Escultura Barroca española. Nuevas lecturas desde los Siglos de Oro a la sociedad del conocimiento. Antonio Rafael Fernández Paradas
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4.EL SIGLO XVIII: RETABLÍSTICA Y PESEBRISMO
5.BREVES APUNTES SOBRE MENORCA E IBIZA
12 El barroco insular y norteafricano: Canarias, Ceuta y Melilla
1.RASGOS Y CONDICIONANTES DE LA ESCULTURA EXTRA PENINSULAR
2.LA ESCULTURA BARROCA DE CANARIAS
3.LA ESCULTURA BARROCA DE CEUTA. PATRIMONIO DISPERSO
4.LA ESCULTURA BARROCA DE MELILLA
Dedicatoria/agradecimientos
Darle vida a un libro como este, créanme, es algo realmente complicado y agotador. Llega un momento en el que no valen las buenas intenciones, se necesita algo más, paciencia, mucha paciencia.
Es de justicia comenzar esta dedicatoria/agradecimientos por darle las gracias a mi editor, Antonio García Gutiérrez, y en su nombre a la editorial ExLibric, pues no solo no nos ha tomado por unos locos, que según la naturaleza y tamaño del libro es para estarlo, sino que ha hecho suyo el proyecto hasta sacarlo adelante. Gracias a él, este libro es una realidad.
Quiero dedicarles también unas palabras a todos aquellos que nunca creyeron en este proyecto, y a los que nos pusieron zancadillas y piedras por el camino. Las hemos sorteado todas, y además nos hemos hecho fuertes.
Son muchos los que piensan que el trabajo intelectual no es trabajo, y que las horas que se pasan investigando y escribiendo en un ordenador son horas muertas. De esos que piensan así tenemos alguno cerca… Hacer este libro también es una forma de ganarnos la vida. Somos investigadores, escritores, científicos, etc., y esta es nuestra manera de vivir, y además somos barroco´s in love.
Los libros existen porque los escriben personas. En el nuestro, una treintena de autores nos han prestado su tiempo para hacer que esto fueran verdaderas páginas escritas, y no retales de sueños. A todos ellos, gracias.
A Mari Ángeles Guerrero Fernández, por recordarme algunas cosas que realmente son importantes en la vida… Gracias.
A los niños de La Hornacina, que este año me dieron uno de los privilegios más importantes de mi vida, con el que tanto había soñado y, sin saberlo, han contribuido a que me haga grande. Gracias.
A Pepi Leiva, que cree en mí, y en mi supervivencia en estos lares, y además lo hace ciegamente, desde el convencimiento. Gracias.
A Pedro, que es el mejor amigo que un investigador puede tener. Gracias.
A Ana Sonia, que sigue creyendo en mí. Gracias.
A Royan, Juanje y Raúl, con los que comparto muchas cosas y me regalan cafés y procesiones. Gracias.
A Juan Antonio Sánchez López. Me he hecho grande, y todavía sigo soñando con ser el tipo de investigador que es él. Gracias.
A Alberto Ortiz Carmona, a ti simplemente gracias, gracias por estar.
A Juande, que me hizo ser mejor persona.
Antonio F. Paradas
En Málaga/Antequera, a 5 de mayo de 2016
Prólogo
Mucho ha llovido en la Historia del Arte español desde que, en 1983, el profesor Juan José Martín González publicase Escultura barroca en España. Desde su aparición, y sin menoscabo de su indudable mérito, esta obra vino a ser el manual de referencia y, prácticamente, el libro de cabecera para cuantos estudiantes y personas interesadas en el tema han querido acercarse a una visión generalista de uno de los más importantes capítulos en la intensa trayectoria histórica de este país. Además de apostar por una inteligente estructura basada en los variopintos núcleos territoriales que abastecieron de obra escultórica a la no menos heterogénea clientela del momento, aquel libro ofrecía una incipiente perspectiva panorámica en torno a aspectos colaterales, no menos interesantes que el estudio artístico-productivo, como la dimensión social del artista, las técnicas y materiales o las tipologías y géneros escultóricos, entre otros.
Si en más de una ocasión la cultura del Barroco y sus manifestaciones visibles son susceptibles de compararse a un prisma con versátiles e insólitas caras, la escultura española de los Siglos de Oro encarna, como pocas, esa metáfora de la piedra preciosa proclive a las iridiscencias caleidoscópicas capaces de convertir lo único en múltiple y lo múltiple en único. De hecho —y a raíz de la positiva evolución que los planteamientos historiográficos en torno al tema han experimentado a lo largo de los últimos años—, a nadie escapa que además de situarnos ante un fenómeno estrictamente artístico, estético e iconográfico, un análisis de la escultura barroca española que pretenda ser exhaustivo y verdaderamente científico nunca podrá serlo sin tener en cuenta un mosaico de posibilidades heurísticas, metodológicas y analíticas que suponen otros tantos enfoques ligados a la vertiente histórica, social, literaria, sociológica, antropológica o religiosa que, por lo demás, rebasan los propios límites cronológicos impuestos por el concepto histórico de barroco.
En última instancia, todos ellos y muchos más serán responsables de la aludida visión poliédrica exigida por la escultura que protagoniza los argumentos del presente libro. Una obra que, por lo demás, nace con una dimensión totalizadora sin precedentes, ya sea por recoger en sus páginas cuantos focos productivos, artistas, iconografías e incidencias jalonaron la trayectoria secular de la escultura española a lo largo de los Siglos de Oro, como de las renovadas —a veces insólitas— miradas que sus páginas proyectan hacia la cultura moderna a través de apasionantes aproximaciones al mercado del arte, la conservación-restauración, el desarrollo y multiplicación de los autómatas, la propia escenografía barroca, la dimensión social del artista, la iconografía, las redes sociales, la gestión patrimonial, la cuestión de género, las potencialidades didácticas o, incluso, los reflejos identitarios.
En su aplicación concreta al ámbito de este género de creaciones y su secular trayectoria en España, la asunción de esta premisa nos insta a considerar a lo largo de las líneas que prosiguen no solo la construcción de un discurso crítico en torno a las aportaciones historiográficas sobre el tema, sino el establecimiento de un discurso integrador que, con visión totalizadora, aúna a lo anterior cuantos referentes específicos vienen, asimismo, sugeridos desde la más