Expectativas y espejos. Alejandro Trapé
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El análisis correcto de este proceso de crecimiento y su aparente debilidad es más complejo y por ello menos escueto. Necesita más información y un mayor grado de detalle y desarrollo. Cuando se observa la situación económica de un país a fin de evaluar si ha mejorado o ha empeorado en materia económica, lo correcto es analizar lo que se consiguió en el período de estudio en comparación con lo que se pudo haber conseguido razonablemente, dados los recursos disponibles. Lo que efectivamente se ha obtenido frente a lo que potencialmente pudo haberse obtenido. Si se consiguió eso o más el desempeño podrá entonces juzgarse como bueno; pero si se consiguió menos, deberá juzgarse como regular o malo, aun cuando efectivamente se haya conseguido algo.
Debe tenerse presente también que en 1910, ciento diez años atrás, Argentina se encontraba en pleno auge del “modelo agro-exportador” y experimentando un importante crecimiento de su economía. No conocía la inflación y estaba integrada al mundo asumiendo un rol muy claro de proveedor de productos primarios a los países europeos (en particular Inglaterra) y recibiendo un importante flujo migratorio y de capitales del exterior. Se encontraba bajo la conducción política de la “generación del 80” y a pesar de su notable desarrollo económico enfrentaba una deuda histórica muy importante en materia democrática: el voto no era universal y las elecciones estaban teñidas de fraude, situación que habría de corregirse poco tiempo después con la Ley Sáenz Peña. Tenía en esa época un valor de su PBIph comparable a las principales potencias mundiales y muy por encima de sus vecinos latinoamericanos. Pero en materia de igualdad de derechos políticos no era muy diferente de estos últimos.
Sin embargo, los desaciertos por acción u omisión cometidos de allí en adelante, los movimientos pendulares entre “modelos económicos” diferentes y hasta opuestos, las luchas políticas, la falta de instituciones fuertes y consolidadas, la democracia asediada y degradada, el virtual desconocimiento de las restricciones que la economía impone al voluntarismo de política económica, la moneda desvirtuada y la politización de la economía, hicieron que la economía nacional siguiera un camino diferente al de los demás países, no sólo de los desarrollados sino también de otros países que en su momento eran similares y de sus vecinos latinoamericanos.
A fin de analizar esta problemática y conocer el verdadero grado de progreso económico del país, este libro se plantea tres objetivos: el primero es relativamente sencillo de conseguir, el segundo algo más complicado y el tercero decididamente complejo y sujeto a más de una polémica. Se pretende mostrar cómo Argentina se atrasó en términos económicos respecto del resto del mundo en los últimos ciento veinte años (¿cuánto?), determinar en qué momento se produjeron los quiebres (¿cuándo?), quién tuvo la culpa de ese atraso (¿quién?) y finalmente ensayar una explicación razonable y despolitizada para esos resultados (¿por qué?).
El primer objetivo, desarrollado en el capítulo 1 es más sencillo porque lamentablemente los números son muy reveladores al respecto por donde se los mire, hay poco que agregar e interpretar ante la cruda evidencia. Las conclusiones de este primer punto difícilmente pueden tergiversarse o disfrazarse utilizando justificaciones o matices, ya que resultan claras y unívocas, dejando poco espacio para la opinión o el relato.
El segundo objetivo, desarrollado en los capítulos 2 y 3, ya no es tan simple porque identificar momentos de deterioro y repartir culpas en forma definitiva y tajante nunca lo es. En particular así ocurre en un enfoque dinámico en el cual tanto los aciertos como los errores propios y ajenos se influyen mutuamente y a menudo no pueden desglosarse, segmentarse y asignarse a un año o a un gobierno específico. Resulta imposible en cada período de gobierno hacer “borrón y cuenta nueva” pues las herencias culturales y económicas recibidas, los espacios de política económica heredados y las inercias en las variables que se reciben suelen condicionar seriamente los resultados que puedan obtener.
Finalmente el tercer objetivo, desarrollado en el capítulo 4 es mucho más complicado porque un atraso tan marcado no responde seguramente a una única causa sino a un conjunto de elementos. Hacer el “inventario” ya es un desafío importante, donde debe aceptarse que cada factor tiene un peso diferente, aunque no pueda determinarse con precisión cuál. En este último aspecto habrá opiniones divergentes no solamente respecto de los elementos incluidos sino también acerca de cuáles pesan más o pesan menos en cada momento.
De tal forma, la presentación de los números tendrá un carácter más objetivo y menos discutible, la de las culpas estará seguramente sujeta a una mayor diversidad de opiniones y puntos de vista y la interpretación de las causas del atraso será pura y exclusivamente opinión del autor, que podrá compartirse o no.
Es necesario aclarar desde el comienzo que este libro no tiene la finalidad de ser una mera demostración del atraso relativo en números, ni tampoco focalizarse en los culpables. Pretende ser un aporte constructivo y en tal sentido, si bien en su extensión los dos primeros aspectos tratados tienen un mayor peso, se espera que sea el tercero el que tenga una mayor consideración del lector, en el sentido de que constituya un disparador del debate acerca de las causas del retroceso.
Sólo la identificación de éstas y un acuerdo sobre su entidad e importancia podrá llevarnos a los argentinos a iniciar el camino de la reversión de la tendencia que viene ocurriendo hace cien años según se mostrará a continuación. Minimizarlas o soslayarlas nos dificultará o impedirá el avance, como ya lo ha hecho durante tanto tiempo.
4 En adelante el Producto Bruto Interno (PBI o PIB) hace referencia al valor del total de bienes y servicios finales producidos en un país en un año determinado.
5 Se utilizarán aquí como una aproximación al desempeño económico del país las variables Producto bruto interno (PBI) y Producto bruto interno por habitante (PBIph). Si bien estas son sólo dos de las numerosas variables que pueden utilizarse para medir tal situación, son muy relevantes para hacerlo y existe amplia y homogénea disponibilidad para el período considerado y los países incluidos en el análisis. Al final se hará referencia también a otras variables a fin de completar el cuadro de situación.
6 El Gráfico 2 se ha construido con los mismos datos del Gráfico 1-a, calculando para cada año la tasa de cambio porcentual anual en el indicador PBI real.
Capítulo 1
La evidencia del atraso
Cuánto se ha atrasado Argentina en términos económicos respecto de otros países
Argentina se ha atrasado significativamente en materia económica respecto del resto del mundo en los últimos 119 años.
La evidencia empírica es concluyente y muestra que este atraso es un hecho que no puede ser discutido, ni matizado, ni minimizado. No hay forma de esconderlo ni disfrazarlo. Es tan notable y profundo a lo largo del tiempo