La Nueva Era de la Humanidad. Jay Tatsay

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La Nueva Era de la Humanidad - Jay Tatsay Colección Nueva Era

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en viajes astrales o en estados alterados de la consciencia, pero no, Plin no es una divinidad ni siquiera ahora que se llama Slam, más maduro y evolucionado.

      ¿Cómo escribió Plin estos curiosos textos?

      Antes se escribía en tablillas de madera o de metal, sobre la piedra, y más tarde sobre papiros y amate, hasta llegar al papel.

      Durante siglos se escribió a mano, luego en imprenta, ahora en procesadores de texto cada vez más avanzados, con los dedos o con la voz.

      Plin escribió, por decirlo de alguna forma, con el pensamiento, con la mente, y ahí está grabado independientemente de si su perspectiva está ajustada a otras perspectivas, o no, de la misma manera que durante mucho tiempo todo escrito y pensamiento quedaba grabado en el Registro Akásico, y que ahora queda grabado en la Nube Informática.

      II: El Milenarismo

      Shiva, el gran Transformador y

      el Nuevo Orden Mundial

      ¿Cuántas veces se ha acabado el mundo?

      ¿Cuántas otras se ha de acabar?

      ¿Por qué deseamos o esperamos que se acabe?

      ¿Qué cambios económicos, políticos, sociales y culturales deben de tomarse en cuenta para decidir que se pasa de una época a otra, de un orden antiguo a uno nuevo?

      Poco antes de que empezara la Segunda Guerra Mundial se reunieron los mandatarios del Reino Unido, Norteamérica y Rusia, o Unión de Repúblicas Soviéticas y Socialistas, y se dividieron el pastel del mundo. Tres años más tarde (1943), en Yalta, ratificaron el reparto en forma de tratado, y al finalizar la Segunda Gran Guerra pusieron manos a la obra.

      Dejaron y hasta animaron a Alemania para que iniciara el conflicto, a sabiendas que al final saldría vencida, tal y como había sido derrotada en la Primera Guerra Mundial, pues con ello esperaban reducir a la población mundial e instaurar un Nuevo Orden económico y político, con la esperanza de que las relaciones sociales y las tradiciones culturales también cambiaran en el mismo sentido.

      Alemania perdió la guerra.

      Norteamérica ganó en poder y economía, sustituyendo a Inglaterra como dueña y policía del mundo en todo Occidente.

      Rusia se quedó con el bloque oriental, un gran territorio, millones de habitantes con los que experimentar un nuevo sistema político, social y cultural, y materias primas inconmensurables.

      La Gran Bretaña, Reino Unido o Inglaterra, que es lo mismo, mantuvo su tradicional Commonwealth, pero perdió poder y riquezas en África, América y Oriente, dejando a China del lado comunista, y a Japón del lado capitalista.

      La ONU se afianzó en pocos años.

      La OMS se autodenominó garante de la salud mundial, que debía ser única y responder a los mismos medicamentos, protocolos médicos, males y enfermedades sin tomar en cuenta los diferentes entornos, contextos y tradiciones que sobre la salud existían (y existen) en el planeta.

      La OMS, ¿garante de la salud mundial,

      o vendedor de medicamentos?

      La UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), intentaron e intentan que la educación, la ciencia y la cultura sean una misma cosa en todo el mundo, algo que no lograrán en los próximos cinco mil años, por lo menos, porque por mucho colonialismo mental a través del cine, la televisión y las redes sociales, los pueblos, las localidades y hasta las tribus y grupos sociales más o menos grandes o reducidos, están al margen de la ciencia y mantienen su cultura, sus tradiciones y sus formas y estilos de educar, en continente y contenido, de tal manera que la UNESCO, educada al estilo occidental, no logra comprender ni cambiar; mientras que la UNICEF ni siquiera logra poner a los terceros, cuartos mundos y países emergentes de acuerdo en lo que significa la palabra “infancia”.

      Por supuesto, en Occidente muchas de las personas que están emocionalmente en contra del Nuevo Orden Mundial, lo defienden a ultranza al exigir que todos los niños sean como los niños del primer mundo: ingenuos, blancos, rubios, sensibles, estudiantes perpetuos, dependientes, buenos, bien alimentados, sanos, con toda clase de juegos y tecnología a su alcance, seguros y limpios, sin nada más en la cabeza que los videojuegos y los programas de televisión.

      ¿Educación, ciencia y cultura sin

      comprender la diversidad?

      La ceguera de las sociedades modernas y de los países desarrollados les impide ver la miseria, el hambre, la falta de medios, la necesidad del trabajo, la maduración temprana de gente joven que tiene que luchar por sobrevivir, y creen que con buenas intenciones o donativos para las ONG que gastan más en sueldos y administración de lo que le llega a los más necesitados, va a ser suficiente para que los niños de los países menos desarrollados se parezcan, medianamente y de lejos, a los niños occidentales del primer mundo.

      UNICEF, para una infancia al estilo Occidental

      ¿Cómo proteger a una infancia en guerra perpetua?

      ¿Cómo proteger a una infancia en migración obligada?

      ¿Cómo proteger a una infancia sin acceso al agua, a la comida, a un techo, a la higiene, a la seguridad y al más elemental respeto hacia sus cuerpos y hacia sus personas?

      ¿Haciendo donativos?

      ¿Vendiendo postales y calendarios?

      ¿Rezando por ellos?

      ¿Con películas de superhéroes?

      ¿Diciéndoles que el Nuevo Orden Mundial es bueno para ellos?

      ¿Mirando hacia otro lado?

      ¿Destrozando su cultura y sus tradiciones?

      ¿Imponiéndoles gobiernos “democráticos”?

      ¿Obligándolos a imitar la cultura occidental?

      ¿Eliminándolos?

      Se sabe que los menores de doce años en el mundo son, aproximadamente, más de dos mil millones de seres humanos, la mayoría de ellos nacidos en los países emergentes o subdesarrollados, y que ni el mismo Shiva, el destructor, podría acabar con todos ellos de un golpe.

      Incluso en los países del primer mundo hay niños que pasan hambre y frío, pues viven entre los estratos más bajos y pobres de la sociedad, donde sufren todo tipo de abusos y vejaciones, sin nadie que los proteja, niños de la calle, de las alcantarillas o de familias miserables.

      Esos niños son el futuro del mundo, un futuro pobre donde serán esclavos de los niños que han tenido la suerte de nacer en el lado blanco y rico del mundo, con todos los males del Nuevo Orden, y ninguno de sus beneficios.

      El milenarismo

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