¿Qué estabas esperando?. Paul David Tripp

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¿Qué estabas esperando? - Paul David  Tripp

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no basado en el romance; sino enraizado en la adoración. Ahora pues, puedes ser capaz de leer todas las palabras, pero sin poder entender la profundidad del significado de este principio.

      ¿Qué significa decir que un matrimonio está “basado en la adoración”? La palabra adoración es compleja. Cuando la persona promedio escucha la palabra adoración piensa en una reunión donde hay himnos, ofrenda y un sermón. Pero hay una verdad bíblica envuelta en esta palabra que es vital entender si alguna vez vas a descifrar por qué tienes conflictos en tu matrimonio y cómo esos conflictos podrán ser solucionados. La adoración es tu identidad antes de ser tu actividad. Tú eres un adorador, de modo que todo lo que piensas, deseas, escoges, haces o dices está moldeado por la adoración. Simplemente no hay una explicación más profunda que ésta del por qué la gente hace lo que hace; y una vez que lo entiendes se te abren puertas que nunca antes se te habían abierto para entenderte a ti mismo y para cambiar. Déjame explicarlo.

      Cuando la Biblia enseña que somos adoradores (ver Romanos 1:19-25), no está hablando sobre una función religiosa separada de los otros aspectos de nuestras funciones regulares. No, al llamarnos adoradores, la Biblia nos ofrece una perspectiva radical sobre la motivación humana fundamental. Puesto que no eres un animal que funciona por instinto, las cosas que haces y dices son producidas por una cierta clase de propósito. En otras palabras, ya sea que tus palabras y acciones tengan o no sentido en la superficie, tú has actuado o hablado por una razón. La razón más general y fundamental para hacer lo que haces es la adoración. Probablemente estás sintiendo que este enfoque necesita una explicación más amplia.

      Piensa sobre esto. ¿No es interesante que algunas de las cosas que te irritan no le molestan para nada a tu esposa? ¿Por qué algo que a ti te deleita, tu esposo o esposa puede vivir fácilmente sin ello? ¿Por qué hay algunas cosas que son mucho más importantes para ti que otras? ¿Y por qué es que tu lista de lo que es importante no concuerda completamente con la de tu esposo? ¿Por qué hay cosas que te enojan (ciertos momentos, lugares, situaciones, relaciones, etc.) y ciertas que te animan? Bueno, todas estas cosas están conectadas con la adoración.

      Cuando la Biblia dice que somos adoradores, quiere decir que cada ser humano vive para algo. Todos nosotros estamos excavando en busca de un tesoro. Todos buscamos algún sueño. Detrás de todo lo que hacemos hay alguna clase de esperanza. Todos están en la búsqueda constante de la vida. Tal vez estás pensando, “Paul, entiendo todo esto, pero no entiendo cómo me ayuda a entender mi matrimonio.” Déjame llevarte más allá.

      Ser un adorador implica que conectas tu identidad, tu significado, tu propósito y tu sentido interno de propósito a algo. Esas cosas las vas a conseguir ya sea verticalmente (del Creador) u horizontalmente (de la creación). Esto tiene que ver por completo con lo que un matrimonio llega a ser. Ningún matrimonio deja de ser afectado cuando los cónyuges están buscando conseguir en la creación lo que solo se puede lograr en el Creador.

      La comodidad se había convertido en el dios funcional de Jenny. No, no había dejado de ir a la iglesia. Amaba los servicios de adoración del domingo y le encantaba la predicación del pastor, pero la comodidad era lo que gobernaba su corazón. Conseguía su comodidad haciendo de su casa un museo donde exhibía su habilidad doméstica. Tenía mil revistas de decoración. Siempre estaba decorando o remodelando. Limpiaba sin cesar y era obsesivamente pulcra. Se decía a sí misma que quería hacer de su casa un lugar hermoso para su familia, pero lo que la movía no era su interés por su familia. Ella había atado su identidad, su sentido interno de bienestar, a la belleza de su casa.

      Jenny nunca estaba realmente relajada en su casa; tampoco lo estaba su esposo ni su familia. No quería que nadie anduviera con zapatos en la casa. Se irritaba ante cada indicio de desorden y le reclamaba a quien pensara que era el culpable. En un momento de enojo, su esposo lo expresó bien: “Jenny, ya no tenemos una casa a donde llegamos. Este lugar ya no es nuestra casa; es tu museo ¡Cada vez nos sentimos menos bienvenidos aquí!”

      Tito había ligado su identidad al éxito. No tenía idea de que lo que estaba supuesto a obtener del Creador lo estaba buscando en la creación, pero eso es exactamente lo que estaba haciendo. El lugar donde Tito buscaba el éxito que lo motivaba a levantarse por la mañana era su trabajo. Tito era bueno para lo que hacía; mientras más lo hacía, mejor era, y mientras mejor era, recibía más dinero y poder. Todo era muy emocionante e intoxicante. Era como si estuviese viviendo un sueño. El trabajo no era perfecto de ninguna manera, pero le daba una razón para levantarse por la mañana.

      Pero con cada nueva promoción la presión crecía y las horas se alargaban. Cuando Tito llegaba a casa, mucho después de que su esposa e hijos habían cenado, a él le quedaba poca energía para su familia. Pero algo aún más profundo estaba sucediendo. Puesto que Tito encontraba su valor como persona en su trabajo, cuando dejaba su trabajo para ir a su casa, él estaba dejando lo que le daba valor. Su matrimonio realmente existía fuera de su círculo de valor. Así que, aunque Tito diría que amaba a su esposa, no le entusiasmaba llegar a su casa después del trabajo. Fácilmente se irritaba y era con frecuencia un no-participante en lo que allí sucedía.

      Adriana ataba su sentido y propósito a Carlos. Ella no lo sabía, pero él se había convertido en su mesías personal. Ella diría que él era todo lo que había deseado en un esposo. Tu pensarías que eso significaba que siempre estaría feliz y satisfecha en su matrimonio, pero la verdad era lo contrario. Adriana vivía permanentemente insatisfecha. Se levantaba cada mañana y se subía en la montaña rusa de cada acción, reacción, o respuesta que Carlos tenía hacia ella. Le ponía demasiada atención al tono de su voz, a la expresión de su rostro y a su lenguaje corporal. Aun la cosa más pequeña tenía el potencial de arruinar su día. No solo estaba enfocada en como Carlos le respondería, sino que observaba estrechamente como él le respondía a otras mujeres. Para Carlos, su matrimonio era como un examen final, y él sentía que siempre era reprobado. Todo era muy agobiante y desagradable. Carlos necesitaba una razón para continuar.

      He llegado a convencerme más y más que los matrimonios deben establecerse verticalmente antes de hacerlo horizontalmente. Tenemos que enfrentar lo que nos mueve antes de lidiar con la manera que reaccionamos el uno al otro. Toda relación es victimizada en alguna manera cuando buscamos en las criaturas lo que por diseño solo podemos conseguir en Dios. Cuando Dios está en su justo lugar, estamos en camino de poner a la gente en su justo lugar. Pero hay más. Estoy convencido de que solo en la adoración a Dios en nuestro matrimonio podemos encontrar una razón para continuar.

      ¿COMO LUCE UN MATRIMONIO BASADO EN LA ADORACIÓN

       A DIOS?

      Pablo dijo algo asombroso en Gálatas 5:14: Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” He pensado acerca de esto muchas veces. Si yo hubiese escrito estas palabra, “toda la ley en esta sola palabra se cumple,” creo que habrían sido seguidas por, “amarás a Dios sobre todas las cosas.” Pero esto no es lo que Pablo escribió. ¿Cómo es que el amor al prójimo resume todo lo que Dios nos ha llamado a hacer? El principio integrado en estas palabras es increíblemente práctico e instructivo cuando los comprendes. Es solo cuando yo amo a Dios sobre todo, que voy a amar a mi prójimo como a mí mismo. Fundamentalmente, las dificultades en nuestros matrimonios no vienen por no amarnos suficiente el uno al otro. Suceden porque no amamos suficiente a Dios; y por no amar a Dios suficiente, no nos tratamos el uno al otro con la clase de amor que hace funcionar los matrimonios.

      Considere los Diez Mandamientos: es solo cuando guardamos los primeros cuatro mandamientos (que tienen que ver con la adoración a Dios) que guardaremos los últimos seis mandamientos (que tienen que ver con el amor a nuestro prójimo). El amor horizontal sólido siempre comienza verticalmente. Una vida que se centra en la otra persona de manera permanente y perseverante no fluye de una atracción romántica, de compatibilidad de caracteres o de estilos de vida similares. Es solo cuando vivo una vida de adoración a Dios

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