Expectativas y espejos. Alejandro Trapé
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Y discutir sus causas. Y tal vez, pensar en sus soluciones.
1 Gerchunoff, P y Llach, L. El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un siglo de políticas económicas argentinas, Emecé editores, 2da. Edición, 2010.
2 Zarazaga, R., La pobreza de un país rico. Dilemas de los proyectos de Nacion, de Mitre a Perón, Fundación OSDE, Siglo XXI Editores, 2004.
3 Mora y Araujo, M., La Argentina bipolar. Los vaivenes de la opinión pública (1983-2011), Editorial Sudamericana, 2011.
Objetivos del libro
Existe en los argentinos la sensación innegable de que en los últimos cien años en materia económica “algo se ha perdido en el camino” y que el país no es lo que podría haber sido. De que se han perdido oportunidades y no hemos avanzado a la velocidad que nuestros recursos humanos y naturales lo permitirían.
Sin embargo, durante los festejos del Bicentenario de la Independencia en Argentina pudimos escuchar a algunos funcionarios afirmar que en 2010 “estamos mejor que en 1910” y de esta manera concluir, sorpresivamente, que el balance de la centuria ha sido muy positivo para el país y que por ello debemos darnos por satisfechos y mirar el futuro con esperanza.
Seguramente para hacer este tipo de afirmaciones, los dirigentes de ese momento estarían observando estadísticas como las que se presentan en el Gráfico 1-a, que muestra que en los últimos casi 120 años el Producto Bruto Interno4 (PBI) calculado en términos reales, es decir corregido por la inflación para que ésta no lo distorsione, se ha multiplicado casi por 405. Esto significa que según el Gráfico 1-a, los argentinos en conjunto teníamos en 2018 un ingreso casi 40 veces mayor al de 1900, en pesos con igual poder de compra.
Gráfico 1-a
Argentina - Producto bruto Interno
Índice de PBI en valores constantes, 1900=100
Este Gráfico muestra la evolución del Producto Bruto Interno de Argentina en valores constantes, desde 1900 hasta 2019. Se observa que el mismo se ha multiplicado por 40 en el lapso considerado.
Fuente: Ferreres, Orlando “Dos siglos de Economía Argentina” y Ministerio de Economía de la Nación.
Sin embargo, es posible observar con claridad que en ese lapso considerado, el indicador de PBI ha mostrado algunas épocas de crecimiento sostenido, otras de estancamiento y también algunas de declinación. Estas épocas se han ido alternado en forma irregular y sin ninguna pauta discernible a priori, sin que existan períodos de crecimiento de más de diez años que no hayan sido interrumpidos por alguna crisis recesiva o por lo menos una marcada desaceleración. Los argentinos hemos llegado a pensar que tales interrupciones son normales y a esperarlas como una situación inevitable. No es extraño escuchar que se afirma que “es normal que cada diez años venga una crisis”, incluso prepararse de antemano para ello.
Sin embargo, el análisis es más preciso si se lo realiza utilizando el PBI promedio por persona en cada año, es decir el Producto bruto interno “per cápita” o “por habitante”. De tal forma la serie queda depurada del crecimiento poblacional y además es apta para ser comparada con otros países de mayor o menor población.
Gráfico 1-b
Argentina - Producto bruto Interno por habitante
Índice de PBI en valores constantes, 1900=100
Este Gráfico muestra la evolución del Producto Bruto Interno por habitante de Argentina en valores constantes, desde 1900 hasta 2019. Se observa que el mismo se ha multiplicado por cinco en el lapso considerado.
Fuente: Ferreres, Orlando “Dos siglos de Economía Argentina” y Ministerio de Economía de la Nación.
También este Gráfico nos provoca a priori cierta satisfacción: se observa que el producto bruto por cada argentino creció entre ambas puntas de 100 a 467. Sin embargo puede advertirse que también lo hizo con marcada oscilaciones y variaciones en su ritmo de crecimiento, alternado también con etapas prolongadas de estancamiento y caída.
Ante esta primera evidencia, la pregunta que surge de inmediato es: ¿este resultado ha sido cuantioso, ha sido el adecuado o ha resultado escaso?
Y las que surgen a continuación son: ¿podríamos haber crecido más en este lapso de tiempo? ¿Cuánto más? Sin embargo, los Gráficos 1-a y 1-b presentan pocos elementos para responderlas.
Si bien estas preguntas implican un análisis contra fáctico (¿qué hubiera sucedido si…?) que siempre resulta difícil de realizar y luego de justificar, algunas conclusiones “a trazo grueso” pueden obtenerse de la simple observación de ambos Gráficos. Son conclusiones de carácter muy preliminar que luego deben ser evaluadas con mayor grado de detalle y análisis (tal como se hará en los capítulos que siguen), pero aun así sirven para obtener una primera aproximación y una visión general del problema.
En primer lugar, considerando además el Gráfico 2, que muestra la tasa de crecimiento del PBI (real)6 puede observarse con mayor claridad no solamente la marcada volatilidad de la serie analizada, sino también que existen “bolsones de estancamiento” que con seguridad deben haber conspirado contra el proceso de crecimiento a largo plazo, al interrumpirlo con tanta asiduidad, generar incertidumbre para la toma de decisiones y producir la descapitalización de los sectores productivos y destrucción/precarización de empleos en el mercado laboral. Detenerse y volver a arrancar no es lo mismo para los sectores productivos que mantener una velocidad relativamente constante.
Gráfico 2
Argentina - Producto bruto Interno
Tasa de crecimiento anual del PBI a valores constantes
Este Gráfico muestra la tasa de crecimiento del Producto Bruto Interno de Argentina en valores constantes, desde 1900 hasta 2019. Se observa el alto grado de volatilidad.
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Ferreres Orlando “Dos siglos de Economía Argentina” y Ministerio de Economía de la Nación.
En segundo lugar es posible observar también que aún en los períodos de crecimiento continuo más prolongados las tasas no pueden sostenerse en niveles estables y que estos períodos no se extienden nunca por más de diez años, apareciendo al cabo de ese lapso (o de lapsos menores) tasas de crecimiento negativas que interrumpen la dinámica. Este proceso de crecimiento irregular e interrumpido con tanta frecuencia da una clara señal de debilidad y permite tener un elemento de juicio para explicar su escasa significación al cabo de los años.
Sin embargo, estas apreciaciones son aún preliminares porque con el simple análisis que se muestra en ambos gráficos, las preguntas formuladas antes quedan aún sin respuesta. Por eso, una evaluación