Fantasmas, Chicas Y Otros Espectros. Stephen Goldin

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Fantasmas, Chicas Y Otros Espectros - Stephen  Goldin

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      Sen. McDermott: ¿La mayoría de ellas eran cooperadoras?

      Sr. Starling: Ese es su trabajo, señor.

      Sen. McDermott: Quise decir que, ¿cuál fue la reacción de ellas a su inusual propuesta?

      Sr. Starling: Bueno, probablemente les han hecho muchas propuestas inusuales. Parecieron tomarlo con calma.

      Sen. McDermott: Una última pregunta, Sr. Starling. ¿Cómo le pareció este trabajo?

      Sr. Starling: Muy fatigante, señor.

       ***

      “Debes estar muy cansado, Wilbur,” dijo Hawkins, destellando su infame sonrisa. ¿Cuántas chicas dices que entrevistaste?

      “Luego de veinte paré de contar”.

      “Y tienes una docena escogidas para nosotros, ¿ah?”.

      “Sí señor, nueve francesas y tres británicas”.

      “Bueno, creo que te has ganado unas vacaciones; las tendrás tan pronto como las chicas estén ubicadas de forma segura en la USSF 187. Por cierto, ¿cómo se llaman?”.

      Starling cerró sus ojos, como si los nombres estuvieran escritos por dentro de sus párpados. “Veamos, está Babette, Suzette, Lucette, Toilette, Francette, Violette, Rosette, Pearlette, Nanette, Myrtle, Constance y Sydney.”

      “¿Sydney?”.

      “No lo puedo evitar, jefe, ese es su nombre”.

      “Bueno, supongo que podría ser peor”, sonrió Hawkins. “Su apellido podría haber sido Australia”.

      “Es peor, jefe”. “Su apellido es Carton”.

       ***

      Hawkins estaba dando a la docena de nuevas astronautas una charla preparatoria antes de la partida. “Me gusta pensar que ustedes son un pequeño ejército de Florence Nightingales”, les dijo. “Con suerte, no recibirán todo el crédito que su valiente actuación de auto sacrificio merece, más sin embargo —”

      Starling irrumpió en la sala, con pánico en sus ojos. “¡El General Bullfat viene bajando por el corredor!”., gritó.

      Filmore se paró de un brinco de la mesa sobre la que había estado sentado. “¿Jess, estás seguro que sabes lo que estás haciendo? Si Bullfat encuentra a estas chicas —”

      “Relájate, Bill,” sonrió Hawkins en forma casual. “Puedo manejar a Bullfat con ambos ojos cerrados. Él es pan comido”.

      “¿Quién es pan comido?”. Rugió Bullfat cuando entró a la sala. El general era un hombre robusto—pero claro, cuarenta años sentado tras un escritorio pueden hacer lo mismo por la figura de cualquiera.

      “Usted lo es”, dijo Hawkins, girando calmadamente para darle la cara. “Justo le estaba diciendo a Bill que es pan comido que usted sea promovido a mi cargo si yo alguna vez decidiera renunciar”.

      Bullfat murmuró incoherentemente. “¿Quiénes son?”, preguntó él después de un momento, señalando a las chicas.

      Era una pregunta oportuna. Las astronautas, a diferencia del procedimiento normal, tenían puesto un atuendo holgado, trajes espaciales flojos. Sus visores eran pequeños, revelando apenas sus ojos y narices, mientras que el resto de sus cabezas estaban completamente cubiertas por sus cascos. Recordaban más a payasos fofos que a viajeros espaciales.

      “Son el grupo programado para partir en aproximadamente tres horas. ¿Le gustaría conocerlo?”. Filmore y Starling casi se desmayan con esa invitación, pero Hawking les destelló una sonrisita tranquilizadora.

      “Estoy muy ocupado para presentaciones, Hawkins. ¿Y por qué diantres se ven tan dejados? ¿Ya se les han hecho sus exámenes físicos?”.

      “¡Y de qué manera!”. Susurró Starling a Filmore.

      “Usted sabe, General, que yo no enviaría a nadie al espacio que no estuviera en perfectas condiciones”, dijo Hawkins.

      “¿Qué opina el doctor del vuelo?

      “Dijo que tienen mejores formas —ah, están en mejor forma— que nadie que él haya visto jamás”.

      “Bueno, siempre y cuando él los haya revisado”. Bullfat se iba, luego se detuvo en la puerta. “Por cierto, ¿con quién están vinculados? ¿La Estación Tycho?”.

      “No, la USSF 187”.

      “¿Ya es tiempo de la rotación?”.

      “No, este grupo es personal adicional”.

      “¿Personal adicional?”. Gritó Bullfat. “Hawkins, sabes de sobra que la uno ochenta y siete fue construida exactamente para dieciocho hombres rotados en grupos de seis mensualmente. No hay, en lo absoluto, espacio para doce personas más. ¿Qué diantres esperas que tu “personal adicional” haga —hacinado con los otros hombres?”.

      Con una maravillosa demostración de autocontrol, Hawkins se las arregló para controlar su risa. El “personal adicional” sonrió deliberadamente. Starling, sin embargo, tuvo que precipitarse fuera de la sala en un ataque de risitas histéricas.

      “¿A dónde diantres va él?”, preguntó Bullfat, viendo salir a Starling.

      “Oh, ha estado bajo mucha presión últimamente. Ya casi se va de vacaciones”.

      “Parece más que se va a observación —y tú también, Hawkins. Puedes controlar la política de la Agencia Espacial, pero yo controlo los lanzamientos y esa tripulación no subirá como “personal adicional” a ninguna estación de pequeño tamaño. Si quieres subirlos allá, puedes rotarlos de a seis por mes como a todos los demás. Eso es definitivo”. Bullfat alardeó triunfante al cruzar la puerta.

      “¿Estás listo para rendirte, Jess?”. Preguntó Filmore.

      “Ni por un segundo. Sorprendentemente, Bullfat tiene un buen argumento. Si enviáramos a las chicas al uno ochenta y siete, realmente estaría saturado. Estarían constantemente en el camino de los hombres y podría ser más una molestia que una ayuda. Pero no todo se ha perdido. ¿Cuándo está programada la uno noventa y tres para partir?”.

      “La próxima semana —pero no estarás pensando enviar a las chicas en eso”.

      “¿Y por qué no?”.

      “La USSF 193 no es una estación para pasajeros —es para almacenar alimentos y suministros. No está diseñada para vivir en ella.

      “Entonces improvisaremos, Bill. La uno noventa y tres se va a poner en órbita paralela a la uno ochenta y siete, porque la necesitarán para almacenamiento. Se enviará en cuatro secciones ya cargadas y se ensamblará en el espacio. Es un asunto suficientemente simple, en el curso de una semana, acondicionar las secciones con asientos de aceleración y alojamientos —sólo hay que deshacerse de lo no esencial y estamos listos. Las chicas pueden vivir allí dentro”.

      “Es

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