El dibujo humorÃstico. Equipo Parramón Paidotribo
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Se comercializa una amplia gama de minas que permiten una gran variedad de calidades y acabados.
El lápiz de grafito, por su simplicidad y fácil transporte, permite realizar el trabajo desde la terraza de cualquier cafetería o restaurante. Además, proporciona por sí solo un buen acabado final.
Un lápiz de mina de grafito permite crear trabajos simples de línea suelta y fresca, o bien dibujos en extremo elaborados con una gran variedad de semitonos.
El lápiz duro, cuya densidad va desde el “H” hasta el “8H”, es utilizado por algunos humoristas para perfilar el boceto, aunque su color de trazo es ligeramente grisáceo. El lápiz blando, cuya densidad va desde el “B” hasta el “8B”, acostumbra a ser el grafito preferido por los dibujantes, ya que su mina permite dar muchos matices: se puede biselar la punta y trabajar con distintos grosores de trazo, o afilarla y perfilar detalles de acabado creando un gran contraste con el blanco del papel.
LOS PORTAMINAS
Tienen la misma utilidad y efectividad que los lápices convencionales, pero con la ventaja de que no hay que sacarles punta constantemente e, incluso, permiten el intercambio de minas de diferentes colores. Los portaminas de dibujo tienen capacidad para una mina de 2 mm, mientras que los estilógrafos (que también pueden usarse para dibujar) permiten trabajar con grosores de mina desde 0,3 a 0,7 mm, pero con preferencia los de 0,5 mm si es para dibujo.
La versatilidad del lápiz de grafito lo convierte en una herramienta incomparable: permite realizar un buen trazo y, además, infinidad de efectos de texturado y semitonos.
Los portaminas se sirven en diferentes colores, bien sea para distinguir la dureza del grafito que llevan en su interior, o bien para identificar el color de mina que corresponde a cada uno de ellos.
Los lápices convencionales presentan diversas durezas de mina que hacen posible trabajar el trazo de formas distintas.
TRABAJAR CON EL ROJO Y EL NEGRO
Algunos dibujantes (no sólo los humoristas gráficos) han experimentado con la posibilidad de realizar sus bocetos en dos colores: con el lápiz rojo realizan un boceto previo que les sirve para crear la composición global de la escena, las proporciones y la pose de los personajes, e incluso para plasmar en parte la expresividad de éstos. Se trata de un preesbozo cuyo fin es marcar las pautas iniciales de lo que será el boceto final. Después, con el lápiz negro, se termina de perfilar el conjunto, dar las formas correctas y añadir los detalles.
Esta técnica tiene una ventaja doble: a los dibujantes que les gusta concluir su obra con lápiz de grafito, realizar el esbozo en rojo les supone lo mismo que hacerlo en lápiz negro convencional y luego pasarlo a tinta. El proceso de acabado lo llevan a cabo con el ordenador: eliminan el rojo con el mezclador de canales de cualquier software que permita manipular imágenes y después contrastan el trazo negro para que gane intensidad. La otra ventaja es que, en caso de pasar a tinta, el proceso descrito antes con el ordenador pueden realizarlo igualmente, pero se ahorran el trabajo de borrar el lápiz una vez esté el dibujo entintado.
Estado previo del dibujo con el boceto en rojo.
Tras eliminar el rojo y contrastar el negro para darle intensidad, conseguiremos el acabado de nuestro original. Esta técnica permite que el arte final mantenga la frescura del boceto, algo que a veces se pierde durante el entintado.
Realizar el boceto previo con rojo y después perfilar en negro asegura una mayor certeza en la puesta en escena y en la composición, así como en las proporciones de los personajes.
Cualquier dibujo que realicemos en rojo lo podemos terminar (con la técnica que escojamos) directamente encima y sobre el mismo papel. Una vez pasado al ordenador, nos ahorramos el borrado del boceto y, con ello, evitamos el consiguiente riesgo de estropear el arte final.
LAS GOMAS DE BORRAR
Existe una máxima que reza: “El buen dibujante no borra, el buen dibujante… rompe el papel y empieza de nuevo”. Con independencia de la opción que escojamos, la realidad es que por borrar más o menos o por amontonar montañas de papeles arrugados a los pies de la mesa de dibujo, no vamos a ser mejores ni peores dibujantes.
Si hemos optado por borrar, debemos saber que en el mercado hay una gran variedad de gomas de borrar que permiten trabajar con comodidad: manuales, eléctricas, duras, blandas, de colores y formas diversas, en portagomas y extensibles, con capuchón, sin capuchón… un sinfín de posibilidades con las que experimentar y entre las cuales seleccionar aquéllas más afines a nuestros gustos e intereses.
Lo importante es el “cómo” la usemos más que el “qué” goma usemos. La goma debe deslizarse con suavidad por encima del dibujo tratando de eliminar la parte del trazo seleccionada. Incluso la goma más blanda del mercado puede ocasionar un potente agujero en la superficie del papel si en lugar de borrar esa parte del trazo nos ensañamos con él con el propósito de “exterminarlo”.
Esto último suele suceder cuando el trabajo ya está pasado a tinta y decidimos eliminar los restos del boceto a lápiz. Hay que extremar el cuidado en esa parte del proceso para no malograr el arte final.
Diversos modelos y formas de goma, desde las más convencionales hasta las más duras y suaves. La goma moldeable resulta ideal para trabajos de precisión, ya que permite ajustar la punta a la medida deseada.
La tinta será el material utilizado en los trabajos realizados con pincel o plumilla.
el arte de pasar a tinta
este proceso es el resultado final que el espectador verá impreso en el dominical, el periódico o la revista que adquiera en su quiosco habitual, de modo que habrá que seleccionar con gran cuidado los materiales fundamentales que permitan dar a nuestro dibujo el acabado que más nos satisfaga.
LA TINTA Y LOS PINCELES
Los pinceles son materiales delicados. Requieren cuidados especiales para mantener sus cerdas de forma homogénea y gozar de larga vida, algo que saben bien y que cumplen los humoristas gráficos, ya que los buenos pinceles no son económicos.
Trabajar con tinta requiere tener a mano: un papel para hacer pruebas, ver la intensidad de la pincelada y ensayar previamente el entintado del trabajo final; un recipiente con agua para diluir la tinta y limpiar los utensilios una vez terminado el trabajo; un trapo para limpiar la punta del pincel o secar los excesos de tinta o de agua, etcétera.
Escogemos el pincel en función de las características del dibujo.