Traicionada (Libro # 3 Del Diario Del Vampiro). Morgan Rice

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Traicionada (Libro # 3 Del Diario Del Vampiro) - Morgan Rice страница 8

Traicionada (Libro # 3 Del Diario Del Vampiro) - Morgan Rice Diario de un Vampiro

Скачать книгу

expresión de la cara de Caleb cambió por completo. Dejó de ser una mirada de amor, de pasión para ser una de profunda preocupación. Lo vio transformarse en un instante, como una nube oscura pasando en un cielo de verano.

      Él se volvió y dio varios pasos hacia el borde de la muralla de piedra dándole la espalda, y miró hacia el río.

      Eres un idiota, pensó para sí misma. ¿Por qué tuviste que hablar? ¿Por qué no pudiste dejar que te besara?

      A ella le importaba la Espada, era cierto, pero no tanto como él. Ellos, como pareja. Pero ella había arruinado el momento.

      "Temo que la espada desapareció," dijo Caleb en voz baja, aun de espaldas a ella, mirando el río. "Nos la robaron. Primero, Samantha y luego Kyle. Nos tomaron por sorpresa. No imaginé que estuvieran allí. Debí imaginarlo."

      Caitlin se acercó a él, se paró a su lado y suavemente puso su mano sobre el hombro de Caleb. Esperaba así poder cambiar su estado de ánimo.

      "¿Está bien tu gente? " le preguntó.

      Él se volvió y la miró, aún más preocupado que antes.

      "No," dijo rotundamente. "Mi cofradía está en grave peligro. Y cada minuto que estoy lejos, el peligro aumenta."

      Caitlin pensó.

      "Entonces, ¿por qué no has ido con ellos?", preguntó .

      Pero ya sabía la respuesta, incluso antes de que él la dijera.

      "No podía dejarte", dijo. "Necesitaba asegurarme que estabas bien."

      ¿Eso fue todo ? Caitlin pensó. ¿Acaso sólo se preocupaba de que ella estuviera bien? Y tan pronto como se recuperara?, ¿iba a dejarla?

      Por un lado, Caitlin sintió una oleada de amor por él al saber lo que había sacrificado. Pero, por otro lado, se preguntó¿ si él sólo se preocupaba por su bienestar físico? ¿No de ellos como una pareja?

      "Entonces ... " comenzó a Caitlin , "ahora que ves que estoy bien ... ¿vas a irte?"

      Había sonado muy duro. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué no podía ser más amable, más gentil, como él lo había sido? En verdad, no lo decía en serio. Lo había dicho de la peor manera. Había querido decir: Por favor, no me dejes nunca.

      "Caitlin", él comenzó dulcemente: "Por favor, comprende. Mi familia, mi gente, mi cofradía - se encuentran en grave peligro. La espada está por ahí, y está en las manos equivocadas. Tengo que regresar con ellos. Debo salvarlos. Tendría que haberme marchado hace una semana... y ahora que veo que te has recuperado, bueno ... no es que yo quiera dejarte. Pero tengo que salvar a mi familia", dijo en voz baja.

      "Yo podría ir contigo", respondió Caitlin, esperanzada. "Yo podría ayudarte."

      "No te has recuperado por completo", dijo. "Ese choque cuando bajaste no fue un accidente. A todo vampiro le toma algún tiempo acostumbrarse a sus nuevos poderes. Y en tu caso, también sufriste una terrible lesión de la Espada. Puede tardar días o semanas para sanar. Si viajas, podrías lastimarte. El campo de batalla no es lugar para ti en este momento. Ellos podrán entrenarte aquí. Por esa razón te traje."

      Caleb se volvió, y ambos cruzaron la terraza y se volvieron hacia el patio.

      Allí, muy abajo, iluminados por la luz de las antorchas, había docenas de vampiros boxeando, guerreando y luchando entre sí.

      "Esta pequeña isla posee una de las mejores cofradías", dijo Caleb. "Ellos han aceptado acogerte. Ellos te enseñarán. Te entrenarán. Te harán más fuerte. Y luego, cuando tus poderes se hayan desarrollado y te hayas sanado por completo, me sentiría honrado que lucharas a mi lado. Hasta entonces, temo que no puedo permitírtelo. La guerra a la que me dirijo va a ser muy peligrosa. Incluso para un vampiro."

      Caitlin frunció su frente. Ella había temido que él dijera algo así.

      " Pero, ¿y si no regresas?" preguntó.

      "Si sigo vivo, volveré por ti. Te lo prometo."

      "Pero ¿qué pasará si no vives?", preguntó Caitlin, con demasiado miedo para poder pronunciar las palabras.

      Caleb se volvió y miró hacia el horizonte, y respiró profundamente. Se quedó mirando las nubes, y no pronunció una sola palabra.

      Ahora Caitlin tenía una oportunidad. Desesperadamente, quería cambiar de tema. Él estaba decidido a irse, ella lo podía notar, y nada iba a detenerlo. Y era claro que no podía llevarla. SE sintió completamente exhausta, y sabía que él tenía razón: ella no estaba lista para pelear. Necesitaba sanar.

      No quería perder más tiempo tratando de detenerlo. Y no deseaba hablar más de vampiros, de guerras, o de espadas. Quería usar el valioso tiempo que les quedaba para hablar sobre ellos. Caitlin y Caleb. Ellos como una pareja. Su futuro. El amor que se tenían. Su compromiso con el otro. ¿Qué los unía exactamente?

      Más importante aún, ella se dio cuenta durante todo el tiempo que estuvieron juntos, desde la primera vez que lo vio, ella siempre había dado por sentada su presencia. Nunca se había detenido un momento para mirarlo a los ojos y decirle exactamente lo que sentía profundamente por él. Ahora, ella era una mujer, y sintió que era hora de pasar a otro nivel y actuar con madurez, de actuar como una mujer. Para decirle lo que realmente sentía por él. Deseaba que él lo supiera. Tal vez él lo sentía, sentía lo mucho que ella lo amaba, pero ella nunca había pronunciado las palabras. Caleb, te amo. Te he amado desde el segundo en que te conocí. Siempre te amaré.

      El corazón de Caitlin latía con fuerza, estaba más aterrorizada de lo que nunca había estado. Temblando, alzó una mano y suavemente lo puso sobre la mejilla de Caleb.

      Lentamente, él se volvió hacia ella.

      Finalmente, estaba lista para decirle lo que pensaba.

      Pero al intertarlo, las palabras se atascaron en su garganta.

      Al mismo tiempo, él la miró con un destello de preocupación y abrió la boca para hablar.

      "Caitlin, hay algo que tengo que decirte-", comenzó.

      Pero nunca tuvo la oportunidad de terminar la frase.

      De repente, se escuchó el sonido de una puerta abrirse y Caitlin inmediatamente sintió que los dos ya no estaban solos.

      Ambos se giraron hacia el ruido para ver quién era.

      Era una persona. Un vampiro. Una hermosa criatura, increíble, más alta, más delgada, de mejor porte que Caitlin. Con cabello rojo, largo y suelto, y brillantes ojos verdes.

      Cuando Caitlin se dio cuenta quién era, su corazón se desplomó.

      No. No puede ser.

      Era ella. Sera. La ex esposa de Caleb.

      Caitlin la había visto brevemente sólo una vez en los claustros. Pero nunca la había olvidado.

      Sera caminó hacia ellos con la elegancia de una criatura que había estado en este planeta por miles de años. Segura. Sin detenerse, sin quitar sus ojos en Caitlin, caminó a

Скачать книгу