Candela en la City. Carla Crespo

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Candela en la City - Carla Crespo страница 10

Автор:
Серия:
Издательство:
Candela en la City - Carla Crespo HQÑ

Скачать книгу

de que, en cuanto vuelva a casa, tengo que ir a hacer la compra si no quiero que Fiona se apodere de la despensa y me vea abocada a alimentarme exclusivamente de edamames o algo por el estilo.

      Me he vestido con un traje de chaqueta a cuadros gris y una camisa en tono azul claro. Cojo la gabardina de un viejo perchero de madera que hay en el recibidor, me la pongo y salgo a esperar a Kenneth a la calle. Debe de estar al caer.

      Cuando veo que un espectacular Jaguar descapotable de color verde se detiene justo frente a mí, baja la capota y reconozco al conductor, me quedo boquiabierta.

      Un gerente de una firma de auditoría importante gana un sueldazo, pero un coche de esta categoría es demasiado. Es un clásico. Debe de valer una fortuna. Esto no hace sino acrecentar mi teoría de que Ken no es más que un enchufado. Seguro que ha ascendido tan rápido porque vendrá de una familia bien.

      —Buenos días, Candeeelaaa, ¿un café? —pregunta mostrando un vaso para llevar del Starbucks al tiempo que abre la portezuela del coche y me coge el trolley y se dispone a cargarlo en el maletero.

      Vale. Mi corazón acaba de ablandarse un poquito. Si hay algo que mi cuerpo necesita ahora mismo, es cafeína. Y, además, podré criticarle otras cosas a Kenneth, pero está claro que es un perfecto gentleman.

      Doy un trago al café que me ha dado y siento cómo me reconforta. Me subo al coche y lo observo con detenimiento. Hoy no lleva traje, supongo que, para no arrugarlo durante el largo trayecto, aunque, probablemente, haya un portatrajes con varios modelitos en el maletero, si hay algo por lo que Kenneth llama la atención es por lo bien vestido que va. Un atuendo para cada ocasión. Como el Ken de la Barbie.

      Lleva unos chinos en tono beige con unos náuticos marrón oscuro y una camisa blanca cubierta por un fino suéter granate. Para completar el estilismo, luce unos guantes de conducir de cuero marrón. Hoy es el Ken piloto. Me jode decirlo, pero está muy guapo. No se ha afeitado y tiene una ligera barba de dos o tres días que le hace todavía más atractivo.

      Me abrocho el cinturón, Kenneth se sienta a mi lado y arranca el coche. El jaguar es realmente espectacular, con sus asientos tapizados en cuero verde y su volante de madera. Se me hace raro ir sentada en el lado izquierdo, es algo a lo que me cuesta acostumbrarme cuando voy con alguien de copiloto a pesar de que llevo viviendo en Inglaterra desde que empecé la universidad. El viento me golpea en la cara y, aunque estamos en septiembre, ya hace frío en Londres, ¿qué necesidad hay de ir descapotados?

      Como no me atrevo a decir nada, me concentro en beberme el café. Dios, van a ser las cinco horas más largas de mi vida. Ahora mismo, me gustaría parecerme un poquito más a mis asistentes, siempre tan alegres y extrovertidos, no tienen problemas con nadie y siempre saben qué decir. Supongo que, en parte, esto es lo que pasa cuando apenas tienes vida social. Cuando nunca la has tenido.

      Me he pasado la vida estudiando y esforzándome para ser la mejor y, para eso, he renunciado a mi tiempo libre. Fiona es una de las pocas amigas que tengo y tampoco es que seamos lo que se dice, íntimas. Con toda probabilidad, si no hubiésemos compartido habitación en la universidad, no habríamos cruzado ni dos palabras porque apenas tenemos nada en común. Sin embargo, a pesar de nuestras diferencias, congeniamos. Hasta el punto de que, cuando ambas terminamos nuestros estudios, yo en Administración y Dirección de Empresas y ella en Nutrición, y me contó que estaba buscando una habitación en Londres le propuse que me pagase un pequeño alquiler y viniera a vivir conmigo.

      Me termino el café y veo que Ken me mira de reojo. No podemos seguir en silencio todo el viaje. Resultaría demasiado incómodo y, por lo que sea, él se ha propuesto dejarme espacio y no entablar conversación hasta que yo lo haga.

      «Muy bien, es hora de superar esto», me digo. Y lo hago de la única forma en la que sé hacerlo: hablando de trabajo. Tal vez piense que soy una aburrida, pero ¿qué me importa eso a mí? Es mi superior, si cree que soy una adicta al trabajo, pues mejor. En el único ámbito en el que he de causarle buena impresión es en el laboral.

      O eso quiero creer.

      —Háblame de la empresa que vamos a visitar, Kenneth —comienzo—, creo que es la primera vez que voy a auditar una empresa de la industria alimentaria.

      Mi gerente se gira hacia mí y sonríe.

      —Es una empresa curiosa, por lo que he leído de ella. Fabrican todo tipo de bollería y la venden congelada directamente a supermercados o directamente a particulares.

      —Mi compañera de piso está escandalizada. No puede entender que la gente prefiera llenar el congelador de muffins y donuts en vez de tenerlo repleto de bolsas de menestra de verduras —exclamo entre risas, sintiéndome, de pronto, más relajada.

      —Te diré algo, estoy de acuerdo con ella y, aunque me parece que soy algo menos radical que tu amiga, creo que el movimiento realfooder está haciendo mucho bien.

      Lo miro, atónita. ¿Ken realfooder?

      —Disculpa, pero creo que el alcohol no entra dentro de los alimentos permitidos. Y no vayas a decirme ahora que tu consumo es ocasional, porque salir de afterwork casi cada día de la semana yo diría que es más bien un hábito.

      —Vale, ahí me has dado. Reconozco que tendría que beber menos. Y, sí te soy sincero, tampoco le digo que no a un buen dulce, pero ¿qué le voy a hacer? Me gusta salir y pasarlo bien. ¡Soy humano!

      —¡Eh, yo también soy humana! —replico un poco ofendida.

      —Relájate, Candy, no era más que una forma de hablar. Sé que no eres ningún robot. Te he besado.

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.

/9j/4AAQSkZJRgABAgAAAQABAAD/2wBDAAgGBgcGBQgHBwcJCQgKDBQNDAsLDBkSEw8UHRofHh0a HBwgJC4nICIsIxwcKDcpLDAxNDQ0Hyc5PTgyPC4zNDL/2wBDAQkJCQwLDBgNDRgyIRwhMjIyMjIy MjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjL/wAARCA7YCWADASIA AhEBAxEB/8QAHwAAAQUBAQEBAQEAAAAAAAAAAAECAwQFBgcICQoL/8QAtRAAAgEDAwIEAwUFBAQA AAF9AQIDAAQRBRIhMUEGE1FhByJxFDKBkaEII0KxwRVS0fAkM2JyggkKFhcYGRolJicoKSo0NTY3 ODk6Q0RFRkdISUpTVFVWV1hZWmNkZWZnaGlqc3R1dnd4eXqDhIWGh4iJipKTlJWWl5iZmqKjpKWm p6ipqrKztLW2t7i5usLDxMXGx8jJytLT1NXW19jZ2uHi4+Tl5ufo6erx8vP09fb3+Pn6/8QAHwEA AwEBAQEBAQEBAQAAAAAAAAECAwQFBgcICQoL/8QAtREAAgECBAQDBAcFBAQAAQJ3AAECAxEEBSEx BhJBUQdhcRMiMoEIFEKRobHBCSMzUvAVYnLRChYkNOEl8RcYGRomJygpKjU2Nzg5OkNERUZHSElK U1RVVldYWVpjZGVmZ2hpanN0dXZ3eHl6goOEhYaHiImKkpOUlZaXmJmaoqOkpaanqKmqsrO0tba3 uLm6wsPExcbHyMnK0tPU1dbX2Nna4uPk5ebn6Onq8vP09fb3+Pn6/9oADAMBAAIRAxEAPwDs8UhF PxRikdJHikIqQimkUXAjxRinkUmKLgMxSYFPIppFFwENJS4pMUBYTFLRS0BYSloxS0DClpBThSAB S5oo4oAXFFJS0CFopBQTTGLS5pmaXNAD6XNR5NLuoAkBNLmow1LuoESZpai3Cl3UAySlzUe6jdQI kzRmmZpc0Ax9FNzRk0CHUU3dSg0wCiijNABRS0lAC0opKBQA6nU3NOWkAtL

Скачать книгу