¿Qué estabas esperando?. Paul David Tripp

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¿Qué estabas esperando? - Paul David  Tripp

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negar lo que Dios estaba revelando claramente. Luché para auto-convencerme de que yo no era el problema. Me volví bueno en auto-persuadirme y me esforcé en persuadir a Luella, mi esposa, de que yo estaba en lo correcto y ella estaba equivocada. Dios en su magnificente gracia nunca cesó de buscarme y Luella estaba comprometida en ser honesta conmigo.

      Iba camino al desastre y no me daba cuenta. Pero no me malentiendan; no es que yo fuese un constante monstruo, y realmente quería que mi matrimonio con Luella funcionara. El problema era que había cosas dentro de mí que hacían que el tipo de matrimonio del cual este libro trata fuese absolutamente imposible. Yo analizaba, racionalizaba, criticaba y generalmente señalaba con el dedo. Pero no había escape – yo era el problema. Había sido cercado de gracia, la que no descansaría hasta que fuese liberado de eso de lo que no podía escapar – yo mismo. Descendí pateando y gritando, pero Dios me extendió su gracia y Luella fue paciente hasta que empecé a enfrentar eso con lo que había luchado tanto para no admitir: Necesitaba desesperadamente un cambio.

      Recientemente Luella y yo celebramos otro aniversario. Cuando vemos hacia atrás, nos asombramos de todo lo que ha sucedido, de todo lo que Dios ha hecho. Nos amamos el uno al otro profundamente, y estamos muy agradecidos por nuestros años juntos. Han sido ricos y apasionantes. No hemos experimentado muchos días aburridos. Nos encanta estar juntos y amamos celebrar la vida que compartimos. Pero hay algo que amamos aún más. Amamos a Jesús y su gracia transformadora. Amamos Su Palabra y la asombrosa gracia que contiene. Sabemos que nuestra historia no es una historia de éxito matrimonial. No, nuestra historia es la historia de dos personas que han sido rescatadas por la gracia y sabiduría una y otra vez. Repetidamente hemos sido perdonados y fortalecidos por la gracia de Dios. Repetidamente hemos sido atrapados, convencidos, transformados y dirigidos por su Palabra.

      Si ustedes pudieran ver un video de nuestra vida juntos, se darían cuenta que no hemos “arribado.” Aún estamos siendo rescatados por esa misma sabiduría y gracia. Dios aún está trabajando para revelar y ganar nuestros corazones. Quisiéramos poder decir que la guerra del amor se terminó en nuestro matrimonio, pero no podemos. Nuestro amor propio aún se mete en el camino de nuestro amor a Dios y del uno al otro. Y cuando lo hace, nuestro matrimonio sufre. Aún hay veces cuando confiamos más en nuestros instintos que en la sabiduría de Dios, y cuando lo hacemos nuestro matrimonio sufre los resultados de nuestra necedad. Así que, descansamos en la sabiduría y la gracia de Dios, pero no descasamos en nuestro matrimonio. Mientras seamos dos pecadores viviendo en este mundo caído, habrá trabajo que hacer.

      Algunas veces esto significa estar dispuestos a servir cuando eso es lo último que queremos hacer. A veces significa estar dispuestos a escuchar cuando nuestro instinto es argumentar. A veces conlleva estar dispuestos a amar aun en los momentos cuando el otro no parece merecerlo. A veces requiere pedir humildemente perdón cuando somos tentados a argüir que estábamos en lo correcto. A veces implica disponerse a pasar momentos de tensión para que la verdad sea puesta sobre la mesa. En ocasiones implica dejar pasar por alto alguna ofensa menor. Pero hay una cosa que sabemos con certeza: mientras descansamos en la gracia de Dios, somos llamados a darnos gracia el uno al otro. Y mientras celebramos la sabiduría de Dios, tenemos que decidirnos a dejar que esa sabiduría sea nuestro guía momento a momento en nuestra relación y nuestras respuestas mutuas.

      Personalmente no tengo nada brillante que darles. Realmente, este libro es un testimonio de mi propio rescate. Les ofrezco a ustedes y a su matrimonio dos cosas: la transformadora y poderosa gracia de Dios y Su sabiduría que reajusta vidas. En estas dos cosas ustedes encontrarán esperanza y cambio verdadero para su matrimonio, y mientras lo hacen, también aprenderán lo que significa descansar y trabajar al mismo tiempo.

      Paul David Tripp

       Agosto 31, 2009

      COMPROMISO 1: Nos entregaremos a un estilo de vida de confesión y perdón.

      COMPROMISO 2: Haremos del crecimiento y el cambio nuestra agenda diaria.

      COMPROMISO 3: Trabajaremos unidos para formar un vínculo robusto de confianza.

      COMPROMISO 4: Nos comprometeremos a cultivar una relación de amor.

      COMPROMISO 5: Negociaremos nuestras diferencias con aprecio y gracia.

      COMPROMISO 6: Trabajaremos para proteger nuestro matrimonio.

       ¿QUÉ ESTABAS ESPERANDO?

      “Nunca pensé que sería así,” dijo María. Ella se veía completamente exhausta y derrotada. Samuel solo observaba con enojo. Él no quería estar hablando conmigo de su matrimonio con María. De hecho, para decir la verdad, él no quería estar casado con María. ¡Ya estaba cansado! “Quince años – ¡quince años! – ¿Y es esto lo que tengo?”

      María rehusaba responder; se sentó y se puso a llorar. “Mira lo que mi duro trabajo te da. Nadie que tú conozcas vive en una casa como la nuestra. Nadie que tú conozcas tiene las cosas que yo te he provisto. Nadie ha tenido las maravillosas experiencias alrededor del mundo que yo te he dado. Pero no, nunca es suficiente. María, estoy cansado de tus constantes quejas. Estoy cansando de la crítica diaria. Ya no quiero hacer esto más, ni creo que tú lo quieras tampoco,” dijo Samuel mientras su voz se apagaba.

      Miré a Samuel y a María, y supe que no siempre había sido así. Yo me he sentado con muchas parejas mientras estaban en el proceso de considerar casarse, lo cual ha sido frecuentemente una experiencia un poco frustrante para mí. No, no me he frustrado porque ellos estuvieran “locamente” enamorados; yo creo que es maravilloso cuando un hombre y una mujer se aman el uno al otro. Entiendo que por la ansiedad del romance, se les hace difícil concentrase en el trabajo de preparación que hay que hacer. Nada de esto me ha frustrado. Pienso que el profundo afecto mutuo es una cosa hermosa.

      Es este lo que me ha frustrado una y otra vez: las expectativas irreales. Allí está – lo dije. Estoy convencido que es más usual que inusual para las parejas casarse con expectativas imaginarias. Una y otra vez me he sentado con parejas que simplemente no parecen tomar en serio las cosas importantes que la Biblia tiene que decir sobre lo que cada matrimonio encontrará en el aquí y ahora. Las expectativas irreales siempre llevan al desengaño.

      Tú sabes que esto es verdad si alguna vez has visto una página de vacaciones en el internet. Ningún sitio de vacaciones luce tan hermoso ni funciona tan bien en la realidad como lo hace en su página de promoción en el internet. Inevitablemente terminas desilusionado porque comenzaste con expectativas no realistas.

      Nosotros llevamos a nuestra familia de vacaciones a Disney World. Miramos la hermosa literatura de Disney. ¡Pero no nos dijeron que estaríamos parados bajo un sol abrazador por 90 minutos con 120 grados de calor y 200 por ciento de humedad para subir a un juego que tomaba 33 segundos!

      Mi hijo, que al momento era solo un pequeño muchacho, vio un juego al que quería subir. Caminamos por lo que parecía una eternidad y al fin encontramos el extremo de la línea. Estuvimos tanto tiempo en la línea que mi hijo y yo tuvimos esta conversación: “Papa,” dijo él, “¿Por qué estamos parados aquí? Yo le dije, “hay un juego al final de esta línea.” El dijo, con una mirada de completa fatiga, “¿y qué juego es?” Habíamos estado en la línea tanto tiempo que se le había olvidado por qué estábamos parados allí. Las expectativas irreales siempre llevan al desengaño.

      USANDO LA BIBLIA BÍBLICAMENTE

      Parte del problema es la manera en que usamos la Escritura. Erróneamente tratamos la Biblia como si estuviese clasificada por temas – tú sabes, el mejor compendio del mundo sobre los problemas humanos y las soluciones divinas. De modo que cuando pensamos en el

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