Antes del Amanecer . Морган Райс
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"Es un milagro", dijo alguien. Era una voz que no reconoció.
"Nunca vi a nadie sobrevivir a este tipo de lesiones", dijo otra voz.
"Veamos si podemos obtener el consentimiento de los padres para someterla a algunas pruebas", dijo la primera voz. “Porque estaba sin señales de vida cuando la recogieron, y de repente, estaba respirando de nuevo. Ni siquiera tuvieron tiempo para desfibrilarla.”
Kate se preguntó cuánto tiempo había pasado desde que la casa rodante le había pegado. ¿Recién había ingresado al hospital o había pasado años en coma? Esta última idea la hizo entrar en pánico. ¿Y si había quedado inconsciente en su decimoséptimo cumpleaños y estaba despertando en su trigésimo cumpleaños? ¿O cuadragésimo? ¡O de ochenta años!
Comenzó a sentirse más y más agitada ante la idea de encontrarse cara a cara con Amy, Dinah, y Nicole, todas casadas con hijos. Sabía que tenía suerte de estar viva, pero la idea de que todo el mundo hubiera seguido con sus vidas sin ella le era aterradora.
De alguna manera, como empujada por sus intensas emociones, se las arregló para abrir los párpados.
“Se está despertando," dijo alguien.
"No es posible. Está en un coma inducido.”
“¡Te lo estoy diciendo!", el primero dijo de nuevo, con mayor insistencia. "Acaba de abrir sus malditos ojos.”
Kate podía decir por el tono de su voz de que algo no estaba bien. Por la velocidad con la que chocó, el ángulo con el que golpeó contra el suelo, la forma en que su cabeza había colisionado contra el asfalto, estaba cien por ciento segura que debería estar muerta.
Al oír sus voces, sabiendo que había desafiado toda la lógica al estar con vida, entró aún más en pánico. Empezó a parpadear y pudo concentrarse en su entorno. Los azulejos blancos del techo brillaban por encima de ella y había médicos y paramédicos a uno y otro lado, todos se veían confundidos.
Trató de preguntar qué le estaba pasando pero no podía mover correctamente su lengua. Había algo en su boca.
Alargó una mano, tratando de agarrar a uno de los médicos. Al moverla, notó la línea que salía de su muñeca. Era una especie de aguja, un goteo o IV. La imagen la mareó; nunca le habían gustado las agujas. Había sangre seca en su brazo.
Kate se dio cuenta de que era enseguida después del accidente. En caso contrario, no habría sangre ni tampoco paramédicos. No estarían corriendo por un pasillo de esa manera. Si hubiera estado en coma durante años y años, estaría acostada en alguna sala por ahí, completamente olvidada por todos, probablemente cubierta de polvo y telarañas.
Al saber que no había pasado un tiempo considerable, se calmó un poco, pero seguía nerviosa por los médicos y las expresiones en sus caras.
Finalmente, logró alcanzar y agarrar una de las mangas del médico. Él miró hacia donde su mano lo agarraba, levantando la manga. Su rostro palideció, como si estuviera viendo un fantasma. Miró al paramédico.
"Creía que habías dicho que sus huesos se habían hecho añicos."
El paramédico bajó la mirada hacia la mano de Kate.
“Así estaban," dijo.
De pronto se detuvo, como si estuviera tan completamente aturdido que ya no podía continuar. Lo dejaron atrás y él desapareció de la vista.
Finalmente, Kate sintió que la camilla giraba en una esquina hasta que se detuvo. Los médicos hablaban a su alrededor mientras la conectaban a diferentes máquinas, cada una hacía su propio pitido. Empujaban y tiraban de ella. Pero con cada minuto que pasaba, Kate parecía recuperar una nueva facultad y tenía más control sobre otra parte del cuerpo.
Trató de hablar, pero no podía con esa cosa en su garganta. Entonces, se estiró y sintió una especie de protector de plástico alrededor de la boca.
"Ey, ey, ey," uno de los médicos dijo, tratando de apartarle la mano. "Eso te ayuda a respirar. Déjala donde está.”
Ella hizo lo que él le dijo.
"Vamos a aumentar su propofol", uno de los médicos le decía al otro. "Todavía es probable que haya un derrame en el cerebro. El estado de coma le permitirá reducir el daño.”
“Ya recibió la dosis máxima", dijo el segundo.
"Bueno, entonces hay un error", el primero argumentó. “A ese paramédico se le fue algo, según yo. Probablemente anotó algo equivocado. Esta chica no pudo haber recibido la dosis máxima.”
"Bueno, está bien, si usted lo dice."
Kate sintió una sensación de hormigueo donde el goteo se insertaba en su muñeca. Una sensación extraña se deslizó por su cuerpo, como el tipo de cansancio que se siente durante una película aburrida. Definitivamente, no sentía como si la estuvieran anestesiando.
Ahora, los médicos se estaban mirando el uno al otro.
"Debe haber algo mal con el suministro", dijo el primero. "Oh Dios, revísala, ¿por favor? Lo último que necesitamos ahora es otra demanda.”
Uno de los médicos desapareció, dejando sólo a dos.
Uno de ellos se inclinó hacia abajo. Alumbró con una lámpara cada una de sus pupilas.
"¿Consumes drogas?", le preguntó.
Ella sacudió su cabeza.
Él no parecía creerle.
"Porque si consumes drogas que puedan interferir con el propofol necesitamos saberlo. ¿Nada de anfetaminas?"
Kate sacudió la cabeza de nuevo. Desesperadamente, quería que le quitaran el tubo de su garganta para poder hablar con ellos.
Los médicos se miraron sin saber qué hacer. En ese momento, otra persona se acercó a la cama. Era una mujer en un traje.
"Tenemos una identificación de la chica," dijo. "Había una credencial en su mochila. Kate Roswell de la preparatoria San Marcos El director va a conseguir los números de teléfono de sus padres.”
Los médicos asintieron.
"O podría haberle preguntado a ella," dijo uno de ellos, señalando hacia donde Kate estaba acostada, completamente despierta, y parpadeando pacientemente.
La mujer vaciló.
"Me dijeron que le habían inducido un coma."
“Así es," dijo el otro médico.
Los dos la miraban boquiabiertos, y se veían completamente aturdidos.
"¿Nos disculpan un momento?"
Presas del asombro, los dos se alejaron.
La mujer se volvió hacia Kate.
"Kate, ¿puedes oírme?", le dijo.
Kate asintió.
“¿Entonces