Arena Dos . Морган Райс

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Arena Dos  - Морган Райс Trilogía De Supervivencia

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lo que podemos y colocamos dentro a Sasha. Con una ligera salpicadura, su cadáver cae al agua. Flota uno o dos segundos y empieza a hundirse. Las olas del río Hudson son fuertes y rápidamente tiran de ella, hacia mar abierto. Vemos cómo flota, medio sumergida, a la luz de la luna, yendo a la deriva, cada vez más lejos. Siento que se me rompe el corazón. Me recuerda lo cerca que estuvo de que me quitaran a Bree para siempre, de ser arrastrada por el río Hudson, igual que Sasha.

*

      No sé cuántas horas han pasado.  Ya es de noche, y estoy ahí acostada en la lancha, hecha un ovillo alrededor de Bree y de Rose, pensando, sin poder dormir. Ninguno de nosotros ha dicho una palabra desde que enterramos a Sasha en el agua.  Todos estamos ahí sentados, en un silencio sombrío, la lancha meciéndose suavemente. A pocos pies de nosotros está Ben sentado, perdido en su mundo. Parece más muerto que vivo; a veces, cuando lo miro, siento que estoy viendo a un fantasma caminando.  Es extraño: estamos todos ahí sentados, pero cada quien está en su mundo.

      Logan está a nuevemetros, vigilando el muelle, con el arma en la mano, mirando el entorno.  Lo imagino como soldado.  Me da gusto que nos proteja en el primer turno.  Estoy agotada, mis huesos están cansados, y no tengo ganas de tomar el siguiente turno.  Sé que debería estar durmiendo, pero no puedo. Tumbada ahí, con Bree en mis brazos, mi mente vuela.

      Pienso en lo loco, loco, que es el mundo ahora.  Me cuesta trabajo creer que todo esto sea real.  Es como una larga pesadilla que no termina. Cada vez que siento que estoy a salvo, algo sucede.  Pensándolo bien, casi no puedo creer lo cerca que he estado de perder la vida a manos de Rupert. Fue muy tonto de mi parte tener piedad de él, dejarlo venir con nosotros. Todavía no puedo entender por qué se asustó.  ¿Qué esperaba ganar? ¿Estaba tan desesperado que iba a matarnos a todos, tomar nuestra embarcación y desaparecer—sólo para tener más comida para él? ¿Y a dónde la habría llevado? ¿Solamente era una mala persona? ¿Era un psicópata? ¿O era un buen hombre y llevaba tantos años solo y hambriento y congelado que lo hicieron colapsar?

      Quiero pensar que fue lo último, que en el fondo era un buen hombre que enloqueció por las circunstancias. Eso espero.  Pero nunca lo sabré.

      Cierro mis ojos y pienso en lo cerca que estuve de ser asesinada, en cómo sentí el frío metal de su cuchillo contra mi cuello.  La próxima vez, no confiaré en nadie. No me detendré por nadie. No le creeré a nadie.  Haré todo lo que pueda para asegurarme que Bree y Rose y yo y los demás sobrevivamos. No me arriesgaré más.  No tomaré más riesgos. Si esto significa volverme insensible, pues así será.

      En retrospectiva, creo que cada hora en el Hudson ha sido una batalla de vida o muerte.  No sé cómo podremos llegar a Canadá. Me sorprenderá poder sobrevivir los próximos días, o incluso los siguientes kilómetros en el agua. Sé que no tenemos muchas posibilidades. Abrazo fuerte a Bree, sabiendo que ésta puede ser nuestra última noche juntas.  Por lo menos moriremos luchando, sobre nuestros pies, y no como esclavas o prisioneras.

      “Tuve mucho miedo”, dice Bree.

      Su voz me asusta en la oscuridad.  Es tan suave, Primero me asombré de que hablara. Llevaba horas sin decier nada y pensé que estaba dormida.

      Volteo a verla y sus ojos están abiertos, mirando con miedo.

      “¿Qué te dio miedo, Bree?”.

      Ella mueva su cabeza y espera varios segundos antes de hablar.  Me doy cuenta de que está recordando.

      “Ellos me secuestraron.  Yo estaba sola. Después me subieron a un autobús y me llevaron en una embarcación. Todas estábamos encadenadas.  Hacía mucho frío, todas teníamos mucho miedo. Me metieron a esa casa y no creerías las cosas que vi. Lo que le hacían a esas otras chicas. Todavía escucho sus gritos.  No puedo sacarlos de mi mente”.

      Su rostro se arruga y empieza a llorar.

      Mi corazón se rompe en mil pedazos.  No puedo ni imaginar lo que ha pasado.  No quiero que piense en ello. Siento que quedará marcada para siempre y que es mi culpa.

      La abrazo con fuerza y le doy un beso en la frente.

      “Shhh”, susurro. “Tranquila. Eso ya quedó en el pasado. Ya no pienses más en eso”.

      Pero aún así, sigue llorando.

      Bree entierra su cara en mi pecho.  La arrullo mientras llora y llora.

      “Lo siento mucho, mi amor”, le digo. “Lo lamento mucho”.

      Quisiera poder borrar todo eso de su mente. Pero no puedo.  Ahora forma parte de ella. Siempre quise protegerla, cuidarla de todo.  Y ahora su corazón está lleno de cosas horribles.

      Mientras la mezo, quisiera que pudiéramos estar en cualquier otro lugar y no aquí.  Quisiera que las cosas fueran como antes.  Regresar el tiempo.  Volver a cuando el mundo era bueno. Volver a cuando teníamos a nuestros padres. Pero no podemos.  Estamos aquí.

      Y siento un desazón – estoy preocupada, sintiendo que las cosas empeorarán.

*

      Me despierto y me doy cuenta que es de día. No sé cómo puede ser tan tarde, ni cómo dormí tanto tiempo. Veo alrededor de la lancha y estoy totalmente desorientada.  No entiendo qué es lo que está pasando.  Nuestra embarcación está flotando a la deriva, en el Hudson, en medio del enorme río. Bree y yo estamos solas en la lancha.  No sé dónde están los demás y no puedo entender cómo llegamos aquí.

      La dos estamos en el borde de la lancha, mirando al horizonte, y veo que tres embarcaciones de los tratantes de esclavos vienen corriendo hacia nosotras.

      Trato de entrar en acción, pero siento que me atan los brazos por detrás. Volteo a ver a varios tratantes de esclavos en la lancha, y noto que me han esposado por detrás, y me sostienen por atrás. Lucho con todas mis fuerzas, no puedo hacer nada.

      Se detiene una lancha de los tratantes de esclavos y uno de ellos baja, una máscara cubre su rostro, sube a nuestra embarcación, se agacha y sujeta a Bree. Ella se retuerce, pero no puede contra él.  La levanta de un brazo y empieza a llevársela.

      “¡BREE! ¡NO!”, grito.

      Lucho con todas mis fuerzas, pero es inútil. Me veo obligada a estar ahí parada, mientras se llevan a Bree, pateando y gritando hacia su lancha. Su barco se aleja en la corriente, hacia Manhattan. Al poco tiempo, ya van lejos.

      Mientras veo a mi hermanita alejarse más y más de mí, sé que esta vez la perdí para siempre.

      Grito, es un grito sobrenatural, suplicando, llorando para que regrese mi hermana conmigo.

      Me despierto sudando.  Me incorporo como relámpago, respirando agitadamente, mirando alrededor, tratando de averiguar lo que ocurrió.

      Fue una pesadilla. Veo alrededor y Bree está acostada junto a mí; todos los demás están dormidos en la lancha. Fue un sueño.  Nadie ha venido. Nadie se ha llevado a Bree.

      Trato de recuperar mi respiración, mi corazón sigue palpitando fuertemente. Me incorporo y veo al horizonte y empieza a amanecer, hay una franja tenue en el horizonte. Miro hacia el muelle y veo a  Ben haciendo guardia sentado.  Recuerdo que Logan me despertó, recuerdo haber hecho guardia.  Después desperté a Ben, le di el arma, y tomó mi lugar. Debo haberme quedado dormida después de eso.

      Al mirar a Ben, me doy cuenta que se desplomó. Veo desde aquí, con la luz tenue de la aurora, que también está dormido.  Se supone que debería estar haciendo guardia.  Estamos indefensos.

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