora esté más gorda de lo justo. Siempre será más mujer de bien de lo que yo creia.

LORENZO

      Todo el mundo juega con el equívoco, hasta los más tontos… Dentro de poco, los discretos tendrán que callarse, y sólo merecerá alabanza en los papagayos el don de la palabra. Adentro, pícaro: dí á los criados que se dispongan para la comida.

LANZAROTE

      Ya están dispuestos, señor: cada cual tiene su estómago.

LORENZO

      ¡Qué ganas de broma tienes! Diles que pongan la comida.

LANZAROTE

      Tambien está hecho. Pero mejor palabra seria «cubrir».

LORENZO

      Pues que cubran.

LANZAROTE

      No lo haré, señor: sé lo que debo.

LORENZO

      Basta de juegos de palabras. No agotes de una vez el manantial de tus gracias. Entiéndeme, ya que te hablo con claridad. Dí á tus compañeros que cubran la mesa y sirvan la comida, que nosotros iremos á comer.

LANZAROTE

      Señor, la mesa se cubrirá, la comida se servirá, y vos ireis á comer ó no, segun mejor cuadre á vuestro apetito.

      (Vase.)

LORENZO

      ¡Oh, qué de necedades ha dicho! Tiene hecha sin duda provision de gracias. Otros bufones conozco de más alta ralea, que por decir un chiste, son capaces de alterar y olvidar la verdadera significacion de las cosas. ¿Qué piensas, amada Jéssica? Dime con verdad: ¿Te parece bien la mujer de Basanio?

JÉSSICA

      Más de lo que puedo darte á entender con palabras. Muy buena vida debe hacer Basanio, porque tal mujer es la bendicion de Dios y la felicidad del paraíso en la tierra, y si no la estima en la tierra, no merecerá gozarla en el cielo. Si hubiera contienda entre dos divinidades, y la una trajese por apuesta una mujer como Pórcia, no encontraria el otro dios ninguna otra que oponerla en este bajo mundo.

LORENZO

      Tan buen marido soy yo para tí, como ella es buena mujer.

JÉSSICA

      Pregúntamelo á mí.

LORENZO

      Vamos primero á comer.

JÉSSICA

      No: déjame alabarte, mientras yo quiera.

LORENZO

      No: déjalo: vamos á comer: á los postres dirás lo que quieras, y así digeriré mejor.

      (Vanse.)

      ACTO IV

      ESCENA PRIMERA

Tribunal en VeneciaDUX, SENADORES, ANTONIO, BASANIO, GRACIANO, SALARINO y SALANIODUX

      ¿Y Antonio?

ANTONIO

      Á vuestras órdenes, Alteza.

DUX

      Te tengo lástima, porque vienes á responder á la demanda de un enemigo cruel y sin entrañas, en cuyo pecho nunca halló lugar la compasion ni el amor, y cuya alma no encierra ni un grano de piedad.

ANTONIO

      Ya sé que V. A. ha puesto empeño en calmar su feroz encono, pero sé tambien que permanece inflexible, y que no me queda, segun las leyes, recurso alguno para salvarme de sus iras. A ellas sólo puedo oponer la paciencia y la serenidad. Mi alma tranquila y resignada soportará todas las durezas y ferocidades de la suya.

DUX

      Decid que venga el judío ante el tribunal.

SALARINO

      Ya viene, señor. Está fuera, esperando vuestras órdenes.

      (Entra Sylock.)

DUX

      ¡Haceos atras! ¡Que se presente Sylock! Cree el mundo, y yo con él, que quieres apurar tu crueldad hasta las heces, y luego cuando la sentencia se pronuncie, haces alarde de piedad y mansedumbre, todavía más odiosas que tu crueldad primera. Cree la gente que en vez de pedir el cumplimiento del contrato que te concede una libra de carne de este desdichado mercader, desistirás de tu demanda, te moverás á lástima, le perdonarás la mitad de la deuda, considerando las grandes pérdidas que ha tenido en poco tiempo, y que bastarian á arruinar al más opulento mercader monarca, y á conmover entrañas de bronce y corazones de pedernal, aunque fuesen de turcos ó tártaros selváticos, ajenos de toda delicadeza y buen comedimiento. Todos esperamos de tí una cortes respuesta.

SYLOCK

      Vuestra Alteza sabe mi intencion, y he jurado por el sábado lograr cumplida venganza. Si me la negais, ¡vergüenza eterna para las leyes y libertades venecianas! Me direis que ¿por qué estimo más una libra de carne de este hombre que tres mil ducados? Porque así se me antoja. ¿Os place esta contestacion? Si en mi casa hubiera un raton importuno, y yo me empeñara en pagar diez mil ducados por matarle, ¿lo llevariais á mal? Hay hombres que no pueden ver en su mesa un lechon asado, otros que no resisten la vista de un gato, animal tan útil é inofensivo, y algunos que orinan, en oyendo el son de una gaita. Efectos de la antipatía que todo lo gobierna. Y así como ninguna de estas cosas tiene razon de ser, yo tampoco la puedo dar para seguir este pleito odioso, á no ser el odio que me inspira hasta el nombre de Antonio. ¿Os place esta respuesta?

BASANIO

      No basta, cruel hebreo, para disculpar tu fiereza increible.

SYLOCK

      Ni yo pretendo darte gusto.

BASANIO

      ¿Y mata siempre el hombre á los séres que aborrece?

SYLOCK

      ¿Y quién no procura destruir lo que él odia?

BASANIO

      No todo agravio provoca á tanta indignacion desde luego.

SYLOCK

      ¿Consentirás que la serpiente te muerda dos veces?

ANTONIO

      Mira que estás hablando con un judío. Más fácil te fuera arengar á las olas de la playa

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