La Tradición Constitucional de la Pontificia Universidad Católica de Chile. José Francisco García G.

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La Tradición Constitucional de la Pontificia Universidad Católica de Chile - José Francisco García G.

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la fuerza que les permite abrirse paso, de un ambiente intelectual, de un entorno que favorece su eficacia”.17

      Un segundo elemento dice relación con la inexistencia de un lenguaje neutral en el derecho constitucional; las afirmaciones realizadas respecto de conceptos como “Estado”, “constitución”, o “soberanía” se fundamentan en una particular idea de Estado, constitución o soberanía.18 En este sentido, para Loughlin, una tradición constitucional determinada “es simplemente una forma sofisticada de discurso político; las controversias en su interior son simplemente extensiones de las disputas políticas”.19 Así, solo podemos entender lo que está diciendo un autor “si entendemos la tradición política desde la que escribe”.20 Con todo, para Murkens la presencia del elemento político en el contexto de una tradición jurídica merece ser refinada. Sostener que el derecho puede ser reducido a la política, que el derecho es hacer política por otros medios, o que el derecho no es más que una máscara del poder político, es ir demasiado lejos: “No se hace cargo del fundamento formalista del derecho como una disciplina coherente y autorreflexiva, una plataforma de estabilidad… Ello permite la presencia de la ideología en el derecho sin convertir a este en política”.21

      Además, la existencia de un conjunto de conceptos no neutrales que dan coherencia interna a una tradición, y la distinguen de otra, es también relevante, a juicio de Devine. Porque cuando existen desacuerdos en torno a elementos periféricos de una tradición entre estudiosos adherentes (y competentes) de la misma, buscarán resolver las diferencias apelando a sus componentes esenciales. Ello permite, además, que la tradición evolucione. Por el contrario, cuando las divergencias se extienden a conceptos esenciales, o en la búsqueda de soluciones se consideran como esenciales diversos componentes, aumentan las probabilidades de un cisma y la división en dos o más subtradiciones.22 Por lo demás, todas las tradiciones tienen sus cánones de ortodoxia y debates internos en torno a quienes están más cerca o lejos del núcleo.23

      Un tercer y último componente dice relación con la existencia de formas, instancias y mecanismos a través de los cuales se transmite, retroalimenta y reflexiona una determinada tradición, permitiendo su evolución. Merryman sostendrá que en países como el nuestro, bajo una versión fuerte de la tradición (o familia legal) continental formalista, el rol decisivo del académico o del jurista en la cultura jurídica, la centralidad de la relación profesor-alumno y también profesor-ayudante, y la importancia de los manuales y tratados en la enseñanza (también su impacto en legisladores y jueces), son todos elementos que contribuyen a facilitar la cristalización de una determinada tradición y la expansión de una determinada escuela de pensamiento.24 Loughlin se pronuncia en sentido similar.25 No se puede obviar que ambos lo hacen desde una posición más bien crítica a una dinámica que puede volverse autoritaria.26 Antes hemos visto que para MacIntyre la figura del aprendiz, ayudante o alumno es un elemento central de una tradición como escuela de pensamiento.

      Así, los componentes esenciales de una tradición constitucional son los siguientes: un contexto histórico, político e intelectual contingente que marca sus orígenes y determina su evolución; un conjunto de valores jurídicos y políticos relevantes al constitucionalismo, con altos grados de consistencia interna y externamente diferentes de otras tradiciones; y la existencia de formas, instancias y mecanismos a través de los cuales se transmite, retroalimenta y reflexiona una determinada tradición, permitiendo su evolución.

      En consecuencia, ambos lineamientos conceptuales, esto es, la idea de tradición intelectual como escuela de pensamiento en MacIntyre –especialmente pertinente por su rol en identificar la evolución de la tradición artistótelica-tomista, pieza central de la tradición intelectual católica– y los componentes que destacados publicistas y juristas han considerado relevantes para aproximarse a la idea de tradición constitucional, informan nuestra base o equipamiento conceptual a la hora de examinar la tradición constitucional de la Universidad Católica y su evolución.

      METODOLOGÍA, ESTRUCTURA Y CONTENIDOS

      En el primer volumen he identificado esta investigación como una de historia de las ideas constitucionales más que una sobre dogmática constitucional o de investigación historiográfica. Para contextualizar dichas ideas constitucionales, he tomado en consideración elementos biográficos relevantes de los constitucionalistas examinados, incluyendo sus principales aportes intelectuales en el debate público contingente. Examinando sus ideas constitucionales y la manera en que ellas influyeron en sus respectivos contextos, persigo identificar una unidad narrativa entre los autores analizados, en tanto todos pertenecen a una tradición constitucional que evoluciona. De esta forma, los autores son parte de una cadena, y el criterio para seleccionar a los mismos es, entonces, relevante.

      Este segundo volumen, se detiene en la obra de los profesores Enrique Evans, Jaime Guzmán, Alejandro Silva Bascuñán (segunda parte), José Luis Cea y Marisol Peña. En términos cronológicos, examinaremos la evolución de esta tradición desde 1967 hasta 2019. Hemos anticipado en el volumen anterior que la delimitación cronológica que he realizado encuentra sólidos fundamentos. Así, el Tratado del profesor Silva Bascuñán de 1963 y su obra intelectual cosechan sus frutos. Su figura comienza a ser relevante en la sofisticación de esta tradición, pero a la vez en la reorientación del constitucionalismo chileno. 1967 será a su vez decisivo para la Universidad Católica, como también para su Facultad de Derecho, producto de la reforma universitaria. Irá acompañado de una profunda reflexión respecto del sistema y enseñanza legal. Ello tendrá como protagonista no solo al profesor Silva Bascuñán, sino al profesor Evans y a los jóvenes profesores José Luis Cea y Jaime Guzmán. También son años relevantes, de definiciones, reflexiones críticas, controversias, para la tradición intelectual católica, tras el Concilio Vaticano II.

      Con el objeto de entender la influencia de estos autores, he realizado algunas entrevistas a los profesores José Luis Cea y Marisol Peña, Patricio Zapata, Pía Silva, Eduardo Soto-Kloss, Eugenio Evans, Javier Couso, Jorge Correa, Catalina Salem, Arturo Fermandois, Miguel Ángel Fernández y Rodrigo Álvarez, quienes han sido protagonistas o testigos directos de ella. Para estos efectos, adapté un modelo de entrevista semiestructurada, que proporciona un razonable marco de flexibilidad para acometer esta misión.27

      Cada uno de los constitucionalistas de la Universidad Católica estudiados en este segundo volumen tiene un capítulo propio. En cada uno de estos capítulos se ha seguido la misma estructura, compuesta de siete secciones. Primero, proporciono elementos biográficos básicos del profesor o profesora, y luego examino el contexto político-intelectual del mismo. Posteriormente, profundizo en la dimensión docente de los autores seleccionados, analizando, por ejemplo, sus ideas de Universidad y de profesor universitario, aspectos relevantes de su carrera académica asociados a la relación maestro-discípulo al interior de la tradición, y testimonios de exalumnos, ayudantes y colegas respecto de su legado. Esta dimensión es importante, ya que los autores seleccionados no solo fueron influyentes en la tradición constitucional chilena en términos generales, sino que ellos también formaron una elite intelectual que es parte de la tradición constitucional de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica. Los alumnos y ayudantes de los autores son sus mejores embajadores, dando cuenta del proceso de recepción, transmisión y retroalimentación de la tradición. También se identifican sus influencias intelectuales en temas específicos. Enseguida, exploro los trabajos académicos más relevantes y representativos de los autores seleccionados, identificando sus principales aportes en las materias más fundamentales del constitucionalismo, ya referidas. A continuación, se examinan aquellas instituciones y derechos que son propios de la tradición constitucional. Luego, evalúo el aporte del profesor examinado a la tradición constitucional de la Universidad. Finalmente, examino alguno de los hitos relevantes en la evolución y maduración de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica, tanto en lo institucional como en el plano de las ideas, en los tiempos del constitucionalista analizado. Asimismo, desarrollo algunos temas específicos del ambiente intelectual de ese periodo, analizando principalmente los temas tratados en las Jornadas Chilenas de Derecho Público, la evolución de las principales revistas de derecho con

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