Arte y arqueología en el altiplano central de México. María Teresa Uriarte
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En México la pintura mural prehispánica está estrechamente vinculada con procesiones y peregrinaciones, pero desde mi punto de vista también lo está con migraciones.
Ha habido una fuerte discusión sobre la presencia de los teotihuacanos en el área maya, en un Estado poderosísimo que hizo claras sus relaciones con tierras distantes. Nada nuevo para Mesoamérica; ni siquiera podemos estar seguros de qué sucedió con los olmecas y su "presencia", "influencia" o "ideología compartida" con la costa del Pacífico en Guatemala, con el altiplano central mexicano o con Oaxaca.
Retomemos el tema de la pintura mural. Elizabeth Wagner y Christian Prager realizaron un estudio en el que prueban de manera razonable que el segundo gobernante de Copán llevaba por nombre Jaguar Reticulado o Jaguar con Red y que en Teotihuacán hay imágenes que lo representan en Copán.9 Esto sucedió alrededor del año 437 de nuestra era.10
En Tetitla hay representaciones del glifo "mano asperjando" T710 (figura 2.3) que, según lo ha demostrado David Stuart, está relacionado con el sacrificio de sangre y con el inicio y final de ciclos calendáricos, 11 aunque los epigrafistas están divididos al respecto, pues algunos piensan que ch'aaj debe traducirse como "gotas" y otros como "incienso", ya que esa palabra admite ambas traducciones. 12 Sin embargo, en ambos casos alude a un ritual en el que el incienso o la sangre actúan como ofrenda y lo que propongo es que el cuarto 11 de Tetitla es el sitio en el que se conmemora aquel ritual, en donde probablemente se llevaba a cabo la ofrenda propiciatoria de incienso, de sangre o de semillas que se ofrecen a la tierra para su fecundación.
Figura 2.3. Mural 1 del cuarto 11 de Tetitla, Teotihuacán
(Archivo Fotográfico Proyecto La Pintura Mural Prehispánica en México. Foto: Ricardo Alvarado, 2006).
La cenefa del cuarto 11 está muy deteriorada y la "mano esparciendo" se encuentra alternada con redes o esteras que se ven como líneas entrelazadas. Ambas representaciones son significativas para el propósito de este texto puesto que en un caso puede ser una alusión al jaguar reticulado, y en el otro, si se trata de una estera, es una alusión a linaje o a poder real.
En el talud, justo debajo de la cenefa de "mano asperjando", se ven dos motivos alternados; quiero detenerme en el primero, un tocado que lleva otro más pequeño sobrepuesto (figura 2.4). El pequeño está integrado por un símbolo de trapecio y rayo, sólo que lo que llamamos rayo es un corazón sangrando o un cuchillo de sacrificio. En ambos lados se ven flores y de ahí nace un atado de plumas que se dobla hacia la derecha. Debajo de las borlas del tocado hay círculos como los que se ven en la cenefa del cuarto 12, de los corredores 12 y 12A. Parecen chalchihuis o piedras preciosas, o bien, el numeral uno. Éste es uno de los símbolos que encontramos con mayor frecuencia en la pintura mural prehispánica desde épocas muy tempranas hasta la llegada de los españoles, y puede ser una alusión a lo precioso.
Figura 2.4. Detalle del mural 1 del cuarto 11 de Tetitla, Teotihuacán (Archivo Fotográfico Proyecto
La Pintural Mural Prehispánica en México. Foto: Ricardo Alvarado, 2006).
Debajo de los círculos se ven dos manos sosteniendo tiras cruzadas con puntos o semillas, un escudo o un marcador con bandas diagonales rojas y blancas, y lo que parece una almena o merlón que corona lo que se aprecia como una entrada. Langley considera que el escudo con bandas transversas está relacionado con el coyote y tiene un significado glífico. 13 En Atetelco, como lo veremos más adelante, jaguares reticulados y coyotes forman una procesión y la cenefa está formada por el cuerpo de una serpiente entrelazada que mezcla caracteres de ambos mamíferos.
Me gustaría comparar este complejo motivo con una pintura muy similar que se encuentra en el pórtico 1, en el que se ven manos unidas hacia el centro con semillas que fluyen.
Los edificios entre los grupos prehispánicos, muy claramente en Teotihuacán, evocan cuevas y montañas. Doris Heyden demostró hace mucho que estos dos motivos configuran el altépetl, la montaña de los sustentos, el lugar de inicio en donde hay aguas y semillas. Altépetl es también alegoría de la ciudad o asentamiento permanente. 14 Entre los mayas se concibe como kab-ch'en'n, o cueva-tierra y ch'en cueva. Ambos conceptos eran sinónimos de ciudad, de modo que esta idea era compartida por las dos culturas y permanece a lo largo de los siglos en distintas regiones mesoamericanas. Lo que se ve en las pinturas de Tetitla son alegorías de ciudades, así como sitios de comida y agua en abundancia relacionados con el sacrificio de sangre, temas recurrentes en Teotihuacán y el área maya asociados con inicios de tiempo.
Justo afuera de este cuarto está el Pórtico de las Diosas de Jade y alrededor del cuarto 11 están las imágenes de personajes ataviados como Jaguar Reticulado (figura 2.5). Me gustaría sugerir que las Diosas de Jade eran llevadas en procesión, ya que están en un palanquín. Estas imágenes representan una serie de rituales que pueden estar relacionados con Teotihuacán y con migraciones al área maya, específicamente a Copán, y quizás una imagen que semejaba a esta deidad era llevada como un bulto por los teomama, como se ven en La tira de la peregrinación o Códice Boturini.
Figura 2.5. Mural 7 del cuarto 12 de Tetitla, Teotihuacán (Archivo Fotográfico Proyecto
La Pintura Mural Prehispánica en México. Foto: Ricardo Alvarado, 2006).
Entre los sitios en los que se detuvieron se ve un altépetl, que desde mi punto de vista se rememora en el cuarto 11. La representación del altépetl está vinculada con tiempo y con sacrificio, ya que hay un símbolo de trapecio y rayo y también una almena, además del corazón cortado que se relaciona con ese tiempo en especial, tal vez un evento histórico o una recreación mítica de una migración histórica.
El segundo motivo parece un bulto con una mano orientada hacia arriba y con plumas alrededor de la muñeca. De acuerdo con Langley, las manos pueden tener el simbolismo de completamiento. 15
Sabemos que Teotihuacán era un sitio de peregrinaje y que grupos de diversas regiones acudían a la ciudad sagrada; por lo tanto, un tema natural aquí es el de las procesiones y el peregrinaje y, por ende, el de las migraciones. No podemos olvidar que la ciudad se fundó porque hubo una migración y una fundación, y entonces comenzó el tiempo, el tiempo de Tula Teotihuacán.
Recordemos que las ceremonias de asperjar sangre o incienso se relacionan con periodos: finales y principios. Música, cantos y danzas acompañaban los rituales; esto se puede ver en la larga vírgula del jaguar reticulado que está plena de flores y conchas.
Hay otra imagen sobre la que quiero llamar la atención; se encuentra en el Palacio de los Jaguares. Se trata de un jaguar reticulado que se acuna en una figura similar a la que vimos en el cuarto 11, figura que yo identifico con un altépetl. Su larga vírgula no tiene ni flores ni conchas, solamente lo que se piensa que pueden ser olas de agua.