El Entrenador De Fútbol. Marco Bruno
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– La preparación física específica, que se dirige a las funciones y la motricidad propia de cada deporte, correspondiente a los requerimientos de las prestaciones de la competición a conseguir después de ciclo preparatorio juvenil.
La figura muestra que las prestaciones del futbolista, o más bien su eficiencia en una competición, dependen de múltiples habilidades, capacidades y cualidades, que se influyen entre sí.
La figura muestra que las prestaciones del futbolista, o más bien su eficiencia en una competición, dependen de múltiples habilidades, capacidades y cualidades que se influyen entre sí.
En la estructura del rendimiento representada en la figura anterior, las capacidades condicionales son fundamentales, porque constituyen la base para una prestación técnica, táctica y psicológica estable durante la competición (Stiehler-Kinzag-Döbler, 1988).
Para enfrentarse seriamente a los problemas del entrenamiento, hay que llevar a cabo tres operaciones: La primera consiste en definir las cualidades físicas dominantes en el juego del fútbol:
– La resistencia en régimen de fuerza.
– La velocidad (aceleración).
– La destreza (capacidad de realizar velozmente movimientos complejos).
La segunda es definir las características del esfuerzo específico que requiere el fútbol. El esfuerzo físico se caracteriza en general por los siguientes parámetros:
● Intensidad.
● Duración.
● Complejidad.
● Procesos metabólicos para la producción de energía.
Desde el punto de vista de la intensidad, el esfuerzo puede ser:
Máxima Superior a 210 Superior a 40 – 50
Límite Entre 200 – 210 Entre 35 – 40
Sublímite Entre 180 – 200 Entre 30 – 40
Grande Entre 120 – 180 Entre 25 – 35
Moderada Inferior a 120 Inferior a 25
La intensidad del ejercicio debe relacionarse con la edad del sujeto. Para sujetos adultos, una indicación a seguir es la de considerar la frecuencia cardiaca máxima a alcanzar, respetando:
Las fórmulas de Cooper:
FC max = 220 – edad para las mujeres
FC max = 205 – (edad/2) para los hombres
O bien la fórmula de Karvonen: FC max = 220 – frecuencia en reposo
O mejor todavía la fórmula de Tanaka: FC max = 208 – (0,7 x edad)
Hay que recordar que:
– Entre el 50-60% de la FC max, se realiza un trabajo moderado.
– Entre el 60-70% de la FC max, se realiza un trabajo grande, también llamado «cardiotraining».
– Entre el 70-80% de la FC max, se realiza un trabajo sublímite aeróbico cercano al umbral.
– Entre el 80-90% de la FC max, se realiza un trabajo límite anaeróbico.
– Más allá del 90% se realiza un trabajo máximo (poco aconsejado).
● Corto o largo.
● Continuo o variable.
● Con o sin interrupciones.
● Simple (por ejemplo, la maratón).
● Complejo (por ejemplo, el fútbol).
● Aeróbico.
● Anaeróbico.
● Mixto.
Para el fútbol, el esfuerzo específico se considera:
Por intensidad:
–Sublímite (frec. card. 180/200 – frec. resp. 30/40)
Por duración:
–Variable con numerosas interrupciones.
Por complejidad:
–Complejo, porque recurre a cualidades físicas diversas (velocidad, fuerza, etc.) para acciones técnicas y tácticas con situaciones de contacto físico.
Por procesos metabólicos:
–Mixto, con notable esfuerzo anaeróbico aláctico.
La tercera componente es la de establecer el aumento y la disminución de los esfuerzos durante el entrenamiento.
En la práctica, establecer el plan de entrenamiento y el programa de preparación física.
(Bisanz-Gerisch, 1990). Esta afirmación sirve para revisar la importancia de los factores de las condiciones para evitar su excesiva sobrevaloración o infravaloración en el entrenamiento. En un entrenamiento futbolístico dirigido se tratará de favorecer ejercicios de velocidad de acción que se dirijan a la práctica del juego, teniendo en cuenta todos los factores de prestaciones a nivel psicofísico, técnico-táctico y social. Las siguientes citas demuestran que una teoría específica del entrenamiento futbolístico se debe basar en las exigencias de la competición y que el entrenamiento de las condiciones debe semejarse a la práctica del juego o, si es posible, integrarse en esta.
«El mejor maestro para el entrenamiento es la competición» (Cramer, 1987).
«De la competición aprendemos qué debemos entrenar» (Krauspe-Rauhut-Teschner, 1990).
«Si la competición es el mejor entrenamiento entonces es verdad que un buen entrenamiento debe por fuerza