Debates de la cooperación latinoamericana. Silvana Insignares Cera

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que determinan el contexto actual de las relaciones UE-ALC:

      1. EL ASCENSO DE CHINA

      Hoy, China es la segunda economía del mundo después de Estados Unidos, y desde 2007 es el líder mundial en exportaciones (Banco Mundial, 2015). Datos de la Cepal (2015), a partir de mediciones de paridades de poder adquisitivo, revelan que entre el 2000 y el 2013 el Asia emergente y en desarrollo: “… aumentó su peso en el PIB mundial del 17,0 % al 28,7 % y China —por sí sola— incrementó su participación del 7,4 % al 15,8 %, aproximándose a la de la Unión Europea”.

      Lo anterior se refleja en la dinámica comercial con ALC: “Entre enero y septiembre de 2015, los principales destinos de las exportaciones de América Latina y el Caribe fueron Estados Unidos (44,3 %), Asia (17,6 %), y la propia región (17 %). En el caso de las importaciones, Estados Unidos fue también el principal proveedor (31,7 %), seguido por Asia (30,1 %) y la propia región (15,9 %). Las importaciones desde China representaron un 17,1 % del total” (Cepal, 2015).

      Por su parte, la UE no es un global player de segunda división, pese a su economía en recesión, y sigue siendo el principal bloque económico del mundo; sus exportaciones, calculadas en US$ 6,162 billones representaron el 33 % del tránsito comercial mundial en 2014 (Banco Mundial, 2015). Además, tiene un papel preponderante como donante de asistencia oficial al desarrollo (AOD). La UE y, por separado, también algunos de sus Estados miembros pertenecen al Comité de Ayuda para el Desarrollo (CAD), de la OCDE, razón por la cual ALC sigue siendo receptora de esas ayudas, aunque en una pequeña medida conforme a su condición de región de renta media alta —upper middle incomes— según el Banco Mundial (2016).

      2. LA CRISIS ECONÓMICA Y EL NIVEL DE LA DEUDA

      La crisis económica y financiera de 2008 estremeció el mundo, y pese a que algunos tuvieron un mejor desempeño que otros, en general, el crecimiento económico de todos los Estados se resintió.

      La siguiente tabla ilustra cómo el crecimiento del antes PIB hoy INB [el Banco Mundial cambió esta denominación a ingreso nacional bruto (INB)] es y será mayor en los Estados latinoamericanos frente a los europeos. El citado informe de la Cepal (2015) explica esto al señalar que:

      [Durante el lapso 2003 a 2009 se da] el auge del ciclo de precios de exportación de numerosos productos básicos y sus derivados con mínimo procesamiento (hidrocarburos, metales, soja y frutas, principalmente).

      Tabla 1. Unión Europea (8 países) y América Latina y el Caribe (10 países): crecimiento porcentual del PIB, 2000-2017

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      Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), sobre la base de datos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

      Las diferencias en el crecimiento de la economía se materializan en otros indicadores. Así, para el 2013, el promedio de la deuda pública de los países de la UE se acerca al 85 % del PIB; en contraste, en ALC alcanza un promedio del 50 % del PIB. Empero, este promedio encierra matices. Al respecto, resalta el informe de la Cepal que:

      … Se aprecian dos situaciones distintas: por un lado, los países de América Latina exhiben en promedio niveles de deuda pública como porcentaje del PIB ligeramente superiores al 30 %; por otro, los países del Caribe muestran niveles más elevados, con registros similares al promedio de la Unión Europea (78 %). Algunas economías del Caribe tienen niveles de deuda cercanos o incluso superiores al 100 % del PIB (Cepal, 2015).

      Un segundo indicador son las tasas de desempleo, sobre las cuales la Cepal continúa reseñando lo siguiente:

      En los países de América Latina y el Caribe las tasas de desempleo fueron inferiores al 10 % en 2013 y la desaceleración del crecimiento económico todavía no ha impactado en esta variable. En los países de la Unión Europea, sobre todo en los más golpeados por la crisis, las tasas son generalmente mayores y, en algunos casos, superan el 15 % e incluso el 25 % (Cepal, 2015).

      Todo ello repercute en el aumento de la desigualdad entre ricos y pobres. Mientras que en ALC, entre 2005 y 2013, el índice de Gini (indicador de la brecha entre grupos poblacionales respecto a su poder adquisitivo), calculado sobre la base de ingresos per cápita equivalentes disminuyó un 3,3 %; en la Unión Europea aumentó un 1,3 % (Cepal, 2015).

      Lo anterior impacta en el planteamiento de las relaciones UE-ALC, y una muestra palpable de ello fue lo ocurrido en la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, que tuvo lugar en noviembre de 2012. En esta oportunidad, no fue ALC la que reclamó solidaridad de la UE, sino que fueron Portugal y España los que solicitaron el apoyo de sus socios. Sobre el particular, es menester tener presente que era España quien lideraba la cooperación e inversión en ALC, pero esta situación cambia al tener que volcarse a resolver problemas internos auspiciados por el declive de su economía.

      3. LA HORIZONTALIDAD DE LAS RELACIONES

      En la dinámica de las relaciones, se entiende que “quien es dueño de la chequera, impone la agenda”. Pero el actual panorama de crisis no permite determinar con claridad quién la lleva. Tradicionalmente, las relaciones se han planteado norte-sur, con una clara predominancia del norte, soportada en su indiscutible poderío económico del que hoy carece.

      En ese sentido,

      [Las relaciones de la UE con ALC] han sido transaccionales y condicionadas —reducciones arancelarias y cooperación a cambio de adoptar el modelo y la normativa europea—; [de ahí que] ellas se resienten cuando disminuye la capacidad de la UE para otorgar beneficios e imponer condiciones… (Giacalone, 2015).

      Por este motivo, ante la actual imposición, hoy predomina la necesidad de negociar (European Commission, 2014). Lo anterior afecta las relaciones UE-ALC, sobre todo cuando surgen nuevos grupos de economías emergentes, clasificados como acuerdos sur-sur, por ejemplo: el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y el MINT (México, Indonesia, Nigeria y Turquía).

      4. LA AMENAZA DE LA DESINTEGRACIÓN

      Conforme se anunciaba en líneas anteriores, a ALC siempre le ha costado superar los intereses particulares y relacionarse bajo el paraguas de un interlocutor común regional, como tradicionalmente lo ha sido la UE. No obstante, la crisis también ha hecho tambalear al mejor logrado modelo de integración regional. Tras el pinchazo de la burbuja financiera, Grecia amenazó con abandonar la UE, anuncio que en el caso del Reino Unido se concretó mediante el referendo del 23 de junio de 2017.

      Las fisuras lejos de parecer acotarse con la salida del Reino Unido, tienen una tendencia a permanecer latentes, estimuladas por el decrecimiento económico y el indiscutible liderazgo que para afrontarlo ha asumido Alemania (Espada, 2012). Por su parte, en América Latina la división se da entre una América del Sur (Mercosur/Unasur) más autónoma, liderada por Brasil, y una América del Norte (América Central, México y el Caribe) interdependiente con Estados Unidos (Cepal, 2015). Además, la Fundación UE-ALC refuerza la existencia de estos factores de división de ALC, así: “Coexisten en la región distintas visiones de desarrollo económico y el regionalismo: por un lado, con una marcada visión liberal, la que representa la “Alianza del Pacífico”. Por otro lado, otros países promueven:

      [Estrategias más desarrollistas] y centradas en los mercados internos, como las que representaría un Mercosur o el Alba-TCP. En ese contexto, los países de Centroamérica y el Caribe, junto con México, tienen una mayor

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