Condenada . Морган Райс

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Condenada  - Морган Райс Diario de un Vampiro

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daría cualquier cosa, pensó. Ven acá. Te deseo. Te necesito.

      "¿Qué está haciendo alguien tan bonita como tú sentada aquí sola?" se escuchó la voz oscura y seductora.

      María se estremeció mientras abría los ojos y estaba en completo estado de  shock al ver quien estaba ante ella. No era Sage. Pero era un chico, si era posible, aún más magnífico que Sage. Llevaba botas de cuero negro, pantalones de cuero negro, una playera negra, un pequeño collar de dientes de tiburón negro y una chaqueta de cuero negro ajustado. Tenía los ojos grises y el cabello castaño ondulado, y una pequeña sonrisa, que era perfecta. Tenía más atractivo sexual que cualquier chico que jamás había visto: parecía una estrella de rock que había  salido del escenario sólo para verla.

      María parpadeó varias veces y miró a su alrededor, preguntándose si era una broma. Pero él era el único allí, y realmente estaba hablando con ella, y a nadie más. Ella intentó responder, pero las palabras se le atascaron en la garganta.

      “¿Bonita?" Fue todo lo que atinó a decir, con el corazón desbocado en su pecho.

      Él se rió, y fue el sonido más hermoso que ella jamás había oído.

      "Vamos, ellos se están divirtiendo. ¿Por qué tú no?”

      Sin esperar, él se le acercó con gracia y extendió la mano, y sin darse cuenta, ella la tomó, saltando fuera de la pila de heno, y lo siguió; tomados de la mano los dos caminaron hacia el laberinto de maíz. Se sentía tan atraída por él, que ni siquiera se detuvo a pensar de que esto no era algo exactamente normal. Una fantasía de ella se había materializado y la había arrastrado. Pero no iba a empezar a hacer preguntas.

      "Um … ¿quién eres?" ella preguntó, tentativamente, con voz temblorosa, abrumada al sentir la mano del chico entre las suyas.

      "Estaba buscando una pareja para entrar al laberinto de maíz", dijo con una sonrisa cuando entraron. "Es mi día de suerte. María, ¿no? "

      Ella lo miró con asombro.

      "¿Cómo sabes mi nombre?"

      Él sonrió y se rió.

      "Pronto sabrás que yo", dijo él, “lo sé casi todo. Y en cuanto a mi nombre: me puedes llamar Lore.”

*

      Lore caminó tomado de la mano de la amiga de Scarlet, encantado consigo mismo por lo fácil que había sido seducirla. Estos seres humanos eran demasiado frágiles, demasiado ingenuos, ni siquiera era justo. Incluso, apenas había necesitado usar sus poderes y, en pocos minutos, la tenía en la palma de su mano. Una parte de él quería alimentarse de ella, drenar la energía de su cuerpo, y deshacerse de ella como lo había hecho con otros seres humanos.

      Pero, otra parte de él le decía que debía ser paciente. Después de todo, había volado por el campo y había bajado sólo por ella. Lore había estado buscando una manera de llegar con Scarlet y, mientras volaba, había percibido los fuertes sentimientos de María atravesando el universo; había sentido su deseo por Sage, su desesperación. Se había sentido atraído como un imán.

      Lore había ubicado a María con su ojo de águila desde los cielos y, al bajar, se dio cuenta de que, después de todo, ella sería la trampa perfecta, alguien tan sola, tan vulnerable y tan cercana a Scarlet. Si alguien sabía cómo encontrar a Scarlet, debía ser ella. Lore decidió que entablaría una amistad, la utilizarla para encontrar a Scarlet, y cuando terminara, la mataría. Mientras tanto, podría divertirse con ella. Esta humana patética creería cualquier fantasía que quisiera.

      "Um … no entiendo …", dijo María, mientras caminaban, con la voz temblorosa, nerviosa. "Explícamelo otra vez. ¿Dijiste que … que eres nuevo aquí?"

      Lore se rió.

      "De alguna manera", dijo.

      “¿Como que vas a estar en nuestra escuela?" ella preguntó.

      "No creo tener tiempo para ir a la escuela", respondió.

      "Qué quieres decir? ¿No tienes mi edad?” Ella preguntó.

      "Sí. Pero terminé la escuela hace mucho tiempo.”

      Lore estuvo a punto de decir hace siglos pero se contuvo en el último segundo, por suerte.

      “¿Hace mucho tiempo? ¿Qué quieres decir? ¿Estás como avanzado o algo así?“ Ella lo miró con ojos llenos de admiración, y él le devolvió una sonrisa.

      "Algo así", dijo. "Así que tus amigos están allí, en la fiesta?", Añadió.

      María asintió.

      "Sí, todos excepto … Bueno, ya no soy su amiga, así que sí, todos."

      “¿Excepto quién?" Lore preguntó, intrigado.

      María se ruborizó.

      "Bueno, mi mejor anterior amiga. Ella no está allí. Pero como dije, ya no somos amigas.”

      “¿Scarlet?" él preguntó, arrepintiéndose inmediatamente por haber dicho demasiado.

      María lo miró, suspicaz.

      "Como, ¿cómo sabes todo esto? ¿Estás como acechándome?”

      Lore comenzó a sentir que ella se estaba alejando de él, y no quería perderla. Él la miró, le tomó sus mejillas, hizo que lo mirara, y sus ojos brillaron en los de ella. Ella parpadeó, y entonces él borró los últimos treinta segundos de su conversación  de su memoria.

      María parpadeó varias veces, él le tomó la mano, y siguieron caminando.

      Estuvo cerca, él pensó. Vamos a empezar de nuevo.

      “¿Entonces tus amigos están allí, en la fiesta?", Añadió.

      María asintió.

      "Sí, todos ellos excepto … Bueno, ya no soy su amiga, así que sí, todos.”

      “¿Excepto quién?" Lore preguntó, intrigado.

      María se ruborizó.

      "Bueno, mi anterior mejor amiga. Ella no está allí. Pero como dije, ya no somos amigas.”

      Lore se detuvo esta vez, pensando mejor sus palabras.

      "¿Qué pasó entre ustedes dos?" Él preguntó cuidadosamente.

      María se encogió de hombros, y siguieron caminando en silencio, sus botas crujían en el heno.

      “No tienes que decirme", dijo Lore, finalmente. "De todos modos, yo sé lo que se siente el estar alejado de un amigo. Mi primo. Una vez fuimos como hermanos. Ahora ni siquiera nos hablamos.”

      María lo miró con compasión.

      "Eso es terrible", dijo. “¿Que pasó?"

      Lore se encogió de hombros.

      "Es una larga historia." De siglos, quería añadir, pero se contuvo.

      María asintió, entendiéndolo.

      "Bueno,

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