El dibujo humorÃstico. Equipo Parramón Paidotribo
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El kiosquero, un individuo por lo general amable, pero que también puede adopter desde la personalidad más afable a la más déspota y antipática.
la Creación de nuestro propio cliché
Podemos iniciar nuestra búsqueda de ideas a partir de una situación, de un hecho concreto, de una localización, etc. Un kiosco de prensa es una buena localización en la que pueden producirse diferentes situaciones, además, en ellos se venden las revistas y los periódicos que publican humor gráfico, así que vamos a tratar de rendirles un simpático homenaje.
El humorista debe asociar a la situación o localización escogida toda una serie de imágenes relacionadas que le harán ir encontrando los distintos golpes de comicidad. Papel, lápiz y un poco de concentración serán herramientas más que suficientes para llevar a cabo esta tarea, por otra parte gratificante y divertida.
EL PROTAGONISTA Y SU ENTORNO
Hemos decidido que el entorno en el cual tendrán lugar nuestros gags será un kiosco. Obviamente, hay otro protagonista, el kiosquero, de modo que empezaremos a trabajar con ambos y a dotarles de un aspecto determinado.
Al igual que en los chistes de náufragos o de caníbales, los personajes que aparezcan en nuestros gags no tienen por qué ser forzosamente siempre los mismos, de modo que podemos crear varios tipos y utilizar el que consideremos más conveniente en cada gag.
IMÁGENES Y RECURSOS RELACIONADOS
El siguiente paso es examinar en detalle todos aquellos personajes, elementos, objetos, etc. que pueden ser de utilidad porque guardan alguna relación con el entorno, situación y con los protagonistas del tema. Hacer esbozos, imaginar situaciones, plantearnos diversas puestas en escena, etc., hará acudir las ideas a nuestra mente poco a poco.
Los lectores de prensa, clientes que adquieren revistas de actualidad o de temas diversos, niños y niñas en busca de chucherías o de cromos coleccionables. La gente de la calle y el ambiente urbano en general, serán posibles personajes secundarios que darán lugar a diversas situaciones en las que hay que saber encontrar la comicidad.
LOS GAGS
Ahora es cuando hay que empezar a imaginar situaciones con el tema que nos hemos propuesto (o que nos hayan encargado), con las imágenes y los recursos relacionados, revisar los garabateos que hemos realizado y hacer algunos nuevos. Es muy probable que en esta fase del trabajo ya se nos hayan ocurrido algunos chistes, de lo contrario, hay que observar más y garabatear nuevos elementos y experimentar con más personajes. Todos esos bocetos deben ser espontáneos y servirnos para desarrollar con ellos las distintas situaciones que fluyan en nuestra mente.
El cliente “respetable” que compra la prensa con el único pretexto de “camuflar” entre sus páginas una revista erótica. Basta un kiosquero indiscreto para crear con ello una situación embarazosa.
Una situación cotidiana, el típico cliente “mirón” que revisa la prensa, pero que finalmente no adquiere un solo periódico. La reflexión y el punto de vista de dicha situación desde la perspectiva del kiosquero puede ser motivo de un gag.
Podemos llevar nuestro kiosco más allá. La exageración casi siempre es un buen recurso humorístico, así que un niño miope… puede confundir un confesionario con el kiosco de su barrio.
Los Materiales
“A FIN DE CUENTAS, TODO ES UN CHISTE.”
los primeros esbozos
las ideas y los gags son como traidores agazapados que pueden asaltar al humorista gráfico en el momento menos pensado y más inoportuno. El dibujante precavido y conocedor de que, tarde o temprano, se producirán esas emboscadas sin previo aviso, acostumbra a llevar consigo un pequeño cuaderno y un bolígrafo con el cual tomar notas y fijar esas ideas para después dar debida cuenta de ellas.
Ese mismo cuaderno servirá para tomar apuntes rápidos de situaciones que se produzcan en la calle o de composiciones que más tarde puedan inspirarnos para realizar un chiste: parejas paseando, niños jugando en un parque, personas tomando algo en las terrazas de los bares, bocetos de perspectivas, dibujos de fachadas, coches, edificios, etcétera.
Las ilustraciones, los esbozos, notas marginales y garabatos que todo humorista guarda en su cuaderno de campo corresponden a ideas pasajeras y fugaces capturadas en breves instantes.
¿QUÉ USAR?
El material para plasmar los primeros esbozos y aprisionar las ideas fugaces que acudan a nuestra mente debe ser muy simple:
Un lápiz, un bolígrafo o un rotulador. Cualquier instrumento que escriba servirá, pero mejor optar por uno con el que nos sintamos cómodos y que seamos capaces de manejar con agilidad.
Un cuaderno. De papel cuadriculado, blanco, milimetrado, etc., todos sirven, lo importante es que podamos escribir y esbozar dibujos en él. Siempre será mejor cualquier tipo de cuaderno que la servilleta de papel de un bar, o que el vano intento de retener una idea en la memoria, pues luego… rara vez seremos capaces de recordarla con exactitud y nunca sabremos si hubiese sido el embrión para desarrollar un buen chiste.
Equipo de trabajo básico del humorista gráfico cuando se encuentra fuera de su estudio. Portátil y manejable, pero con capacidad para albergar buenas ideas y embriones de futuros e inmejorables chistes.
En ocasiones, es útil repasar viejos dibujos e incluso de anteriores cuadernos con el fin de rescatar alguna idea que en su día no supimos llevar a buen fin, pero para la que quizás ahora haya llegado el momento. Si disponemos de tiempo, podemos llevar con nosotros material más sofisticado y experimentar libremente con distintas técnicas que no se limiten al lápiz, al bolígrafo o al rotulador.
Lápices y portaminas: el material esencial
los lápices con punta de grafito constituyen el utensilio esencial para cualquier actividad relacionada con el dibujo. Su mina, compuesta por ese material, ofrece una gran precisión en el trazo y un fácil borrado. El grafito se presenta en polvo, en barras (de diferentes grosores y calidades grasas) y en forma de lápiz de madera convencional (en una amplia gama de durezas que determinan la intensidad del trazo).
LOS LÁPICES CONVENCIONALES
Esta última forma es la más adecuada, y la más utilizada, para plasmar el humor gráfico. La gran ventaja del lápiz de grafito