¿Qué estabas esperando?. Paul David Tripp
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Frecuentemente, en estos momentos de ministerio que Dios nos da, en lugar de servir al propósito de Dios, nos enojamos porque nuestro cónyuge de alguna manera está estorbando lo que nosotros queremos. Esto nos lleva a la segunda cosa que sucede: la razón por la que cambiamos estos momentos de ministerio en momentos de cólera es nuestra tendencia a personalizar lo que no es personal. Al finalizar un mal día en el trabajo, tu esposo no dice, “Sé lo que voy a hacer. Le voy a arrojar este mal día a mi esposa para que su día sea tan miserable como el mío.” No; el problema que estás experimentando no es acerca de ti directamente. Si, es tu problema, porque este hombre enojado es tu esposo. Pero lo que estás experimentando no es personal en términos de una intencionalidad consciente. Estás viviendo con un pecador, de modo que vas a experimentar su pecado. Pero cuando personalizas lo que no es personal, tiendes a ser agresivo en tu respuesta. Cuando eso sucede, lo que te motiva no es la necesidad espiritual que Dios te ha revelado que hay en tu esposo, sino la ofensa de tu esposo contra ti, tu agenda, tu paz, etc. Así que, tu respuesta no es un “para él,” sino un “contra él.” En lugar de buscar ministrarlo, lo que quieres hacer es quitarlo de en medio de tu camino para volver a lo que querías hacer previamente. Seamos honestos – todos hemos estado allí.
Cuando respondemos agresivamente, agravamos el problema que la otra persona ha lanzado contra nosotros. Esto nos lleva a una cosa más: puesto que hemos convertido un momento de ministerio en un momento de enojo al personalizar lo que no es personal, nos portamos como adversarios al responder y por ello terminamos adoptando soluciones circunstanciales que no llegan al corazón del problema. En lugar de buscar maneras de ayudar le decimos al otro que se comporte, lo amenazamos para que se calle o nos enojamos y convertimos un momento de debilidad en una confrontación seria.
Este es un lugar donde creo que la Biblia es muy útil. El mundo de la Biblia es como tu mundo–confuso y fragmentado. Los personajes de la Biblia son como tú y tu esposa–débiles y con defectos. Las situaciones de la Biblia son como las tuyas–complicadas e inesperadas. La Biblia no es un libro de cosmética religiosa. Te trastornará con su honestidad sobre lo que sucede en el mundo en el que vivimos. Desde el fratricidio de Caín hasta la traición de Judas por dinero, la sangre y las entrañas de un mundo roto son diseminadas en cada una de sus páginas. La honestidad de Dios respecto al lugar donde vivimos es en sí misma un acto de amor y gracia. Él acerca nuestra cabeza al agujero bíblico por donde se puede ver el mundo como realmente es, no como nosotros fantaseamos que sea. Él hace esto para que seamos realistas en nuestras expectativas y así busquemos humildemente la ayuda que solo Él puede darnos.
3. Dios es Fiel, Poderoso y Generoso
Hay una realidad más que debes incluir mientras tratas de ver tu matrimonio tan realísticamente como sea posible. No solo debes considerar la condición caída del mundo en que vives y el hecho de que tú y tu esposa están lejos de ser perfectos; también debes recordar que no están solos en esta batalla. La Biblia dice que Dios está cerca, tan cerca que en tu momento de necesidad puedes alcanzarlo y tocarlo porque no está lejos de cada uno de nosotros (Hechos 17:27). Sí, ustedes viven en un mal vecindario (el mundo caído), y ambos son menos que perfectos (pecado), pero en todo esto no han sido abandonados a sus propios recursos. El Dios que determinó el lugar donde vives, vive contigo y se ha comprometido a darte todo lo que necesitas.
Estoy escribiendo esto pocos días después del día de resurrección, así que he estado pensando en la tumba vacía. Considera por un momento lo que esa tumba nos enseña. Primero, nos enseña que Dios es fiel. Siglos antes, luego que Adán y Eva desobedecieron a Dios, Él prometió que aplastaría el mal de una sola vez. Así que envió a su Hijo para derrotar el pecado y la muerte por su crucifixión y resurrección. Pasaron miles de años y Dios no olvidó ni cambió respecto a su promesa. Él no se cansó ni se distrajo. Hizo una promesa y controló los eventos de la historia (los grandes y pequeños) para que en el momento justo Jesucristo viniera y cumpliera lo que había prometido.
Pero la tumba vacía también nos recuerda que Dios es poderoso. Él es poderoso en autoridad y en fuerza. ¡Piensa en la autoridad que tú necesitarías para tener control de todas las situaciones, lugares y relaciones para poder garantizar que Jesús vendría en el momento preciso y haría lo que estaba designado a hacer! También, ¿puede haber una demostración más apropiada de poder que tener poder sobre la muerte? Por el asombroso poder de Dios, Jesús se despojó de las vestiduras de su sepultura y salió de la tumba. Esos hombres que hacen competencias de poder para levantar cosas pueden jalar un bus con sus dientes, pero todos van a morirse, y no hay nada que puedan hacer al respecto.
La tumba vacía nos señala otra cosa asombrosa. Nos enseña que Dios es generoso. ¿Por qué Él se esforzó tanto para ayudarnos? ¿Por qué se preocupa tanto para darse cuenta de nosotros, no digamos para rescatarnos? ¿Por qué habría de sacrificar a su Hijo? Porque Él es generoso. Tu y yo necesitamos reconocer que su bondad fue motivada no por lo que vio en nosotros, sino por lo hay dentro de Él. Está dispuesto por que Él es la definición de la misericordia. Es bondadoso porque es la fuente de amor. Es generoso porque está lleno de gracia sublime. Es generoso porque es bueno, noble, paciente, y benevolente. Aun cuando nosotros estamos indispuestos, llenos de nosotros mismos y buscando nuestro propio camino, Él es generoso. Él se deleita en transformarnos por su gracia. Se deleita en rescatarnos por su poderoso amor.
Así que cuando pecan contra ti o cuando este mundo caído irrumpe por tu puerta, no contra ataques o salgas corriendo. Afírmate en tu debilidad y confusión y di, “No estoy solo. Dios está conmigo, y Él es fiel, poderoso y está dispuesto.” Puedes ser realista y tener esperanza al mismo tiempo. Las expectativas realistas no son esperanza sin honestidad y no son honestidad sin esperanza. El realismo se encuentra en la intersección de la honestidad audaz y una esperanza inquebrantable. La palabra y la gracia de Dios hacen que esto sea posible en tu matrimonio.
¿Son realistas tus expectativas matrimoniales?
COMPROMISO 1: Nos entregaremos a un estilo de vida de confesión y perdón.
COMPROMISO 2: Haremos del crecimiento y el cambio nuestra agenda diaria.
COMPROMISO 3: Trabajaremos unidos para formar un vínculo robusto de confianza.
COMPROMISO 4: Nos comprometeremos a cultivar una relación de amor.
COMPROMISO 5: Negociaremos nuestras diferencias con aprecio y gracia.
COMPROMISO 6: Trabajaremos para proteger nuestro matrimonio.
2.
UNA RAZÓN
PARA CONTINUAR
Todos buscan esperanza. Todos anhelan una razón para continuar. Todos aferran su diario vivir a alguna clase de sueño. Todos quieren saber que a lo que se dedican es algo que vale la pena. Los seres humanos no vivimos por instinto. Somos seres racionales hechos a la semejanza de Dios. Las cosas que hacemos y decimos tienen sus raíces en deseos y pensamientos profundamente establecidos. Hay un sentido en el cual es correcto decir que todos estamos de por vida en la gran búsqueda de un tesoro.