Caballero, Heredero, Príncipe . Морган Райс

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Caballero, Heredero, Príncipe  - Морган Райс De Coronas y Gloria

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lo que costara. Pero ahora estaba allí en aquella sala, rodeado por el enemigo.

      También estaba el hecho de que Lucio estaba allí, en una esquina, vestido de morado y plata real, sonriendo con superioridad mientras observaba a las chicas del servicio. Thanos tenía que luchar para contenerse las ganas de ir hacia allí y estrangularlo con sus propias manos.

      Y entonces estaba el pensamiento que no le dejaba tranquilo:

      Ceres.

      Esto hacía que el dolor se le clavara de un modo que, incluso ahora, parecía que le iba a estallar en el pecho. Apenas podía creer que no estuviera allí, que estuviera muerta, perdida en un barco prisión mientras él estaba en Haylon. Solo pensar en ello amenazaba con arrastrarlo hacia la oscuridad que lo había consumido cuando escuchó la noticia.

      Estefanía lo había sacado de aquello. Ella había sido el único punto de luz en todo aquello, la única persona en Delos que le había proporcionado algo de felicidad cuando él quería acabar con todo, cuando no concebía una vida sin Ceres.

      No era que no quisiera a Estefanía; lo hacía. Había aprendido a quererla. Más bien era que no podía olvidar a Ceres. Era como si los dos amores todavía coexistieran en su corazón. No podía entenderlo en absoluto. ¿Por qué Ceres apareció en su vida tan solo para marcharse de ella? ¿Por qué Estefanía apareció en su vida en el momento que lo hizo? ¿Ceres había venido, de algún modo, para prepararlo para aceptar a Estefanía? ¿O no tenían nada que ver la una con la otra?

      Empezó la música. Thanos se giró y su corazón se quedó atrapado al ver a Estefanía llegar al compás de música de lira. Su corazón se aceleró mientras ella avanzaba, todos los nobles se levantaron cuando ella pasó, acompañada por doncellas que lanzaban pétalos de rosa y tocaban campanas para ahuyentar cualquier residuo de mala suerte. Su vestido era de un blanco puro y elegante que hacía pensar que toda la habitación se había diseñado a su alrededor. Llevaba una rejilla adornada con diamantes por encima de su cabello dorado y con flores trabajadas en ella con una compleja elegancia. El velo que le cubría la cara brillaba por el hilo de plata y los zafiros diminutos que reflejaban la sombra de los ojos que había debajo.

      Los miedos de Thanos se desvanecieron.

      Él observaba cómo se acercaba, parecía que se deslizaba por su camino hasta el altar. Se paró delante suyo y él levantó el velo de su cara.

      Sintió que la respiración se le cortaba. Siempre estaba hermosa, pero hoy se veía tan perfecta que Thanos apenas podía creer que fuera real. Se quedó mirándola fijamente durante tanto rato que él apenas escuchó que el sacerdote empezaba la ceremonia.

      “Los dioses nos han dado muchas festividades y ceremonias en las que reflexionar sobre su gloria”, entonó el sumo sacerdote. “De estas, el matrimonio es la más sagrada, pues sin él no habría prolongación de la humanidad. Este matrimonio es especialmente glorioso, entre dos de los grandes nobles de este reino. Pero también es entre un hombre joven y una mujer joven que se aman profundamente y cuya felicidad debería encontrar un lugar en todos nuestros corazones”.

      Hizo una pausa para dejar que las palabras calaran.

      “Príncipe Thanos, ¿entregará su brazo para que se una al de esta mujer para siempre? ¿Para amarla y honrarla hasta que los dioses los separen y para ver a sus familias convertidas en una?”

      Antes lo había dudado, pero ahora no. Extendió el brazo hacia el sumo sacerdote, con la mano hacia arriba. “Sí, lo entrego”.

      “Y Lady Estefanía”, continuó el sumo sacerdote, “¿entregará su brazo para unirlo al de este hombre para siempre? ¿Para quererlo y honrarlo hasta que los dioses los separen y para ver a sus familias convertidas en una?”

      La sonrisa de Estefanía era lo más hermoso que Thanos había visto jamás. Ella colocó su mano en la de él. “Lo entrego”.

      El sumo sacerdote envolvió sus brazos con un pedazo de tela de blanco puro, el envoltorio era a la vez tradicional y elegante.

      “Unidos en el matrimonio sois una sola carne, una sola alma, una familia”, dijo el sumo sacerdote. “Sed siempre felices juntos. Podéis besaros”.

      A Thanos no hacía falta que se lo dijeran. Era incómodo, unidos de aquella manera, pero aquel era siempre uno de los entretenimientos menores de un día de boda y encontraron el modo de hacerlo. Thanos sintió los labios de Estefanía contra los suyos, fundiéndose con ella, y por lo menos por un instante pudo dejar a un lado todas las preocupaciones del mundo y estar solo allí con ella. Incluso los pensamientos sobre Ceres se desvanecieron en el fondo, consumido por el contacto con Estefanía.

      Por supuesto, Lucio tenía que ser el que rompiera la magia del momento.

      “Bien, me alegro de que ya esté”, dijo por encima del silencio de la multitud. “¿Ahora puede empezar la fiesta? ¡Necesito beber algo!”

      ***

      Si la ceremonia de la boda había sido opulenta, el festín que le siguió fue espectacular. Tanto que Thanos se preguntaba lo que habría costado. Parecía que la mitad de los beneficios de los últimos saqueos habían ido a parar allí, sin escatimar en gastos. Sabía que pagaban el rey y la reina, como un modo de mostrar lo felices que estaban por la boda, pero ¿a cuántas personas de la ciudad podía alimentar algo así?

      Echó un vistazo a su alrededor y vio saltimbanquis y bailarines, músicos y malabaristas entreteniendo a grupos de nobles. Los nobles bailaban juntos girando en círculos, mientras la comida se distribuía en lo que a Thanos le parecían pequeñas montañas de pastas y golosinas, ostras y deliciosos postres.

      Por supuesto, había vino, suficiente para que, mientras continuaban las festividades, las cosas enloquecieran. El baile se aceleró, la gente cambiaba de pareja más rápido de lo que Thanos podía seguir. El rey y la reina ya se habían retirado, junto a otros de los nobles más mayores y habían marchado de la sala. Fue como una señal para que los invitados dejaran a un lado las inhibiciones que les quedaban.

      Ahora mismo hacían girar a Estefanía en el tradicional baile de despedida, donde la novia bailaba rápidamente entre todos los jóvenes solteros de la sala, antes de dirigirse a los brazos de Thanos al finalizar. Tradicionalmente, era una forma en que la novia mostraba lo feliz que estaba con su elección comparado con todo lo que rechazaba. De manera más informal, les daba a los jóvenes la oportunidad de lucirse ante las otras jóvenes de la nobleza que estaban mirando.

      Para sorpresa de Thanos, Lucio no se unió al baile. Él esperaba de alguna manera que el príncipe hiciera algo estúpido como intentar robar un beso. Aunque, comparado con la parte en la que intentó matar a Thanos, aquello hubiera sido relativamente inofensivo.

      En cambio, el príncipe fanfarroneaba por allí mientras el baile estaba todavía en marcha, abriéndose camino entre la multitud a empujones con casual arrogancia mientras sostenía una copa de cristal del mejor vino. Thanos lo miró e intentó encontrar una similitud entre ellos. Ambos eran hijos del rey, pero Thanos nunca podía imaginar parecerse a Lucio.

      “Hermosa boda”, le dijo Lucio. “Todas las cosas que más me gustan: buena comida, mejor vino, un montón de sirvientas para después”.

      “Ves con cuidado, Lucio”, dijo Thanos.

      “Tengo una idea mejor”, replicó Lucio. “¿Por qué no observamos a tu hermosa novia los dos, dando vueltas entre tantos hombres?

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