Descubre a tu ángel personal. Rubén Zamora

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Descubre a tu ángel personal - Rubén Zamora Colección Nueva Era

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es la más parecida a los serafines clásicos, pues es la musa de los cantos sagrados y la poesía sacra que se ofrece a las divinidades. Se le representa como una hermosa mujer sencilla, humilde y meditativa, con una lira o un arpa entre las manos.

      -Terpsícore, cuyo nombre quiere decir literalmente “la que deleita con la danza”, es, por supuesto, la musa de la danza, de la expresión corporal y de la poesía coral que entona el corifeo en las obras clásicas. Se le representa como una hermosa danzarina.

      -Talía, la hermosa musa del humor, la comedia y la poesía natural, popular y bucólica. Se le representa como una hermosa mujer con la máscara de la comedia sobre el rostro y el cayado de pastor.

      -Urania, señora de las estrellas y del conocimiento, y por tanto musa de la astronomía, poesía didáctica y las ciencias exactas. En sus representaciones aparece con una esfera en la mano izquierda y una espiga en la derecha, y va vestida con un manto cubierto de estrellas.

      Querubines

      Los querubines son seres de luz dedicados a la alabanza de su Creador, con cara de niño y alas, pero sin cuerpo, aunque Ezequiel, en sus visiones, cree ver un cuerpo con forma de mano humana. Por tanto, sólo los profetas, los santones y los seres humanos elevados pueden verlos cabalmente.

      Cuenta la leyenda bíblica del Génesis que Eli (Dios) los puso a vigilar las puertas del Paraíso tras expulsar a Adán y Eva, para que los hombres no volvieran a entrar en él, con lo que se les relaciona con el arcángel Miguel y su espada de fuego. Parecen niños, sí, pero son terribles guerreros y despiadados guardianes, y no sólo por proteger las entradas del Paraíso, sino porque además tomarán parte en el Apocalipsis alabando y cantando la gloria de su Dios, mientras este destruye la Tierra y a los humanos impuros que la ocupen.

      El mismo Lucifer, antes de la creación de este mundo y sus ocupantes, fue un hermoso querubín, el más querido de su creador.

      Son bellos e implacables, poco dados a la humanidad, a la cual no desprecian, pero sí les es indiferente su destino.

      Los hermosos y terribles Querubines.

      Ezequiel también los visualiza como seres monstruosos de cuatro cabezas, una de león, otra de buey, otra más de águila y la última de aspecto humano, capaces de grandes proezas y de alterar el rumbo del tiempo, así como de viajar por diversos mundos y planos del universo, pero sin dedicación especial ni específica a ser humano alguno.

      Tronos

      Como su nombre lo indica, sostienen el trono de su Comandante en Jefe, tienen bello aspecto juvenil y coloridas alas angelicales, viven encantados con la presencia y cercanía divina, muy lejos de la Tierra y de los seres humanos, a los que generalmente ni siquiera conocen o desconocen definitivamente su existencia.

      La excelsa divinidad de los Tronos.

      Para unos los Tronos viven en las estrellas y están encargados del orden celestial, evitando el caos y creando nuevos mundos y nuevas estrellas donde los seres de luz elegidos gobernarán como dioses algún día, incluidos los seres humanos lúcidos y elevados que alcancen dicha distinción.

      Alejados de la conciencia humana y dedicados a trabajos más excelsos como la custodia del universo entero, no son ángel guardián más que de las obras superiores de la creación.

      Tríada intermedia Dominaciones, Virtudes y Potestades

      Estos ángeles se dedican principalmente a dar forma a las creaciones de sus predecesores, formando, personalizando y caracterizando las obras de Dios y de sus hermanos.

      Dominaciones

      Son mensajeros de los dioses. Zadkiel, por ejemplo, pertenece a las Dominaciones y se encarga de velar por la buena marcha de la religión, intentando influir en los hombres las ideas rectas y provechosas, para que la palabra de Dios se expanda por todo el universo.

      A pesar de su nombre y de sus buenas intenciones, las Dominaciones no dominan a los hombres, sólo les señalan el camino. Es decir, no son responsables de lo bien o de lo mal que hagamos las cosas.

      Intentan guiar, además, a todos aquellos que tienen un puesto de responsabilidad, y siempre están dispuestos a dar un buen consejo. Desgraciadamente el hombre, por su condición física y materialista, está más cerca de los demonios (o de los elementales) que de los ángeles, y más a menudo de lo deseable sigue los consejos de estos últimos, a pesar de saber que el buen consejo proviene de los ángeles.

      Por supuesto, los buenos consejos de las Dominaciones no siempre son fáciles de seguir, ya que hacer las cosas bien a veces cuesta más trabajo que hacerlas mal, o al menos eso es lo que nos parece a los hombres.

      De cualquier manera, quien desee un buen consejo siempre puede recurrir a esa parte de la conciencia donde se pasean las Dominaciones.

      Virtudes

      Son ángeles muy energéticos y vitales, que nos empujan a las cosas sanas y agradables de la vida. Algunos son como el famoso Cupido griego, ya que nos inclinan al amor y a la procreación, pero no de la misma manera que los elementales, que nos inclinan al placer sin más sentido que satisfacer nuestro ego.

      La alegría, la expansión y la solidaridad bien entendida son aspectos que nos comunican las Virtudes o, en otras palabras, nos ayudan a disfrutar de la vida sin necesidad de caer en la ordinariez ni el pecado.

      Interceden a nuestro favor con el arcángel Miguel, ya que en ciertas ocasiones forma parte de esta Orden Celestial, y prácticamente no hace falta invocarlas, pues hacen todo lo posible para estar cerca de los seres humanos.

      Su ausencia estaba ligada en la antigüedad con la languidez, la pereza, la nostalgia, el abandono y la tristeza, es decir, que perfectamente las podríamos vincular con las depresiones de hoy en día.

      Potestades

      Las Potestades son los pequeños guerreros celestiales, los que dan ánimo a la lucha diaria, al esfuerzo y a la voluntad. También son activos guerreros contra los demonios y los elementales, sobre todo en aquello que concierne al esfuerzo y el trabajo cotidiano.

      Los pequeños detalles de la vida están adscritos a las Potestades, así como los pequeños triunfos y todo aquello que por sí solo parece poco, pero que sumado conforma una buena y sustancial causa.

      Las Potestades mismas, cuando se unen para combatir a las fuerzas del mal, abanderadas por Uriel, son verdaderas huestes celestiales, ejércitos potentes y estrategas consumados, a pesar de su aparente fragilidad cuando están solas.

      A pesar de su luz y angelical poder, la verdad es que el ejemplo de la guerra no ha sido nada benéfico para los seres humanos: matar, destruir, someter, humillar, ejercer la violencia y vejar a otros con el pretexto de que son malos, extranjeros o enemigos, es algo que deberíamos erradicar de nuestras almas, de nuestros corazones y de nuestros diccionarios. En verdad, les digo que romantizar el poder, la violencia y la crueldad no tiene nada de positivo.

      Reflexionen, reflexionen, nos grita siempre nuestro ángel personal, con la esperanza de que algún día le hagamos caso.

      Tríada inferior Principados, Arcángeles y Ángeles

      Su

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