Una Vez Enfriado . Блейк Пирс
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A Riley todavía le parecía extraño tener estas conversaciones con alguien que no conocía. Ni siquiera sabía cómo era Paula. Sabía que tenía sesenta y ocho años ahora. Su hija fue asesinada cuando había tenido cuarenta y tres, solo tres años mayor que Riley. Riley la imaginada como una abuela amable.
“¿Cómo está Justin?”, preguntó Riley.
Riley había hablado con el marido de Paula un par de veces, pero nunca había llegado a conocerlo.
Paula volvió a suspirar.
“Falleció el verano pasado”.
“Lo siento”, dijo Riley. “¿Qué le pasó?”.
“Fue repentino e inesperado. Fue un aneurisma, o tal vez un ataque al corazón. Se ofrecieron a hacerle una autopsia para determinar la causa. Yo les dije que no tenía sentido, eso no lo traería de vuelta”.
Riley se sintió muy mal por la mujer. Sabía que Tilda había sido hija única. La pérdida de su marido tuvo que haber sido muy difícil.
¿Cómo lo estás sobrellevando?, preguntó Riley.
“Un día a la vez”, dijo Paula. “Me siento bastante sola”.
Había una nota de tristeza casi insoportable en su voz, como si se sintiera lista para estar con su esposo en la muerte.
A Riley le costaba imaginar tanta soledad. Se sentía agradecida por tener a personas atentas en su vida: April, Gabriela y ahora Jilly. Riley había temido perderlas. April había estado en mucho peligro más de una vez.
Y, por supuesto, también tenía amigos maravillosos, como Bill. Él también había estado en peligro.
“Nunca los daré por sentado”, pensó.
“¿Y tú, querida?”, preguntó Paula.
Tal vez por eso Riley sentía como si pudiera hablar con Paula acerca de las cosas de las que no podía con la mayoría de las personas.
“Bien, estoy en el proceso de adoptar a una niña de trece años de edad. Eso ha sido una aventura. Ah, y Ryan regresó por un tiempo. Luego se fue de nuevo. Otra joven hermosura le llamó la atención”.
“¡Qué terrible!”, dijo Paula. “Tuve suerte con Justin. Jamás se alejó de mí. Y supongo que, a la larga, también tuvo suerte. Se fue rápido, no sufrió. Espero que cuando llegue mi momento...”.
La voz de Paula se quebró.
Riley se estremeció.
Paula había perdido a una hija a manos de un asesino que jamás había comparecido ante la justicia.
Riley también había perdido a alguien a manos de un asesino que jamás fue encontrado.
Ella habló lentamente.
“Paula... Todavía lo recuerdo. También tengo pesadillas”.
Paula respondió con una voz amable.
“No es de extrañar. Eras pequeña. Y estuviste allí cuando sucedió. Al menos yo no tuve que vivirlo”.
Esa frase sorprendió a Riley.
Para ella, Paula sí tuvo que vivirlo.
Es cierto que Paula no fue obligada a ver a su hija morir.
Pero, sin duda, perder su hija única había sido peor de lo que Riley había sufrido.
La capacidad de Paula de demostrar compasión desinteresada siempre asombraba a Riley.
Paula seguía hablando en una voz tranquilizadora.
“Supongo que el dolor nunca desaparece. Tal vez no deberíamos querer que desaparezca. ¿En qué nos convertiríamos si yo olvidara a Justin o tú a tu madre? Jamás quisiera endurecerme tanto. Mientras siga herida y me siga doliendo, me seguiré sintiendo humana... Y viva. Lo sucedido forma parte de lo que ambas somos, Riley”.
Riley contuvo las lágrimas.
Como siempre, Paula le estaba diciendo exactamente lo que necesitaba oír.
Pero, como siempre, no era nada fácil oírlo.
Paula continuó: “Y mira lo que has hecho con tu vida, proteges a otros, buscas la justicia. Tu pérdida te ha ayudado a ser quién eres: una campeona, una persona buena y cariñosa”.
Riley sollozó.
“Ay, Paula. Desearía que las cosas no tuvieran que ser así para nosotras. Deseo haber podido...”.
Paula la interrumpió.
“Riley, hablamos de esto todos los años. El asesino de mi hija jamás será llevado ante la justicia. No es culpa de nadie, y no culpo a nadie. Y mucho menos a ti. Nunca fue tu caso para empezar. No es tu responsabilidad. Todos los demás hicieron lo mejor que pudieron. Lo mejor que puedes hacer es hablar conmigo. Y eso hace que mi vida sea mucho mejor”.
“Siento lo de Justin”, dijo Riley.
“Gracias. Significa mucho para mí”.
Riley y Paula accedieron a hablar de nuevo el año siguiente, y luego finalizaron la llamada.
Riley se quedó sentada en su oficina.
Hablar con Paula siempre era difícil emocionalmente, pero la mayoría de las veces hacía a Riley sentirse mejor.
Hoy Riley solo se sintió peor.
¿Por qué?
“No me está yendo bien en estos momentos”, pensó Riley.
Hoy en día, todos los problemas en su vida parecían estar entrelazados.
Y, de alguna manera, no podía dejar de culparse a sí misma por toda la pérdida, por todo el dolor.
Al menos ya no tenía ganas de llorar. Llorar sin duda no la ayudaba. Además, Riley tenía que terminar unos trámites administrativos rutinarios hoy. Se acomodó en su escritorio y trató de trabajar.
*
Esa misma tarde, Riley se fue directamente a la Escuela Intermedia Brody. Jilly ya estaba esperándola en la acera cuando llegó.
Jilly saltó en el asiento del pasajero.
“¡Tenía quince minutos esperando!”, dijo. “¡Date prisa! ¡Vamos a llegar tarde al juego!”.
Riley dejó escapar una risita.
“No vamos a llegar tarde”, dijo. “Llegaremos justo a tiempo”.
Riley siguió conduciendo hacia la escuela secundaria de April.
Mientras conducía, Riley comenzó a preocuparse de nuevo.