Arte y arqueología en el altiplano central de México. María Teresa Uriarte
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En este mismo conjunto, en el pórtico 1 se ve una procesión de felinos que soplan un caracol emplumado. Hay también una subestructura que se llama Templo de los Caracoles Emplumados. La relación entre caracoles y el tiempo es muy clara en un ejemplar que custodia el Museo Nacional de Antropología. Según Pilar Asensio, entre los mayas el caracol es símbolo de renovación y de comienzo.16 Los felinos no son jaguares, sino pumas y llevan una secuencia de conchas en el lomo. Dos clases de conchas marinas se asocian con un mamífero terrestre. De modo que podemos ver en esta procesión felinos que soplan un caracol y llevan conchas en el lomo, simbolizando fertilidad y renovación en una ceremonia llevada a cabo por seres sobrenaturales.
A propósito de peregrinaciones y sobre todo de migraciones, vale la pena abordar el tema de las guerras de conquista. De acuerdo con Séjourné, la sociedad teotihuacana era un ente idílico en el que la guerra no formaba parte de sus actividades.17
Me gustaría detenerme en otra procesión pintada en los murales de Tlacuilapaxco (figura 2.6) en los que el sacrificio de sangre se vincula con inicio de tiempo. En estos murales se ven unos atados de maderas o de años, como los llamamos, y llevan clavadas pencas de maguey tintas de sangre.18 Me parece que se trata de un inicio de tiempo, no sólo por esta ceremonia que es evidente, sino porque vemos el nacimiento de un ser bicéfalo y que se da entre las ondulaciones del cuerpo de una serpiente de dos cabezas. Creo que es una serpiente de fuego la que se opone a la serpiente de quetzal de la que habla el canto de Sahagún.19 Hay otra imagen en Copán que aparentemente se trata del nombre de K'inich Yax K'uk Mo', el fundador de la dinastía, según Karl Taube y de acuerdo con su propia interpretación, la serpiente de fuego es también la serpiente de la guerra.20
Figura 2.6. Tlacuilapaxco (dibujo de Saburo Sugiyama, tomado de Millon, 1988, p. 197, figura VI.21).
La imagen del famoso vaso de los mercaderes teotihuacanos que visitan la zona maya se ha usado con frecuencia para hacer énfasis en el tocado de borlas que llevan y que es emblema de su oficio; sin embargo, cabe destacar algunos rasgos importantes, por ejemplo, que al tiempo que parecen llevar unos vasos trípodes como un obsequio diplomático, portan atados de flechas que no parecen ser un signo amistoso.
Quiero hacer un resumen de los temas que he tratado hasta el momento. En la pintura mural de Tetitla se observan personajes ataviados como jaguares reticulados, son personificaciones que reiteradamente se ven en una peregrinación. Ellos recrean un suceso mítico o histórico o ambos en los que un personaje, ixiptla lo llamarían los mexicas, sigue un camino bordeado de agua.
Hay una representación de un jaguar reticulado acunado por una entidad que, en mi opinión, es la alegoría de una ciudad y sugiero que se trata de la imagen del segundo gobernante de Copán, de acuerdo con Christopher Prager y Elizabeth Wagner que así la han identificado. En este mismo conjunto están los felinos que soplan un caracol emplumado y sugiero que es una alusión a los ciclos de tiempo.
Paso a analizar ahora algunas imágenes del Pórtico Blanco de Atetelco. Son tres pórticos numerados del 1 al 3, el primero situado hacia el sur, el segundo al oriente y el tercero al norte.
El talud del pórtico 1 tiene pintados a un coyote emplumado, con tocado de plumas, y el emblema circular con franjas diagonales que vimos en el cuarto 11 de Tetitla(figura 2.7); aquí lo vemos también en la cenefa. De acuerdo con Langley, como se mencionó anteriormente, puede tener un claro significado iconográfico que se asocia con el coyote.
Los tableros de los tres pórticos forman retículas que crean rombos dentro de los cuales se ven figuras que parecen humanas. En el pórtico 1 hay un coyote que camina como humano, de nuevo ixiptla, o quizá una entidad espiritual que tiene insignias militares. Debo destacar que arriba de su tocado y dentro de las bandas que forman la retícula hay algunas volutas que se identifican con fuego, y como lleva en el tocado un símbolo TR (trapecio y rayo), hay una simbiosis lógica que alude al tiempo, pero se puede vincular de igual manera con la guerra. En ambas manos sostiene armas, aparentemente un lanzadardos y flechas, por lo cual propongo que se trata de ambos temas: tiempo y guerra.
Pero hay otro símbolo que quiero analizar:puh-tollan, ciudad, una ciudad hacia donde se dirigen los coyotes o de donde proceden.
En la parte superior de la cenefa de este mismo edificio hay una montaña, tal vez altépetl rodeada de símbolos de puh-tollan (figura 2.8). Por su situación destacada y por la forma como se relacionan un símbolo y otro, pareciera que el tema es importante: establecer una ciudad. De modo que es probable que la procesión-migración de los coyotes nos hable de una historia: la de fundar una ciudad, tal vez Tollan-Copán, o quizás diferentes ciudades; Sharer tenía razón al decir que en este proceso de establecimiento de una ciudad, la guerra y el sacrificio estuvieron presentes. 21 Para mí esto es lo que vemos en las pinturas del Patio Blanco.
Figura 2.7. Pintura mural del pórtico 1 en el Patio Blanco de Atetelco (Archivo Fotográfico
Proyecto La Pintura Mural Prehispánica en México. Foto: Ricardo Alvarado, 2007).
Figura 2.8. Detalle de la cenefa en el tablero del pórtico 1,
Patio Blanco de Atetelco (tomado de Cabrera, 1995, p. 206, figura 18.3).
En el pórtico 2 hay otros elementos que podrían reforzar esta hipótesis. En el talud observamos la imagen de un jaguar reticulado y la del coyote emplumado en procesión. Ambos tienen enfrente el símbolo trilobulado con gotas que se identifica con el corazón. La cenefa se forma por el cuerpo entrelazado de una serpiente con dos cuerpos y una sola cabeza, al frente de la cual se ve el corazón sangrante. Los cuerpos tienen la identidad clara del coyote y el jaguar reticulado. Por cierto, hay que recordar que las serpientes se entrelazan para aparearse.
Gracias al trabajo de reconstrucción de los murales de Atetelco llevado a cabo por Agustín Villagra (figura 2.9), contamos con las escenas completas tanto del talud como del tablero. El tablero del pórtico 2 tiene en los rombos la figura de un ser humano investido de Tláloc; varios personajes están ataviados de la misma manera que los coyotes y algunos llevan un caracol con vírgulas de sonido —recordemos su simbolismo de renovación—; asimismo, hay otros personajes vestidos como Tláloc degollando un ave con un cuchillo de sacrificio. Debo destacar que las bandas de la retícula tienen plumas y que algunas aves en las intersecciones llevan el símbolo TR, que además del simbolismo vinculado con el tiempo, forma parte del atavío de Tláloc.
Las imágenes de Jaguar Reticulado, segundo gobernante de Copán, junto con las de Coyote Emplumado, como integrantes de la misma procesión, son un enigma. ¿Por qué estas dos entidades aparecen juntas, un felino reticulado y un coyote emplumado caminando juntos? Me parece que ambos participan en una procesión significativa y única si los entendemos como entidades anímicas, como la presencia espiritual animal que tiene diferentes nombres tanto en náhuatl como en maya: naguales o wahy (este nombre se escribe de manera diferente en las distintas lenguas mayances; el que