Gestionar sin estar. Martha Alles

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Gestionar sin estar - Martha Alles

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de una nueva maestría a impartirse en la Universidad de Buenos Aires, me invitó a formar parte del cuerpo docente, asignándome la temática “Empleo y selección de personas”. Yo debía preparar y definir, entre otras cuestiones, el programa de la nueva asignatura, junto con la bibliografía. En aquella oportunidad, entre otras cuestiones interesantes surgidas de la bibliografía disponible y de investigaciones realizadas, incluí el teletrabajo. Esto implicó: lecturas, analizar el avance de esta modalidad de trabajo en otras latitudes y, también, la publicación de artículos y libros.

      En algunos ámbitos, por aquellos años, se confundía el teletrabajo con lo que eran las actividades independientes. Por esta razón acuñamos el término ­“autoempleo”, diferenciando las dos cuestiones y, al mismo tiempo, definiendo los alcances y características de cada modalidad.

      En resumen, el término teletrabajo hace referencia al trabajo remunerado en relación de dependencia en el cual el empleado realiza sus tareas a distancia, utilizando las telecomunicaciones.

      Por lo tanto, un teletrabajador es un trabajador en relación de dependencia (de una organización) que realiza sus tareas a distancia, para lo cual emplea las telecomunicaciones.

      Es importante tener en cuenta que en la década de 1990, e incluso en los comienzos de los años 2000, si bien existía la Web 1.0, su utilización no estaba ampliamente difundida y la Web 2.0 –las redes sociales, particularmente– aún no se había incorporado a nuestras vidas. Las telecomunicaciones a las cuales se hacía referencia en la definición dada de teletrabajo, por aquel entonces, estaban conformadas por la telefonía tradicional y, en alguna medida, Internet y la telefonía celular (que eran tecnologías incipientes).

      Hoy el teletrabajo incluye todas las opciones disponibles en la tecnología actual, que son muy amplias.

      Veamos ahora el término “home office”, que a partir de una traducción literal significa: trabajar en el hogar o desde el hogar. Sugiere un concepto más amplio. Podríamos incluir en él al teletrabajador y también a personas que trabajan en forma independiente, que ya trabajaban desde su hogar o que, pudiendo desempeñarse en otro ámbito, lo hacen desde sus domicilios particulares.

      Al escribir este libro me propuse darle un enfoque amplio. Si bien nuestro trabajo profesional está más cercano a las organizaciones, tanto a la dirección como a los colaboradores –de todos los niveles– que las integran, así como a las áreas de Recursos Humanos, los temas a tratar en este libro incluirán a otros integrantes de la sociedad, como los trabajadores independientes y los propietarios de negocios o actividades con pocos colaboradores. En resumen, organizaciones de todo tipo de actividad y tamaño. Espero que el reto asumido haya sido superado en estas páginas.­

      Gestionar sin estar. Un concepto

      Cuando me propuse escribir este libro, comencé a trabajar sobre teletrabajo/home office. Al avanzar en el desarrollo de los temas, confrontando de algún modo mis ideas con las de otras personas, y con la realidad del trabajo a distancia en organizaciones y empresas, en diferentes ámbitos, arribé a la conclusión que gestionar sin estar era mucho más que una manera de trabajar.

      Gestionar sin estar es una filosofía de trabajo. Una forma de hacer las cosas más allá de la situación en sí misma, del lugar donde se desarrollen las tareas. El concepto de gestionar sin estar comprende diversos aspectos acerca de cómo conducir una organización, un grupo de trabajo, sin la necesidad de estar físicamente presente, mirándonos los unos a los otros.

      Al repasar parte de mi obra, redescubrí que muchas de las buenas prácticas en Recursos Humanos tienden a dicha filosofía.

      Este libro, como se explicó al inicio, abordará el trabajo a distancia. No obstante, invito al lector a pensar, analizar e incluir la posibilidad que ofrece Gestionar sin estar, integrando el concepto a las buenas prácticas organizacionales. De este modo, será aplicable en esquemas de trabajo tanto a distancia como presenciales.

      La experiencia vivida por todos nosotros durante la Pandemia 2020, si bien no ha sido positiva en muchos aspectos, dejó enseñanzas que podrán ser aplicadas en otros contextos sociales y personales.

      Algunos de los temas que se verán en este libro, desde cómo conducir equipos hasta cuáles son las competencias necesarias para desenvolverse en el mundo por venir, nos orientan hacia una nueva forma de hacer las cosas, una nueva filosofía.

      De cara al futuro

      En todos mis libros enfatizo la mirada al futuro. Puro sentido común. No podemos cambiar lo que ya pasó. ¿Cómo será el futuro? Nadie puede saberlo, quizá ni siquiera imaginarlo. No obstante, hacia allá vamos.

      Gestionar sin estar es, estoy convencida, un tema de cara al futuro. Los beneficios del home office han podido ser experimentados, más allá de las consecuencias no deseadas que haya dejado en cada uno de nosotros la ya mencionada Pandemia 2020.

      He vivido, en los últimos 20-25 años, la situación de hablar con personas de diferente nivel y actividad sobre los beneficios del teletrabajo, sin lograr un gran eco. Se lo veía como algo excepcional.

      Sin embargo, muchas empresas ya lo habían adoptado, antes de la Pandemia 2020, de la mano de directivos más o menos convencidos en cuanto a las ventajas de esta forma de trabajo. Se reconocía que la modalidad se estaba aplicando, pero se percibía al teletrabajo casi como una extravagancia, como una “concesión” frente a ciertos problemas o situaciones personales o, en el mejor de los casos, como un beneficio no cuantificable que se les ofrecía a los colaboradores.

      En resumen, no se consideraba como un escenario posible, como una alternativa de gestión.

      El libro que usted tiene entre manos le propone analizar el home office como una realidad y gestionar sin estar como un reto. Al ser un desafío, quizá cueste cierto esfuerzo lograr superarlo, sin embargo, se trata de un reto posible, alcanzable.

      Como se verá en varios de los apartados, el reto mencionado en el párrafo anterior será, para muchas empresas y personas, pasar de una cultura de trabajo presencial a otra cultura orientada al trabajo a distancia. Vivimos en un mundo complejo y diferente al de hace muy pocos años. Robotización e inteligencia artificial, solo por citar dos factores, ya forman parte de la vida cotidiana. Hemos aprendido que, en muchos casos, es posible trabajar a distancia: jefes que “no ven” a sus colaboradores; colaboradores que realizan sus tareas sin que sus jefes “los vean” cuando las hacen… Gestionar sin estar.

      Sin embargo, este avance de la tecnología podría llegar a inducirnos a error. Un mito frecuente afirma que ya no será necesario estudiar, sino solo aprender a manejar determinadas tecnologías. En la misma línea de pensamiento se inscribe la creencia de que el aprendizaje de la tecnología se lleva a cabo intuitivamente y, por lo tanto, no requiere de manera imprescindible el estudio y la educación.

      ¿El manejo de la tecnología lo es todo? ¿Será este el único conocimiento necesario o, por el contrario, serán irreemplazables otros saberes? ¿Millennials y Centennials, la mayoría de ellos nativos digitales, saben todo lo necesario? ¿Alcanza con aprender sobre tecnología, redes sociales, o hace falta algo más?

      Como se verá a lo largo de este trabajo, los conocimientos son necesarios, las competencias también, y serán estas las que nos llevarán a un destino exitoso, conciliando los distintos intereses personales, profesionales y –por qué no– un nuevo estilo de vida.

      Hablando con colegas de otros países, durante los primeros meses de 2020, ellos me relataban sus experiencias.

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