Modelando el emprendimiento social en México. Группа авторов
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Fuente: Elaboración propia, adaptada de Santos, 2012 y Lumpkin, et al., 2013.
El lector podrá notar que no se trata de si una empresa social toma un estatus de lucro o no lucro, en cambio, vemos la designación del estatus legal como una decisión estratégica que el emprendedor debe tomar (ver capítulo 3) y damos ejemplos de éxito y retos encontrados en cada forma (capítulos 8 y 9). Aunque por las diversas razones ya mencionadas dar una definición exacta es ilusorio, el proceso que efectúan las empresas sociales puede resumirse como tratar “problemas sociales desatendidos y desafiar la sabiduría convencional (statu quo) a través de modelos de negocio innovadores que empoderan a las personas para dar soluciones sustentables con escalabilidad y/o replicabilidad y lograr un impacto multiplicador en la vida de las personas” (Santos, 2012: 340). Estos conceptos se muestran de forma gráfica en la figura 1.1, en donde el compromiso social es la fuerza impulsora de la actividad emprendedora (Martin y Osberg, 2007).
Figura 1.1. Compromiso social
Fuente: Martin y Osberg, 2007.
Hasta ahora, la reflexión nos lleva a coincidir con Smith y Stevens (2010: 577) en que “el emprendimiento social puede tener muchas formas, determinadas por la intención de los fundadores, el alcance del problema y los recursos requeridos o disponibles para resolverlo”. Dicho de otra manera, la ubicación geográfica y las relaciones (el contexto) importan al gobernar, investigar y practicar el ES (Bacq y Janssen, 2012; Peattie y Morley, 2008; Wolk, 2007 y Wolk y Ebinger, 2010). Kerlin (2013) ofrece un diagrama interesante de cómo los procesos de gran escala interactúan para crear modelos de empresas sociales (figura 1.2). La conclusión general de su investigación es que los esfuerzos del ES se desarrollan de tal manera que se adapten a las necesidades particulares y a las estructuras institucionales o carencias de un país. Por tanto, la transferencia y replicación de ideas y enfoques de ES deben estar basadas en un estudio profundo de los contextos desde y hacia el cual pueda ocurrir la transferencia. Este marco impulsa en gran medida la primera sección de este libro (capítulos 2 y 3) y sienta las bases para las secciones posteriores.
Figura 1.2. Procesos macroinstitucionales y vías causales que llevan a diferentes modelos de empresas sociales
Fuente: Kerlin, 2013.
Configurando el contexto del ES en México
Al analizar cómo las variables de contextos específicos influyen en las actividades del ES, el caso de México se torna muy relevante ya que combina su estatus como país emergente (debido a sus indicadores macroeconómicos, definido así por organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional) con condiciones políticas y sociales complejas, como se revisa en el capítulo 2. Estas condiciones del entorno deben discutirse con miras a que los esfuerzos del ES se adapten a la realidad local (Alvi, 2012). Esto es válido no solo para México, sino también para otros países emergentes y en desarrollo (Peredo y Chrisman 2006; Alvi, 2012). México tiene una única combinación de regulaciones estatales (ver capítulo 3), costumbres industriales, organizaciones civiles y comunitarias (ver capítulo 6), que dan como resultado diferentes formas de hacer sentido y opciones estratégicas, como se analiza en los capítulos 8 y 9 (Yin y Zhang, 2017: 302).
Además, aunque en México se han practicado los conceptos de ES durante generaciones, y está lleno de ejemplos actuales de actividades emprendedoras sociales (ver los casos que acompañan el libro), se han publicado relativamente pocos artículos en revistas académicas y los que se han publicado fueron escritos en los últimos cinco años (por ejemplo, Auvinet y Lloret, 2015; Conde Bonfil, 2015/2016; Félix González, et al., 2017; Huberts, 2015; Maguirre, Ruelas, y De la Torre, 2016; Portales y Pérez, 2015; Vázquez-Maguirre y Portales, 2016). Esta limitada cobertura sugiere que en México la discusión profunda del ES está muy atrasada.
A modo de reflexión
Al principio del capítulo advertimos a los lectores que no se iba a proporcionar una definición única de ES. También prometimos ofrecer algunos parámetros a partir de los cuales los lectores pudieran identificar si una actividad es, de hecho, un ejemplo de ES. Una organización es un ejemplo de empresa social y una persona un ejemplo de emprendedor social. Recordando que el ES ocurre en un espectro, ofrecemos la idea de que el papel de la persona que define el concepto también puede influir en la definición misma. Un estudio reciente de Conde (2015: 34) explica esta idea cuando menciona: “No hay una definición (o incluso nombre) o teoría clara de empresas sociales y economía social en México. (…) tal vez el problema no es estrictamente conceptual, las diferencias entre algunas posiciones se deben a lo que interesa y preocupa a cada sector en la definición adoptada”. A partir de esta idea, Conde (2015) explica que los actores que a continuación mencionamos escriben sus definiciones con base en motivaciones específicas.
Los académicos quieren un concepto bien definido que haga progresar la ciencia, la teoría de gestión y el conocimiento del campo.
Los líderes organizacionales y las figuras que representan el sector desean apoyo y subsidios para crecimiento continuo y mejoras en las inequidades sociales.
Los partidos políticos están preocupados particularmente con el fortalecimiento de algunos actores sociales y la posibilidad de liderar (o reducir) su integración e impacto y, al mismo tiempo, buscan promover un proyecto que los ciudadanos sigan.
El gobierno se propone diseñar políticas públicas para el desarrollo, organización y expansión de la actividad económica del sector.
Empresas y emprendedores comerciales buscan una definición que se alinee a sus esfuerzos con el bien social que emana del movimiento del ES por varias razones (a veces de interés propio).
A la vez que esperamos que la reflexión previa haya proporcionado claridad en las cuatro características de una definición comprensiva (la persona, la organización, el proceso y el contexto), y que se haya abierto el apetito para profundizar en el texto de este libro, concluimos ofreciendo preguntas para que los lectores se formulen a sí mismos con el objetivo de determinar qué es el ES en el contexto mexicano:
1. La solución que se ofrece o el proceso que se usa, ¿es innovador?
2. ¿El esfuerzo resulta en valor social / creación de riqueza para otros?
3. ¿La solución y el proceso son sostenibles para el emprendedor y para la comunidad, financiera y éticamente, y permiten un cambio en el statu quo?
4. ¿Se puede medir el resultado del valor social de modo que exista la posibilidad de replicar el modelo?
Otra manera de enmarcar estas preguntas puede ser con un listado visual similar a la que aporta Lumpkin, et al. (2013). ¿Qué antecedentes