E-Pack Deseos Chicos Malos 2 - abril 2020. Varias Autoras

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу E-Pack Deseos Chicos Malos 2 - abril 2020 - Varias Autoras страница 5

Автор:
Серия:
Издательство:
E-Pack Deseos Chicos Malos 2 - abril 2020 - Varias Autoras Pack

Скачать книгу

engañar a alguien es usted!

      Flynn apretó los labios.

      –No me subestimes, no soy tonto.

      Danielle intentó mantenerse firme. Era un millonario, un hombre poderoso, y creía que ella le debía dinero. Y aunque querría negarlo, sabía que Flynn Donovan podía hacerle la vida imposible. Y no podía permitírselo. Tenía que pensar en otra persona además de en ella misma.

      –Señor Donovan… yo no me acuesto con hombres a los que no conozco.

      –No es eso lo que tu marido me contó.

      Todo el color desapareció de su cara.

      –Veo que no te gusta que te descubran –sonrió él.

      ¿Robert… su marido… el hombre con el que había estado casada durante tres años le había contado esa horrible mentira a Flynn Donovan? ¿Por qué?

      –¿Qué le dijo exactamente Robert?

      –Que te casaste con él por su dinero. Y que te lo gastaste mientras te acostabas con unos y con otros.

      Afortunadamente, Danielle estaba sentada en el taburete o se habría caído redonda al suelo.

      ¿Cómo podía Robert haber dicho esas cosas sobre ella?

      Creía amarlo cuando se casó con él. Y jamás, jamás se había acostado con otro hombre ni se había gastado su dinero. Nunca.

      Entonces miró a Flynn Donovan. En ese momento odiaba a Robert por sus mentiras, pero lo odiaba a él mucho más por su falta de sensibilidad.

      –Ya veo. Y, obviamente, usted lo creyó.

      –Robert me explicó sus razones para pedir el préstamo, pero la verdad es que no me preocupaban mucho las referencias.

      –Pero le prestó el dinero basándose en esas referencias –replicó ella, su voz increíblemente pausada considerando la angustia que sentía.

      –No, se lo prestamos porque iba a recibir una herencia y pronto podría devolverlo. Nos pareció una operación factible. El problema es que tú te gastaste el dinero de la herencia antes de que Robert pudiese tocarlo.

      ¿Que ella se había gastado el dinero?

      Danielle recordó entonces que Robert había dicho algo sobre una herencia de una de sus tías…

      Que se hubiera gastado ese dinero además de los doscientos mil dólares dejaba claro lo irresponsable que había sido.

      ¿Y Monica? ¿Habría sabido ella algo? No, seguramente no. Su suegra era una mujer acomodada y nunca hablaba de esos temas. Además, seguramente nunca habría sospechado que su hijo tenía un serio problema con el dinero.

      Ella tampoco había sospechado nada. Pero una cosa estaba clara: nadie la creería.

      –¿Por qué lo niegas? Vuestro coche cuesta cincuenta mil dólares, por no hablar de los frecuentes viajes a Europa, las compras… y vuestras tarjetas de crédito están al límite.

      ¿Viajes a Europa, compras? ¿Alguien había robado su identidad? Desde luego, ella no había hecho todas esas cosas. Era Robert quien…

      Oh, no. ¿Eso era lo que hacía su marido durante sus frecuentes «viajes de trabajo», en los que prefería que ella se quedara para hacerle compañía a su madre?

      En cuanto al coche, no sabía lo que valía. Robert siempre parecía tener dinero y, que ella supiera, el coche estaba solo a su nombre.

      Entonces se le ocurrió algo. Los viajes, las compras… eso era algo que un hombre no haría solo.

      ¿Le habría sido Robert infiel? ¿Habría vivido una doble vida?

      ¿Y por qué eso no le dolía como creía que debía dolerle?

      De repente, el rostro de Flynn estaba delante de ella, devolviéndola al presente.

      Danielle se echó un poco hacia atrás cuando tomó su mano para ponerle antiséptico en la herida. La ternura de sus gestos la confundía. ¿Cómo podía ser tan dulce y tan duro de corazón a la vez?

      Pero no pensaba mostrarse insegura, porque Flynn Donovan se aprovecharía de eso.

      –Señor Donovan, usted cree que solo quiero su dinero y, sin embargo, está dispuesto a llevarme de viaje. Eso no tiene sentido.

      –Tiene mucho sentido –murmuró él, levantándole la barbilla con un dedo. Luego empezó a inclinar la cabeza y Danielle levantó la suya dispuesta a… dispuesta a…

      Dios Santo, ¿qué estaba haciendo?

      –No pienso ir con usted –le espetó, atónita por lo cerca que había estado de besarlo.

      –¿Ah, no? –replicó Flynn, arrogante.

      –¿Le importaría marcharse? Estoy esperando a… un amigo.

      –No, tú no tienes ningún… amigo.

      –¿Y usted qué sabe?

      –A lo mejor he estado haciendo averiguaciones –sonrió Flynn–. Pero no he tenido que hacerlo. Un hombre sabe esas cosas. Tiemblas cuando te toco… –Flynn rozó su brazo con un dedo–. ¿Lo ves?

      –De repulsión.

      Él soltó una carcajada.

      –Ninguna mujer me había dicho eso antes.

      –Pues será mejor que se vaya acostumbrando.

      –¿Por qué? ¿Esperas que te toque mucho? No, será mejor que tú te acostumbres a temblar. Porque pienso hacerte temblar… a menudo.

      –Deje de jugar conmigo…

      –Ah, pero es que el juego acaba de empezar. Me debes dinero y pienso recuperarlo.

      –¿Ahora mismo?

      –No, prefiero esperar y saborearte con tiempo, a mi ritmo.

      Danielle se quedó sin aliento.

      –No soy un pastel.

      –¿No? Pues yo diría que estarás muy rica a mordisquitos.

      –Le aseguro que acabaría envenenándose.

      –Pero antes lo habría pasado bien –sonrió Flynn, irónico–. Como tú. Gasta ahora, paga después. Ese es tu lema, ¿no? A saber a cuánta gente has intentando engañar.

      Danielle se puso rígida. Ella no había intentando engañar a nadie en toda su vida. Siempre había sido considerada, seria y leal. Incluso con Robert. Había seguido con él a pesar de los problemas de su relación porque creía en las promesas del matrimonio.

      Claro que no sabía que Robert no se había tomado las suyas en serio.

      –¿No

Скачать книгу